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De los carpetanos a los árabes: vestigios ocultos en el subsuelo de Madrid

De los carpetanos a los árabes: vestigios ocultos en el subsuelo de Madrid

EFE

Madrid —

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El subsuelo de la Comunidad de Madrid tiene vida más allá del Metro; las tierras de la región albergan abundantes vestigios de sus habitantes pretéritos, yacimientos que testifican la presencia de pobladores que van desde los primitivos carpetanos hasta los conquistadores árabes.

De ellos da cuenta el historiador Diego Salvador en su libro “Itinerarios Arqueológicos Madrileños” (Ediciones La Librería), una “guía turística” que propone 23 rutas para hacer “en un solo día” visitando “tres o cuatro puntos arqueológicos de poblaciones cercanas”.

Salvador llegó a este mundillo de rebote: se dedicaba a la informática mientras sacaba la licenciatura de Historia por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y, cuando se quedó en el paro hace unos años, quiso comenzar a “investigar la historia de Madrid”.

Durante casi un año, recorrió la región “tomando como base la lista de yacimientos visitables de la propia Comunidad de Madrid” y, con el tiempo, pensó que “sería interesante unificar todos los itinerarios que había hecho en un libro”.

Este historiador piensa que su labor viene a ocupar un nicho por desarrollar y confía en que una obra como la suya, en formato de guía y con mapas para facilitar las visitas, pueda resultar sugerente para el público.

No obstante, admite que en Madrid “no hay mucho interés” por la arqueología, quizás por la concepción generalizada de que la capital era una ciudad irrelevante antes de que Felipe II trasladara allí su corte o por la inexistencia de yacimientos “tan potentes” como los de, por ejemplo, Ávila o Soria.

“Es verdad que los yacimientos que hay en Madrid son bastante modestos”, reconoce Salvador, si bien hace hincapié en la variedad de culturas y épocas que han dejado huella en el subsuelo de la región.

El recorrido arqueológico madrileño, cronológicamente, comienza con los carpetanos, los “primeros madrileños conocidos, que aparecen en las fuentes”, un pueblo que Salvador ha estudiado en profundidad y sobre el que también ha publicado un libro.

Al contrario de lo que ocurre con otras culturas prerromanas, no hay “ningún estudio divulgativo dedicado a los carpetanos”, indica el historiador, que considera “una necesidad” prestar más atención a estos madrileños primigenios que vivieron en enclaves como el hábitat de Miralrío, en Rivas.

“De los carpetanos, lo que más me llama la atención es que son una cultura céltica, pero matizada por la cultura ibérica”, comenta Salvador, y ello se puede advertir en la pátera conocida como “Medusa de Titulcia”, pieza ceremonial expuesta en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares.

De procedencia romana son “los yacimientos estrella” de la región, ubicados precisamente en la ciudad complutense, que alberga, entre otros restos, el Foro Imperial y la Casa de Hippolytus, lugares “muy bien musealizados”, de fácil acceso y notable nivel de conservación.

“De época visigoda no esperaba encontrar nada y hay bastante más de lo que parece”, señala Salvador, que en este ámbito recalca la necrópolis de Remedios, en Colmenar Viejo, y “unos cuantos poblados que han sido excavados hace relativamente poco tiempo”.

Durante la dominación árabe nace la ciudad de Madrid como tal, que fue “fundada por los musulmanes, en el siglo IX” y, originariamente, fue “una fortaleza para vigilar los pasos fronterizos de la sierra e incluso las rebeliones de los habitantes de Toledo”.

Sin embargo, es en la periferia donde se encuentran los restos más relevantes de época islámica, como las fortificaciones de Alcalá de Henares o las atalayas que salpican el valle del Jarama, que según Salvador “ahora usan los bomberos para visionar si hay incendios”.

Hay que ser un poco intrépido para recorrer el patrimonio arqueológico madrileño; para llegar a algunos de los yacimientos hay que caminar largas distancias a pie, puesto que no son accesibles por carretera, y a veces, como por ejemplo para llegar a los restos romanos de Peña Escrita, Salvador se vio obligado a atravesar fincas particulares.

“Es muy importante que la gente sepa cómo llegar exactamente al punto determinado”, dice el autor, que reconoce haberse perdido en varias ocasiones mientras buscaba un enclave de interés. Visto así, la solución de escribir una guía para que a nadie más le ocurra parece más que obvia.

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