Vitoria estalla en 6 días de jolgorio con la bajada de su aldeano más querido

La bajada del Celedón, el aldeano más querido por los vitorianos, ha encendido esta tarde la mecha de las fiestas de la capital alavesa, en una plaza de la Virgen Blanca abarrotada de fieles a la tradición de fumar un puro y descorchar cava o cualquier otro espumoso para los menos pudientes.

Decenas de miles de personas han llenado hasta la bandera como cada año el 4 de agosto este punto neurálgico de Vitoria que ha estallado de alegría con el lanzamiento a las seis de la tarde del “txupinazo” y la llegada desde el cielo del famoso aldeano de Zalduondo, localidad vecina de donde procede este personaje tradicional, ataviado con su inseparable paraguas y “txapela”.

Pese a que el día ha amanecido gris y triste, conforme ha ido acercándose la hora del “txupinazo” la nubosidad se ha roto y el miedo a la lluvia se ha esfumado. Por ello, el único paraguas abierto ha sido el de Celedón.

El encargado de encender en esta edición el cohete que marca el inicio de las fiestas de la Blanca, las primeras de las tres capitales vascas, ha sido Julio Roca, presidente del Zuzenak, un club deportivo que trabaja por la integración de las personas con discapacidad.

El “txupinazo” ha tenido en el aire de Vitoria centenares de colegas coyunturales: los corchos de las botellas de champán que buscaban alcanzarle para dar mayor notoriedad al inicio de las fiestas.

No ha habido lluvia, pero sí precipitación de vino espumoso que ha envuelto el descenso del Celedón de trapo desde la torre de San Miguel, que colgado de su paraguas se ha deslizado por un cable hasta el otro extremo de la plaza vitoriana.

Su doble de carne y hueso desde hace ya quince años, Gorka Ortiz de Urbina, le esperaba y ha cogido el testigo para atravesar los 115 metros que separan el lugar de llegada del muñeco de la balconada de la Iglesia de San Miguel, donde se reúnen autoridades e invitados a este acontecimiento que se repite desde 1957.

Escoltado por un grupo de jóvenes, componentes de la asociación Celedón Elkartea, creada para facilitar este paseíllo, el aldeano de Zalduondo ha logrado recorrer entre la multitud ese espacio en menos de tres minutos, una de las marcas más rápidas.

A pesar de la escolta, Celedón no se ha librado del intento de ser tocado por los miles de jóvenes que buscan que se haga realidad la creencia de que quien le palpa tiene suerte a la hora de ligar. Lo que suele ocurrir es que muchos se acercan al personaje con menos cariño con el que, previsiblemente, lo harán con sus “pretendidos”.

Una vez en la balconada, Celedón ha colocado el pañuelo rojo festivo al nuevo alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran (PNV), así como al “txupinero” y al anterior primer edil, Javier Maroto (PP), que ha sido recibido con una pitada.

A continuación ha cumplido con otra de las tradiciones de este día, entonar la canción que le ha hecho famoso: “Celedón se ha hecho una casa nueva, Celedón con ventana y balcón”, que por primera vez se han escuchado también en euskera.

En la balconada, además de miembros de las instituciones vascas y de los ayuntamientos de las capitales vascas, estaba el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, así como varios jóvenes vascos heridos en el reciente accidente de autobús de Lille (Francia).

Urtaran ha invitado en declaraciones a los medios a vivir la fiesta con diversión y respeto a las mujeres en el marco de la campaña contra las agresiones sexistas en fiestas y ha asegurado que la “fiesta es de todos”.

En la plaza hoy se han podido ver también pancartas que pedían el acercamiento de los presos de ETA.

Desde ahora y hasta el próximo domingo, Vitoria se lanza a la fiesta, especialmente mañana, día grande en honor a su patrona.

Conciertos, fuegos artificiales, teatro, animación infantil, festivales de deportes vascos y, sobre todo, mucha, mucha fiesta en las calles transformarán estos días la capital alavesa en un recinto abierto al jolgorio..., al que vecinos y visitantes están invitados.