Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Noticia de agencia

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Esta información es un teletipo de la Agencia EFE y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.

Tete Montoliu, a través de sus objetos personales en una muestra en Barcelona

Tete Montoliu, a través de sus objetos personales en una muestra en Barcelona

EFE

Barcelona —

0

El esmoquin que usó en su último concierto en el Palau de la Música, el piano que tenía en su casa y las carátulas de sus 112 discos son algunos de los 200 objetos que componen la exposición permanente “El racó d'en Tete Montoliu”, con que la ONCE homenajea al músico más grande del jazz español.

La muestra, que se inaugura hoy, día en que cumpliría 84 años, en el vestíbulo del Auditorio del edificio ONCE de Catalunya, propone un recorrido por la trayectoria de Montoliu, aunque, como señala en una entrevista con Efe su viuda, Montse García-Albea, “después de 50 años de jazz sin parar es muy difícil hacer un resumen”.

Este día se conmemora también el 20º aniversario del último concierto de Montoliu en Barcelona, el concierto que dio en el Palau de la Música en marzo de 1997 y del que se presenta en esta exposición el esmoquin que el pianista usó en el que sería su recital de despedida del público barcelonés.

“Él sabía que estaba enfermo. Ese día el Palau era suyo, era la primera vez que tocaba él solo en ese escenario. Fue un concierto de dos horas sin interrupción, vibrante e intenso. Los médicos le recomendaron que no tocara, pero él quería hacerlo y nadie se atrevía a llevarle la contraria”, ha recordado García-Albea.

Montoliu, que era ciego de nacimiento, murió solo cinco meses después de aquel concierto, al que hizo frente tras siete sesiones de quimioterapia, debido a un cáncer de pulmón que le habían detectado en 1996.

Por eso, esa última noche en el Palau, como ha señalado su viuda, “no fue su testamento musical, pero él sabía que después de eso ya no habría más”.

La exposición con la que ahora se le rinde homenaje lleva por nombre el título de una de sus piezas, “T'estimo tant”, cuya partitura, escrita en el suelo de la sala, sigue el recorrido de la muestra hasta acabar en un piano de cola Yamaha, el que usaba Montoliu en su hogar.

Su viuda ha aclarado, no obstante, que “en casa Tete era completamente ajeno a la música, jamás tocaba, a menos que viniera algún amigo a casa a ensayar. Eso sí, pasaba tres horas diarias escuchando música. En eso era muy estricto”.

Los primeros objetos que se muestran son una colección de caricaturas y pinturas que retratan al pianista, entre las que destaca una caricatura del primer cuarteto en el que participó Montoliu: el cuarteto Be-Bop formado junto a Jerry Larrocha, Julio Ribera y Jordi Pérez Vallmajor.

Montoliu tenía apenas 19 años cuando empezó a tocar con el cuarteto Be-Bop, del que también se muestra un cartel de un concierto en 1952. “Una agrupación que fue una revolución en la época, porque el jazz entonces era muy minoritario, mucho más que ahora”, ha aclarado García-Albea.

El pianista catalán tuvo que enfrentarse a un ambiente en donde el jazz era un género musical poco explorado, pues, como ha explicado su viuda, “en la juventud de Tete, en España no había prácticamente nada de jazz. De hecho, él los primeros años tuvo que tocar música comercial para sobrevivir”.

Su éxito empezaría con un encuentro con el músico estadounidense Lionel Hampton, que, al finalizar un concierto en Barcelona en 1955, ofreció a Montoliu la oportunidad de acompañarle en el teclado y quedó tan impresionado por su talento que lo invitó a irse de gira con él, para después grabar el álbum “Jazz flamenco”.

A partir de ese primer éxito internacional, Tete grabaría más de un centenar de discos, “el 80 % en el extranjero. Pues, aunque en Cataluña se le quería mucho, fue en EE.UU., en Alemania, en Francia, en Holanda y en Japón donde tuvo un reconocimiento más amplio”, ha asegurado su viuda.

Esa fama internacional se ve plasmada también en la serie de carteles que se exponen, entre los que destaca un cartel de un concierto en Siria, donde Montoliu inauguró el Festival Euroárabe de Jazz.

“A Siria tuvimos que volver dos veces más por petición del público. Ahora ver las noticias y las imágenes de Alepo y Damasco destruidas me dan una gran tristeza, porque disfrutamos mucho ahí”, ha afirmado García-Albea.

La exposición cierra su recorrido con algunos de los múltiples premios que recibió Montoliu a lo largo de toda su carrera, como la Creu de Sant Jordi de la Generalitat, la Medalla de Oro del Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona y, “el más importante para Tete”, la Insignia de Oro y Brillantes del Fútbol Club Barcelona.

“Cuando Tete murió, llevaba puesta la insignia del Barça. Luego no sabes el lío que tuve que pasar para que me la devolvieran en la funeraria”, ha comentado, entre risas, la viuda del mítico pianista de jazz, a quien, a partir de hoy, la ONCE dedicará un espacio permanente de homenaje.

Etiquetas
stats