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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

De villana ejemplar a recurso sexualizado: auge y caída de Harley Quinn

Margot Robie como Harley Quinn en 'Suicide Squad'

Mónica Zas Marcos

Los superhéroes son para el verano. Momento en el que la cartelera carece de grandes contrincantes y las vacaciones parecen sosegar las exigencias de los espectadores. No así a la prensa especializada, que esta semana ha convertido sus plumas en ametralladoras para abatir al Escuadrón suicida. La oleada de expectativas ante la adaptación de estos simpáticos villanos se convirtió en un tsunami de votos negativos y mordaces cuchilladas entre la crítica. No hubo clemencia ni siquiera para la preferida de los gurúes de la taquilla y la más beneficiada por la megalómana campaña de publicidad: Harley Quinn.

DC Comics desempolvó a su psicótico personaje sobre la piel de Margot Robbie para encumbrarla como nueva abeja reina del género de acción. El mundo de los antihéroes por fin tenía a su villana ejemplar, la que abandona la segunda fila para repartir como cualquiera de sus musculosos compañeros y divierte más que todos ellos juntos. La compañera de fatigas del Joker, y principal víctima de su ira, sumaba así un tanto para DC frente a Marvel en una semana complicada.

El mismo día de la presentación de Harley Quinn en el Escuadrón Suicida, el director de Iron Man 3 denunció a la compañía rival por negarse a incluir una antagonista femenina ante el temor de no vender suficientes juguetes. Y no era la primera vez que Marvel tomaba una decisión polémica con sus muñecos, ya había retirado las figuras de la Viuda Negra para reemplazarlas por el Capitán América sin cambiarles previamente la base. Pero ese no parecía ser un problema para la arlequín de DC, que ha sido diseñada al milímetro, desde el vestuario hasta las armas, para convertirse en un icono cultural.

Harley Quinn estaba en pleno apogeo de su fama cuando Warner Bros, además, anunció que el primer spin-off del Escuadrón se centrará en su personaje. La noticia puso otro tanto en el marcador de DC por romper con la tendencia masculina de sus películas y apostar por personajes fuertes como Wonder Woman, que verá la luz de la pantalla en verano del año que viene.

Marvel tuvo que lanzarse entonces a los micrófonos para anunciar que la historia de la Viuda Negra encabeza su lista de proyectos en papel, pero ya era tarde para competir en atención mediática. No se había estrenado todavía el Escuadrón Suicida y los fans ya estaban salivando por una ración completa de la maníaca Quinn.

Los pantalones de la discordia

El martes pasado se levantó el embargo sobre decenas de reseñas que corrieron como un pitbull rabioso hacia la yugular del director David Ayer. Los propios textos de los críticos se convirtieron aquí en noticia y las expectativas de algunos cayeron al suelo como una losa. “Es como Los Vengadores pasada por el rodillo de Deadpool”, decían los más clementes de la revista Empire. “Cuando piensas que el verano no te puede dar nada peor, llegan los peores héroes de la historia”, reseñaban en Indie Wire. En su crónica, además, atizaban con fuerza al personaje de Harley Quinn por representar una simple “caricatura del fetichismo masculino”.

“Inestable, revoltosa y sexualizada hasta tal extremo que bien podría venir directamente desde la parodia X de la película (hay más planos de su culo que de muchos de los personajes secundarios)”, describían en la web. No es la primera vez que la apariencia y el vestuario de Harley Quinn levantan la indignación entre los seguidores del personaje en cómics y videojuegos. La Comic-Con hizo saltar las alarmas al proyectar un tráiler en el que los pantalones de Margot Robbie encogían respecto a anteriores teasers de la productora. El uso de la mujer como objeto sexual se criticó, además, en el caso de su compañera Cara Delevigne como Encantadora.

