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Sitges 15. El amor viscoso de Gaspar Noé

Love 3D, el porno sentimental de Gaspar Noé

Marc Muñoz

Sorprende el poco atino con el que los programadores han diseñado las parrillas de la programación durante el primer fin de semana y un festivo como el de ayer. Tanto domingo como ayer lunes, el festival quedó desnutrido de grandes alicientes que invitaran a acercarse por las sedes del evento. Algo que no parece importar demasiado a un público fiel, que en ocasiones se aventura sin conocer demasiado bien las especificaciones del menú. Así ayer, la gran mayoría de las sesiones, especialmente las emplazadas en el Auditori, presentaron una entrada envidiable pese a la ausencia de grandes nombres.

Rick Baker, maestro del maquillaje de efectos especiales con 7 Oscar en su baño, fue el protagonista absoluto del día al recibir el Premio La màquina del temps por el conjunto de su carrera e impartir una masterclass entre los asistentes.

Un enfoque distinto para el cine zombi

El debut en la dirección de Henry Hobson se salda con un film zombi que se aleja de las convenciones del género para perpetrar un drama familiar enfocado en la relación entre un padre y una hija convirtiéndose en zombie. El realizador británico rehuye de las habituales escenas de acción y de terror de la película zombi en contexto apocalíptico para en su lugar abrazar la tragedia que emana de una familia condenada al destino irreversible de una hija infectada. Interesante cambio de enfoque que recoge frutos estimulantes en buena parte del metraje, presentando además a un Arnold Schwarzenegger en una faceta dramática poco frecuente. Una encomiable carta de presentación.

Mapa en 3D del amor y la libido

El pirómano Gaspar Noé aterriza en Sitges con la no tan incendiaria Love 3D. El enfant terrible cartografía las explosiones sentimentales ligadas a los diferentes estadios de una intensa relación amorosa que mantienen dos jóvenes en el París del presente. Un avance no cronológico para explicar cómo la pasión y el amor más indestructibles pueden dar paso al celo, al tormento, al odio, en definitiva las distintas consecuencias del deseo y el aprecio bajo un montaje no lineal. Noé utiliza el 3D para penetrar en los recovecos más íntimos de esta pareja cuya pasión se resuelve en las abundantes escenas (porno) de cama. Una libido desenfrenada que salpica la pantalla, y que se justifica como el motor que mueve la relación entre los dos jóvenes y que la solidifica en muchas de sus fases.

Pese a que la película es caprichosa y se excede en su componente autorreferencial, así como injustifica, prácticamente, el uso del 3D, tiene numerosos atributos que le sirven a su director en su intento por radiografiar los sentimientos humanos -deseo, pasión, celos, odio- que amaga una relación de amor explosiva. Un filme algo excesivo -tanto de metraje como por forma-, pomposo, pero cargado de numerosos aciertos que la exigente crítica de Cannes no quiso distinguir, pero que en Sitges parece haber sido acogida con mayor agrado.

El ángel caído

Lo último de Michael Winterbottom confirma las horas bajas por las que atraviesa el autor de Wonderland. Algo doliente para el cinéfilo, quien pocos años atrás disfrutaba de la prolífica producción del británico, la cual, a día de hoy, parece circular por una vía muerta. Así lo constata este último intento, un Face of an Angel inspirada en el caso real de asesinato de la estudiante Meredith Kercher, a través del cual construye una clase de thriller alrededor de un director de cine que viaja a Italia como inspiración para una película sobre el famoso asesinato que pretende rodar. Una inspiración que no le llega al director real, el de 24 hour party people, dando bandazos entre géneros, incapaz de encontrar un tono, ni de captar la atención del espectador con la historia dispuesta, y aún más grave, poniendo en calzador cierta pátina de “alta cultura” o ese intento por poner una capa metareferencial -el personaje de Daniel Brühl como alter ego de Michael Winterbottom- con la que cubrir los agujeros de su propuesta.     

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