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Zaragoza recibe a la joven estrella española de la ópera, Josep-Ramón Olivé

Zaragoza recibe a la joven estrella española de la ópera, Josep-Ramón Olivé

EFE

Zaragoza —

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La ópera tiene una estrella de nombre catalán, treintañero y ya premiado en algunos de los certámenes de canto más importantes del mundo. Es Josep-Ramón Olivé y actúa hoy en Zaragoza junto al resto del grupo Les Artes Florissants para presentar su último trabajo “Le Jardin des Voix”.

El Auditorio de la capital aragonesa tiene esta noche una cita especial con el canto gracias a una formación creada por William Christie en 1979. En ella actúan las figuras más prometedoras del género lírico: Olivé está entre ellas.

A sus 30 años, este barítono de Barcelona ha conseguido ya premios de la envergadura del Gold Medal de la Guildall School o el primer premio y el del público en el Handel Singing Competition, en 2015. Este año, de hecho, es nombrado “Young Artist” por Oxford Lieder junto al pianista Ben-San Lau.

Ha participado en óperas reconocidas, y además de este género, ha practicado el oratorio y el lied. En su etapa de formación aparecen nombres de prestigio como los de Rudolf Piernay, Graham Johnson, Edith Wiens o Teresa Berganza.

Muchos de estos profesores y profesoras ya vieron el potencial de este barítono catalán y, por eso, le animaron a lanzarse al canto profesionalmente.

Sin embargo, tal y como puntualiza, “la persona que influye verdaderamente es aquella con la que trabajas a diario”, y aquí reluce Rudolf Piernay, su profesor.

Con esta trayectoria fulgurante se presenta Olivé en Zaragoza. Y con su papel como artista muy claro, tal y como cuenta en una entrevista a Efe.

Más allá de cantar, el barítono catalán considera que el artista tiene como principal objetivo conseguir “que la gente disfrute del concierto y entienda lo que se quiere expresar”, algo que depende en gran medida de que logren transmitir en el escenario “las emociones del personaje interiorizado”. Los cantantes como él son “intérpretes y comunicadores”, sostiene.

No siempre es fácil porque a veces tienen que cantar en alemán, en italiano o en ruso, pero, como asegura Olivé, se requiere entonces “conocer el texto para poder comunicar correctamente lo que se quiere expresar”.

Mirando hacia atrás, brilla el Gold Medal de la Guildhall School, que el barítono barcelonés ve hoy como un hito en su aún corta carrera, pues “ha supuesto un reconocimiento a todo el proceso de formación” que ha llevado a cabo desde que empezó sus estudios de violonchelo, piano y canto con 10 años en la Escolanía de Montserrat.

Este reconocimiento, al igual que otros que ha ido acumulando como en el Concurso Internacional de Canto 'Symphonies d'Autômne' (Mâcon) en 2013, le han aportado siempre “cosas positivas”, ya que han servido para seguir evolucionando como “cantante, intérprete y comunicador”.

Su presente es la gira de “Le Jardin des Voix”, cuyo programa, según explica, selecciona a “seis cantantes jóvenes menores de 30 años y les da la oportunidad de cantar en una de las mejores orquestas barrocas del mundo, Les Arts Florissants, y con un director reconocido como William Christie”.

Es un presente que le permitirá actuar en las salas de conciertos más prestigiosas del mundo.

Olivé, cuando piensa en el futuro, sueña con “poder cantar en grandes teatros de ópera como el Liceu de Barcelona o el Royal Opera House de Londres”.

No parece que esté muy lejos ese futuro; de hecho, tras la gira de “Le Jardin des Voix”, llevará el espectáculo “An English Garden” (Un jardín a la inglesa) a espacios como la Philharmonie de París o a la Sala Tchaikovsky de Moscú, apunta el barítono.

Precisamente al hablar de espacios, reconoce que en España “hacen falta más para los jóvenes intérpretes, pues hay muchos que se tienen que ir fuera porque no hay oportunidades”. “Se forma a gente buena y se benefician otros países”, apostilla.

A él le gusta cantar en su país, pero “hay cosas que podrían mejorarse para que la cultura forme más parte de la educación y, por ejemplo, ir a la ópera sea algo normal, como ir a un concierto de rock o al teatro”, destaca.

Esa cultura operística y musical la percibe con más nitidez en países como Alemania o Francia, donde, asegura, “el gremio de los artistas está mejor construido y, de esta forma, la profesión se dignifica”.

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