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“Tigres Voladores”, 75 años de un mito de la Historia

EFE

Pekín —

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Los “Tigres Voladores”, el cuerpo de pilotos voluntarios estadounidenses que combatió en China contra la invasión japonesa, cumplen esta semana 75 años como un auténtico mito de la Historia.

Llevados a la fama por la mística de las aventuras en Oriente, y una prensa y un cine empeñados en consagrar a héroes bélicos, los “Flying Tigers”, el sobrenombre que asumió el “Grupo de Voluntarios Estadounidenses” (American Volunteer Group, AVG), se convirtieron rápidamente en símbolo de la resistencia frente a Japón.

Inmortalizados en el cine por figuras como John Wayne o Fred Astaire, los “Tigres”, un grupo de aventureros y mercenarios, ascendieron rápidamente al imaginario popular gracias a la prensa y de Disney, autora del dibujo del tigre alado pintado en sus aviones.

“El AVG tenía muy buena prensa porque eran el único punto brillante en un período muy oscuro de nuestra Historia”, señala a Efe desde California Larry Jobe, presidente a la Asociación Histórica de los Tigres Voladores.

El grupo se gestó tras la invasión japonesa de 1937, cuando los modernos aviones nipones liquidaron rápidamente la pequeña y anticuada fuerza aérea china dentro de la fulgurante ofensiva de las tropas niponas.

El líder chino, Chiang Kai-shek, reclutó a precio de oro algunos asesores estadounidenses, encabezados por el comandante en la reserva Claire Louis Chennault, para formar nuevos pilotos.

Chennault, gran piloto y pionero en el desarrollo de tácticas de combate aéreo, formó a reclutas chinos y algún mercenario, pero en 1940 buscó un revulsivo y volvió a Washington junto con el cuñado de Chiang (T.V. Soong, un elegante graduado en Harvard).

Aunque EEUU era entonces neutral, el presidente Franklin Roosevelt, impresionado por las rápidas victorias nazis en Europa, quería hacer lo posible para frenar a Alemania y Japón.

Así, Washington autorizó un préstamo a China para comprar material bélico y sanitario (incluyendo aviones) y permitió a pilotos militares darse de baja y alistarse en la Fuerza Aérea China, que les pagaba el triple de su salario estadounidense más una prima por avión enemigo destruido.

Finalmente, Chennault y su organización reclutaron un centenar de pilotos y unos 250 técnicos, y lograron un centenar de cazas para intentar contrarrestar a los bombarderos japoneses que atacaban con impunidad las ciudades chinas.

El avión elegido fue el Curtiss P-40 “Tomahawk”, menos operativo que los ligeros cazas japoneses pero también más robusto y resistente al fuego enemigo.

Los fuselajes fueron decorados con un motivo que se hizo universal, aunque no era original: una boca de tiburón mostrando una fiera dentadura. Habían nacido los “Tigres Voladores”.

Tras varios meses de transporte y preparación, el 20 de diciembre de 1941 (con EEUU ya en la guerra tras el ataque japonés a Pearl Harbor), tuvo lugar su primer combate: los “Tigres” frenaron un bombardeo sobre la ciudad de Kunming (sur) derribando a tres de los doce aparatos atacantes.

Sin embargo, la guerra hizo que Washington los integrara en sus fuerzas regulares, lo que ocurrió el 4 de julio de 1942. “Los 'Tigres' han pasado a la Historia”, escribió Chennault, quien siguió a la cabeza, si bien varios rechazaron la disciplina militar y volvieron a la vida civil.

En ese período, los “Tigres” combatieron en China y Birmania y fueron casi el único freno a las fulgurantes ofensivas japonesas en el sureste de Asia . Recibieron crédito por derribar 296 aviones, aunque la cifra real sería de 114. Además, 22 de sus cien pilotos murieron o cayeron prisioneros.

Este contingente “cubrió el vacío de la Fuerza Aérea china”, explica a Efe Xu Haiyun, catedrático de Historia de la Universidad Renmin, de Pekín, quien resalta el impulso a la moral que dieron a las fuerzas chinas.

La China comunista minimizó el papel de los nacionalistas de Chiang Kai-shek en la guerra contra Japón, aunque recientemente lo ha valorado y con ello ha resurgido el interés chino por los “Tigres”, recuerda Xu. Por ejemplo, en marzo pasado se inauguró un museo en su memoria en Guilin (sur).

Aunque el sobrenombre se siguió usando en la nueva “China Air Task Force” hasta el final del conflicto en 1945, los pioneros del grupo mantuvieron que ellos fueron los auténticos “Tigres”, legendarios también por sus chaquetas de vuelo, aún hoy de moda.

El investigador y autor Daniel Ford resalta en su libro “Flying Tigers” (2007) el carácter aventurero de este contingente, a veces con casos de indisciplina, saqueo y contrabando.

Uno de los pilotos fue Albert “Ajax” Baumler, mercenario de la República en la Guerra Civil española, y el primer estadounidense en derribar aparatos de las tres potencias del Eje.

Aún sobreviven tres “Tigres” originales y bastantes de los “sucesores”, según Jobe, quien acompañó a algunos de ellos, invitados por China a los festejos de 2015 por el 70 aniversario de la derrota de Japón.

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