De la polémica por una prenda de vestir, los medios pasaron a desacreditar la personalidad de un personaje con un trastorno obsesivo por su maltratador y de carácter cambiante. La fantástica villana queda reducida en las críticas a un alma torturada y siempre sumisa ante los deseos de su amado psicópata, aunque intente escapar de ese síndrome de Estocolmo. Parece que lo que más irrita a sus detractores es que no abandere su pasado de abusos como reflejo y esperanza 'épica' para una sociedad real. Pero Harley Quinn no es Jessica Jones, no es una heroína de alma torturada, y serlo implicaría reinterpretar una historia que ya ha sufrido suficientes cambios.

Las muchas vidas de Harley Quinn

Harley se ríe histérica, lame los barrotes de su celda y se descuelga enroscando su cuerpo en posturas imposibles. Su voz nerviosa y cuerpo escultural sirven para desorientar a sus enemigos, a los que noquea con un solo golpe de bate sin mostrar un ápice de compasión. Esa dualidad (incluida la sexual) no es un recurso que se hayan inventado este año, pues su perfil inconstante lleva dando que hablar desde su aparición en 1993.

El personaje se presentó fugazmente en los dibujos de Batman: The Animated Series como parte de los secuaces del Joker, pero uno mucho más entregado a la causa que los demás. Sin embargo, sus orígenes como psiquiatra de la cárcel de Gotham no fueron revelados hasta dos años más tarde, cuando dieron forma al romance con su perturbado paciente en un cómic. “No queríamos mostrarla como novia del Joker porque eso le humanizaría”, admitió su creador Bruce Timm en una entrevista. El libro ilustrado ganó un Eisner (el equivalente al Oscar en la industria) y convirtió a Harley Quinn en un éxito instantáneo.

En sus inicios, Quinn calzaba el trillado traje de cuero negro y rojo de la época y se relacionaba con otras chicas duras como Catwoman y Hiedra Venenosa. Con esta última se dijo que mantuvo un idilio lésbico y, el año pasado, DC Comics lo confirmó a través de Twitter. Esta libertad sexual y sus continuos intentos por librarse del acoso psicológico y el maltrato físico del Joker la encumbraron como “la cara del nuevo feminismo”. Un retrato de ficción más humanizado que el de sus compañeros, que no temía en mostrar tanto su fortaleza como las recaídas y sometimiento a las palizas de su abusador.

Los seguidores originarios del personaje reniegan de algunas versiones posteriores del cómic por anular parte de su autonomía. En esas viñetas, el Joker lanza a Harleen a un enorme bidón de lejía verde y así la convierte al lado oscuro. En Escuadrón Suicida, sin embargo, han elegido la versión voluntaria del alistamiento de Harley Quinn y la que más convence a los fans. Un guiño a sus comienzos, donde ella ayuda a escapar al Príncipe Payaso del Arkham Asylum, salta al barril como muestra de amor y escoge libremente unirse a los malos.

Este es solo uno de los múltiples cambios que ha experimentado el personaje en su corta historia. El otro es el del vestuario, cuando colgó su traje bicolor de arlequín para enfundarse unas medias de rejilla, pantalones cortos y tops deportivos.

Pero Harley Quinn es mucho más que disfraces, y estas metamorfosis físicas no han conseguido mermar el cariño primigenio. “En ese momento, no había muchos personajes femeninos como ella, que era tan humana y única; refrescante y rara; y, lo más importante, no sólo sexy. El feminismo trata sobre mostrar a las mujeres plenamente como seres humanos, y eso es Harley. No toma decisiones inteligentes o buenas para una mujer, pero las toma. A los hombres se les permite estar jodidos en todo tipo de personajes, pero nosotras tenemos que ser idealizadas. Y ella es todo lo contrario”, escribían como homenaje en Vulture.

Los decepcionados con Escuadrón suicida tendrán que esperar a la versión en solitario de la supervillana. Si sirve como fianza, The Hollywood Reporter asegura que Margot Robbie se encargará de la producción y está dispuesta a rodearse de algunas de las heroínas y bellacas más olvidadas de DC en la gran pantalla. Así, Batgirl, Hiedra Venenosa, Catwoman y Katana acompañarán a Harley Quinn en sus aventuras demenciales. Abran paso, que llegan las mujeres a sembrar el pánico en el mundo.

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