Rufus T. Firefly: “No han dejado de pasarnos cosas increíbles con este disco”

Que su nombre no despiste, aunque eligieran un personaje de los hermanos Marx, ni las canciones de Rufus T. Firefly rebosan humor ni su disco “Nueve” es un álbum para tomarse a risa, pese a los éxitos cosechados y haber sido considerado uno de los mejores del último año por la crítica.

“No han dejado de pasarnos cosas increíbles con él”, reconoce Víctor Cabezuelo, vocalista y guitarra de esta banda madrileña que mañana cerrarán en Madrid “un año utópico” en el que triunfaron en el Festival Sonorama de Aranda de Duero (Burgos) y en el que telonearon a Vetusta Morla.

Pese a las obvias diferencias de estilo entre ambas bandas, afirman que sus paisanos “son un ejemplo para lo que tienen que hacer los grupos que no tienen un gran sello detrás”.

Sabe de lo que habla. Con “Nueve” preparado, no encontraban sello por más correos y llamadas que realizaron, así que apostaron por sí mismos y sacaron el dinero de debajo de las piedras. “Hemos tenido mucha suerte de que saliera bien. Ha sido una cuestión de cabezonería”, afirma Cabezuelo.

Ha sido después, vista la creciente repercusión obtenida con su cuarto álbum de estudio, cuando han llegado ofertas de discográficas para este grupo que completan Carlos Campos (guitarra), Julia Martín-Maestro (batería), Sara Oliveira (bajo) y Alberto Rey (teclados).

“Nos hacen mucha gracia esas ofertas. Me daban ganas de devolverles los mails sin respuesta que les hemos enviado durante todos estos años. Las discográficas no te ofrecen nada increíble, solo llevarse un porcentaje de lo que estás ganando”, protesta.

Aunque la música sigue sin ser un medio de vida suficiente (Cabezuelo, por ejemplo, es óptico y compagina ambas actividades), el grupo se conforma con seguir tocando y publicando sus canciones.

“Tocar para nosotros es una forma de evadirnos de lo que vemos días tras días en la calle y en los medios, de pensar que hay un camino diferente en el que prima el amor”, asegura.

Llevan su “pensamiento friki” hasta la composición y así la mayoría de sus canciones son el resultado de un proceso “más topográfico que panorámico”, en el que se acumulan estratos “hasta llenarlas”.

Defensores de la libertad creativa que permite realizar temas de 6 minutos si estos lo requieren, entre sus referentes musicales se cuentan los españoles Standstill, Nirvana y The Smashing Pumpkins, de los que también admiran “esa luz” al fondo de las letras.

“Nos tachan de pesimistas por mi manera un poco lánguida de cantar y porque a veces metemos textos muy crudos, pero no lo somos. Cuando por ejemplo hablamos de 'incendios suicidas', nos referimos a lo contrario, a romper con la vida que tenemos y a buscar otro camino para llegar a sitios de una manera más libre y honesta”, cuenta Cabezuelo.

En este punto se entiende la conexión entre su música y el personaje interpretado por Groucho Marx del que tomaron prestado su nombre.

“Nos encanta la visión que tenían de la vida, cómo se reían de las tragedias de la forma más amable y a la vez más eficaz. Aunque parezca que no pega nada con la música que hacemos, tenemos una visión muy social y tocamos muchos temas que ellos planteaban a su manera”, explica.

Para ellos, “la música es el arte que unifica a todas las demás”, por eso todo es susceptible de convertirse en motivo de inspiración, desde la protagonista de la novela “Tokyo Blues” de Haruki Murakami (“Midori”) al personaje Winston Smith, de “1984” de George Orwell.

Mañana pondrán el punto final a su actual gira en la Sala Ocho y Medio de Madrid, en compañía de “algún invitado”. Después, sus planes pasan por parar un poco para componer nuevo disco y reafirmar todo lo que se está diciendo de ellos. Nos vemos capaces de hacerlo“, dice el cantante.