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Los abuelos “gallegos” de América Latina

Los abuelos "gallegos" de América Latina

EFE

Sao Paulo —

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El padre de Fidel Castro era un gallego de “pura cepa”. También lo fue el de la escritora brasileña Nélida Piñon y el de otros tantos miles de latinoamericanos que tienen en sus venas la sangre de los emigrantes españoles que dejaron Galicia en busca de “días mejores”.

Los entresijos de la migración gallega están recogidos en “Historia da Galiza: una memoria de los abuelos europeos”, un libro del historiador Ramón Villares que ahora ha ganado un nuevo capítulo sobre Brasil.

Allí llegaron miles de gallegos a comienzos del siglo XX, pero su presencia “ha sido un poco invisible”, a diferencia de Argentina, donde los españoles pasaron a ser tildados de “gallegos”, independientemente de su región de procedencia.

“Los gallegos están mal contados aquí. Muchos eran registrados simplemente como españoles o como portugueses porque salían de los puertos de Portugal”, cuenta Villares, en una entrevista con Efe en Sao Paulo.

A pesar de que la migración en Brasil no fue masiva, los gallegos llevaron su cultura cargada dentro de una maleta y dejaron su huella en el país suramericano, adonde la mayoría llegó tras las cartas enviadas por vecinos y amigos de las aldeas que ya habían tomado la iniciativa.

“En Galicia hay una cultura de la emigración. Los gallegos recibían información de vecinos y conocidos y después se iban los que mejor estaban dotados físicamente y que tenían cierta condición económica, no iba lo peor”, señala el profesor Villares.

Y añade: “Galicia no es ajena a Brasil, ni Brasil es ajena a Galicia”.

Eso lo sabe Casto Vieitez Fernandez, un gallego de 76 años que desembarcó en el puerto de Santos, en el litoral de Sao Paulo, un 24 de marzo de 1960, a las diez de la mañana, en busca de “días mejores” y sin un céntimo en el bolsillo.

“Yo no sabía ni donde estaba Brasil. Me dijeron que tuviera cuidado que era un poco peligroso. Pero en aquellos tiempos no lo era, hoy sí que lo es”, recuerda Vieitez.

Cuando puso su primer pie en Brasil, hace ya 56 años, comenzó a echar de menos Galicia y “muchas veces lloraba”, cuenta, pero “no había opción”: “O volvía como un cobarde o me quedaba como un héroe”.

Apostó por el gigante latinoamericano, formó una familia y hoy tiene tres hijos y una nieta a la que también le cuenta las historias de su Galicia natal, donde intenta regresar dos o tres veces por año.

Mari Dolores Da Parte Souto, presidenta de la Sociedad Hispano Brasileña, llegó a Brasil con 11 años y a pesar de llevar más de cincuenta décadas en el país mantiene las tradiciones gallegas que le inculcaron sus padres.

“A los hijos de mi hermano les hablamos en gallego. Fue mi primer idioma”, cuenta Da Parte, durante la presentación del libro de Villares, traducido al portugués.

“Historia da Galiza: una memoria de los abuelos europeos” es uno de los libros que forman parte del proyecto editorial “Mar Maior Brasil”, presentado en el instituto Cervantes de la capital paulista, el corazón financiero de Brasil y cuyo objetivo es la difusión de la cultura gallega en Iberoamérica.

Los primeros libros editados en portugués, además del de Villares, son 'Circe ou prazer do azul', de Begoña Caamaño; 'No Brasil', de Javier Rodríguez Baixeras, y 'Merlim e família', de Álvaro Cunqueiro.

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