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La Berlinale abre las puertas del Gran Hotel Budapest

El pequeño conserje del Grand Hotel Budapest

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The Grand Budapest Hotel abrió la 64 edición del Festival Internacional de Cine de Berlín. La nueva casa de muñecas de Wes Anderson es tan nostálgica y preciosista como de costumbre, y con alta densidad de estrellas; Willem Dafoe, Tilda Swinton, Jeff Goldblum, Bill Murray, Edward Norton, Saoirse Ronan y Owen Wilson acompañan a los protagonistas Ralph Fiennes y Tony Revolori.

Está rodada en una explosión de formatos -del blanco y negro al color pasando por el sepia- en un antiguo edificio modernista de Görlitz, la pequeña ciudad sajona en la frontera germanopolaca donde los grandes vienen a rodar versiones de la vieja Europa.

El Gran Hotel Budapest cuenta la historia Zero, hoy director pero otrora botones del Grand Hotel al que acuden las grandes señoras de la más alta sociedad para remojarse en sus famosas aguas termales y florecer bajo los atentos cuidados del más meticuloso y dedicado de los conserjes, el legendario Monsieur Gustave (Fiennes). Su verdadera misión es mantener viva la magia de la Belle Epoque aun cuando el fantasma de la guerra domina Europa-

Un homenaje a Lubitsch y a Stefan Zweig

La película está ambientada en el periodo de entreguerras, en la ficticia república de Zubrowka, pero es una Europa del este que sólo existe en el cine y en la imaginación. “Siempre he pensado que nuestro Budapest está vinculada a El bazar de las sorpresas de Ernst Lubitsch y no a la Budapest real”. Anderson también ha dicho que “la película es más o menos un plagio” de su nuevo escritor favorito, el austríaco Stefan Zweig. Aunque Grand Budapest “no está basada en ninguna de sus historias, están los recursos y su atmósfera y mi intención era construir nuestra propia versión de Zweig”. Los fans encontrarán que Anderson le dedica un guiño al final de la película, que también se ha inspirado en relatos de Irène Némirovsky y los ensayos de Hannah Arendt.

Además de Lubitsch, el director menciona otros clásicos como el inolvidable Grand Hotel y Love Me Tonight (ambos de 1932), Una chica angelical de William Wyler, El Silencio de Ingmar Bergman y Tormenta mortal, con Jimmy Stewart, Margaret Sullavan y Frank Morgan. Grand Hotel es sin duda su película más cinematográfica.

En la rueda de prensa, Anderson sale vestido de impecable tweed y acompañado por un ejército de actores: Fiennes, Jeff Goldblum, Edward Norton, Tilda Swinton, Bill Murray y Willem Dafoe. El Gran Salón del hotel Hyatt está hasta arriba y el equipo responde a los periodistas en un ambiente de hilaridad. Cuando le preguntaron a Murray qué les hacía repetir con el director, el actor exclamó jocosamente: “Nos prometen largas horas, salarios bajos y pan duro. Perdemos dinero, acabamos gastando más de lo que recibimos en propinas. Pero ves mundo y nos permite ayudar a Wes a vivir esa vida mágica y maravillosa en la que sus sueños se hacen realidad y donde, si estamos nosotros, es todo mucho más divertido”. Cuando le preguntan a Edward Norton por qué Wes Anderson le pone siempre en uniforme, el actor responde que “a Wes le gusta ver a un hombre en mallas y charreteras. Y me gusta que sea feliz”.

Grand Hotel es la estrella de esta edición. La Berlinale Palast tiene una réplica de la entrada del Budapest bajo la escalinata de la entrada y el hotel Adlon plantó la puerta de la confitería Mendl, en homenaje a un personaje importante en la trama. Todo el amor es poco, teniendo en cuenta que se trata de una coproducción alemana y que las maquetas y efectos son de los míticos estudios Babelsberg de Berlín.

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