La belleza de la cocina del mejor chef de Europa ante la fealdad de la crisis

El elegido hoy Cocinero del Año en Europa 2015, el francés Akrame Benallal, ha reivindicado en la cumbre gastronómica internacional Madrid Fusión la cocina como arte, como expresión de belleza, ante la fealdad de la crisis que sufre el continente.

Acompañado de un violinista, con guantes negros y sólo iluminado por un foco dirigido a la mesa, ha cocinado sin pronunciar una sola palabra una muestra de los platos que ofrece en Akrame, su restaurante parisino, con dos estrellas Michelin que se suman a la que tiene en su establecimiento en Hong Kong.

Platos muy estéticos, reflejo de una cocina artística y de sabor que el público del auditorio ha aplaudido aunque se haya quedado con las ganas de saber más de ellos, ya que el chef ha optado por poner banda sonora a su cocina en lugar de, como se hace habitualmente en los congresos gastronómicos, detallar su elaboración.

Sus únicas palabras, antes de empezar a cocinar, han sido para reivindicar la gastronomía como transmisora de emociones y pedir que “en estos tiempos difíciles con la crisis en Europa” se vaya a los restaurantes “no sólo para comer, sino para sentir algo bueno” porque la mayor satisfacción de un cocinero es “hacer feliz” a sus comensales.

El presidente de Madrid Fusión, José Carlos Capel, ha explicado que se le ha reconocido como Cocinero del Año en Europa por una cocina que “entusiasma” y que ha convertido a Akrame en uno de los restaurantes más demandados de París.

Por su juventud y su trayectoria lo ha definido como “el David Muñoz español” -el triestrellado chef de DiverXO (Madrid)- y ha descrito su cocina como “arte en proceso”.