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ENTREVISTA | Takashi Miike

“El espectador occidental busca historias que no encuentra en Occidente”

Takeshi Miike, un realizador con más de cien películas en su carrera

Francesc Miró

No sería exagerado afirmar que Takashi Miike es uno de los realizadores más prolíficos del cine actual. Solo en esta edición de Sitges, un festival en el que siempre se le ha tenido especial estima, estrena este año tres películas: The Mole Song, Blade of the Inmortal y JoJo’s Bizarre Adventure. Esta última, adaptación del popular manga de Hirohiko Araki que ha rodado en la mismísima ciudad del festival.

Su altísimo nivel de producción viene de lejos. Empezó dirigiendo filmes para el mercado del vídeo doméstico cuando este estaba en pleno apogeo -el llamado V-Cinema-, y durante sus primeros pasos hizo hasta 23 películas en seis años. Sin embargo, aunque hoy cuente con más de un centenar de películas en poco más de dos décadas de carrera, llegó al cine casi de casualidad.

De joven, Miike quería dedicarse profesionalmente a jugar al pachinko, que se le daba excepcionalmente. No tuvo éxito, así que durante un tiempo se dedicó a correr carreras de motocicletas. Lo dejó cuando vio que la mayoría de sus colegas de profesión no llegaban vivos a los 25 años. De hecho, su temprana afición por el riesgo llamó la atención de los yakuza de Osaka, su ciudad natal, que le ofrecieron trabajo.

Una tentación que declinó porque un buen día, escuchó un anuncio en la radio que decía que para acceder a los estudios de cine no se necesitaba superar ningún examen ni tener estudios previos. Probó suerte y con el tiempo, llegó a revolucionar el panorama cinematográfico internacional, alterando la situación de Japón en este mundo junto a figuras como Takeshi Kitano. Hoy, Takashi Miike es uno de los mayores exponentes del cine nipón en Occidente.

De joven tuvo usted muchos empleos y ninguno parecía estar destinado al mundo del cine. ¿Cómo cree que le ha influenciado el hecho de que no fuera su primera vocación?

Todas estas experiencias te aportan algo a nivel vital. Pero estamos hablando de cuando iba al instituto y de eso hace mucho tiempo. En todo aquello que hice antes de dedicarme al cine aprendí mucho, pero siempre me encontré con mis propias limitaciones. Así que abandonaba lo que hacía constantemente.

El cine, en cambio, no lo he abandonado. Siempre he ido hacia adelante, sabiendo que unas cosas se me darían bien y otras menos. Pero experimentando mis capacidades y conocimientos.

De sus múltiples profesiones se puede entender que ha conocido muchos mundos. ¿Es por eso que se siente cambiando de género continuamente? Ya sea cine de acción thriller, musical, comedia...

He hecho series, cine y hasta películas para el público infantil y para mí todos los géneros son iguales. A nivel profesional, claro. Es decir, como creador enfrento cada proyecto como algo distinto porque en cada trabajo, el papel del director es distinto y tendrás que desarrollar unas capacidades u otras. En un programa para niños tienes que saber hacer cosas que no hacen falta para una película de yakuzas. Pero como director, tengo la misma relación con cada una de ellas. Es mi trabajo.

Usted, que empezó con el conocido V-Cinema, siempre ha reconocido que esta etapa de su carrera le permitió lanzarse a las salas. Hoy, la industria ha sustituido el V-Cinema por el Video On Demand. ¿Cree usted que se sigue apostando por el talento como se hizo entonces?V-Cinema

Creo que la situación es muy diferente. Es decir, Netflix o HBO son palabras mayores y este tipo de plataformas da a los creadores unos presupuestos holgados. Si apuestan por generar contenido con creadores desconocidos, ya les están dando un apoyo comercial muy grande.

Los nuevos talentos pueden aprender mucho trabajando con presupuestos bajos y ajustados. Trabajando en productos más indie, digamos, se aprende muchísimo de la profesión, de sus límites y de los tuyos. Así que si de primeras trabajas para una gran major como esas, creo que es más probable que termines haciendo cine comercial.

