Villaronga: “Todavía quedan muchas cosas por decir de la Guerra Civil”

El realizador Agustí Villaronga se ha mostrado hoy convencido de que todavía “quedan muchas cosas por decir de la Guerra Civil”, cuyo trasfondo es el que condiciona la vida de los personajes de su película “Incierta Gloria”, que rueda desde hace unos días en áridos paisajes de la provincia de Huesca.

Villaronga, durante una pausa del rodaje, admite, en declaraciones a los medios, estar fascinado por el principal escenario elegido, un antiguo monasterio localizado en el corazón de la comarca oscense de Los Monegros, que le ha proporcionado no sólo la ambientación sino el clima necesario para la historia.

Las amplias galerías, estancias, buhardillas y corredores de la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes han ofrecido a Villaronga un espacio detenido en el tiempo que ha facilitado a los actores el trabajo de meterse en el fondo del corazón de los personajes creados a mitad del siglo pasado por el novelista Joan Sales.

Los jóvenes actores Marçel Borràs, Oriol Pla y Bruna Cusí forman un triángulo marcado por la pasión y la traición, en un escenario rural ubicado en el Frente de Aragón, en el que el trasfondo de la Guerra Civil condiciona el destino de los personajes.

Junto a éstos, la actriz Núria Prims encarna a una mujer dura y de emociones fuertes que consigue convertirse de forma fraudulenta en la señora de la comarca.

La Guerra Civil y sus consecuencias es un tema recurrente en la obra del realizador, para quien “aún quedan muchas cosas por decir” de la contienda.

Por esta razón, insiste en que “nunca está de más” hablar de una guerra que llenó de sangre España entre los años 1936 y 1939, algo que él mismo ya abordó años antes en sus películas “Pan negro” y “El mar”.

El realizador destaca que “Incierta Gloria” no es una historia bélica, pero subraya a renglón seguido que la Guerra Civil es el trasfondo que mueve y condiciona a los personajes.

“Personajes muy jóvenes -añade- a los que la guerra les trunca su vida, cambia su destino y hace desvanecer sus ganas de vivir”, algo que el realizador relaciona con el verso de Shakespeare que da título a la novela: “La incierta gloria de un mes de abril”.

El guión, elaborado por el director junto a Coral Cruz, prescinde de todas las digresiones filosóficas, religiosas y morales vertidas en la novela y profundiza en las sensaciones de los personajes.

Según Villaronga, esta forma de abordar los personajes, marcados por la guerra, no sólo les da actualidad sino que posibilita, además, que la película sea una producción de época “sólo por el aspecto exterior”.

Fascinado por el aspecto señorial y sombrío de la cartuja, congelada en el tiempo y ajada por el paso de los años, el director asegura que la producción tiene un componente dramático y unos elementos como la ambientación y la dirección artística que pueden favorecer su proyección exterior.

Mientras rueda, Villaronga exige silencio al amplio equipo que se afana por los distintos espacios interiores y exteriores de la cartuja para cumplir con sus distintos cometidos, de los que se ha servido para construir los distintos escenarios de la producción.

Aunque la cartuja es el vértice sobre el que gira la historia, el equipo de producción se ha servido de otros escenarios rurales en Huesca ubicados, entre otros, en los municipios de Angüés, Barluenga, Quicena, Alquézar, Casbas o Alcubierre.

La historia llevará próximamente al equipo a las ruinas de Belchite y de allí a Barcelona, donde se prevé concluir el rodaje a mediados del próximo año.

Todos los actores hablan con pasión de sus papeles, entre ellos Bruna Cusí, para quien el duro paisaje de los Monegros “habla, como un personaje más”.

Oriol Pla, que interpreta a uno de los miembros del triángulo amoroso, se muestra convencido a su vez que la “impresionante” cartuja y su entorno les proporciona a los actores un clima que les ayuda a construir a sus personajes“.

Una visión que comparte su compañera de reparto Núria Prims, a quien el paisaje le ha ayudado a construir un personaje, afirma, “con mucha pasión, mucha entraña, mucha oscuridad y sentimiento, pero también con mucho hielo”.

La Guerra Civil parece dormir en la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, en cuyas paredes, afirma Oriol Pla, ha podido descubrir grafitis de prisioneros de uno y otro bando durante la contienda.