Con su ritmo de producción y más de cien películas en su haber, hay que le considera una persona de industria, y hay quien ve en cada uno de sus filmes, una marcada vocación de autor. ¿Con qué apelativo se siente más cómodo?

Pues la verdad es que me importan poco este tipo de cosas. No es que no lea críticas, pero este tipo de textos o de adjetivos de si soy un director de la industria o soy un autor, me da un poco igual. Lo que me importa es la reacción del público y cómo recibe cada película.

No tengo un objetivo claro en torno a cómo quiero que me vea este público. El objetivo es ver cómo va a recibir cada film. Pero si tengo que ser más concreto, podría decirse que quiero que me recuerden como alguien capaz… y un poco misterioso.

A principios de los noventa, sus películas, junto a las de directores como Takeshi Kitano, situaron a Japón en el mapa gracias a un cine muy pasional y de extremos con filmes como Ichi the Killer. ¿Se ha alejado conscientemente de ese tipo de cine?Ichi the Killer

Sí, puede que sí. Pero si actualmente el público no pide este tipo de películas, qué le voy a hacer. Además, los gustos e intereses del público son como olas, algunas son más grandes que otras, pero todas se repiten. Siendo así, no me atrevería a decir que este tipo de cine tan pasional haya desaparecido ni que lo haya dejado yo. Tal vez dentro de diez años, vuelva a hacer ese tipo de películas...

Este opción por un cine más accesible, ¿le ha alejado de temáticas que le interesaban?

Las temáticas de mi cine han ido cambiando a lo largo de mi trayectoria profesional. Es natural que no siempre te interese lo mismo. Así que siempre he intentado abordar cada proyecto de esta manera, naturalmente. Sin forzar ningún tipo de moraleja ni hacer llegar un mensaje claro a mi público. Si creas algo de forma natural, el carácter y el discurso del creador se infiltra, sin querer, en la película.

¿Cree que su cine ha abierto las puertas a otros realizadores para tratar según qué temas en el cine de su país?

No creo que haya abierto ninguna puerta. Si acaso, algunas de mis obras han podido allanar el camino hacia el extranjero, hacia otro tipo de mercados y públicos. Lo importante es la reacción del público, su sensibilidad según el momento y el país.

El público occidental no conoce todo el cine japonés, evidentemente. Pero tanto el este como el oriental son los que abren este tipo de puertas, haciendo que unas películas funcionen y otras no. Si una película llega lejos y otra desaparece, es algo que decide el público. Así que quiero creer que ha sido el destino el que ha hecho que algunas de mis películas funcionasen más allá de mi país.

En Sitges presenta ahora Blade of the Inmortal, un film que recupera las historias de samuráis que ya trató en 13 Asesinos. ¿Por qué cree que gustan este tipo de historias en Occidente?Blade of the Inmortal13 Asesinos

La respuesta no es fácil, pero se podría decir que al espectador occidental le atraen un tipo de historias que no encuentra en Occidente. Busca lo que hay fuera de la cultura que conoce para sorprenderse. Quiere ver lo que no está acostumbrado a ver.

No creo que sea una cuestión de género sino de cómo está tratado dicho género. No se trata de hablar de samuráis, sino de narrar esas historias épicas de otra forma. En este mismo festival hemos podido ver películas de poco presupuesto con una calidad muy buena y libertad de creación total. Lo que se consigue es otra forma de narrar. Creo que eso es lo que atrae tanto del cine japonés.

Aun así, la cinematografía de un país como Japón aún no es popular. El anime sí que se ha convertido en los últimos años en un arte popular que es compartido por mucha gente desde cualquier sitio del mundo. ¿Pero el cine japonés? No está suficientemente extendido ni se conoce de la misma forma.

Otra película que estrena en esta edición del festival es Jojo’s Bizarre Adventure, un film que rodó en Sitges. ¿Cómo fue la experiencia?Jojo’s Bizarre Adventure

Siempre me he sentido muy bien tratado en Sitges. No sólo es que haga buen tiempo y que la gente sea muy amable. A nivel de cine, me he encontrado con un total apoyo de la instituciones catalanas y he podido formar un equipo de gente local muy preparada que ha congeniado bien con los trabajadores japoneses. Me he sentido muy apoyado y espero que eso se vea en la película.

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