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El cineasta Fatih Akin advierte contra el auge del racismo en “En la sombra”

El cineasta Fatih Akin advierte contra el auge del racismo en "En la sombra"

EFE

Madrid —

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Hoy es un cineasta de éxito venerado en Alemania y en el resto del mundo, pero Fatih Akin (Hamburgo, 1973) es hijo de inmigrantes turcos y ha sufrido en carne propia el racismo, una preocupación que vuelve a poner en el corazón de su última película, “En la sombra”, que ha presentado hoy en Madrid.

Protagonizada por Diane Kruger, que obtuvo en Cannes el premio a la mejor actriz, la película se inspira en los asesinatos xenófobos perpetrados en Alemania por el grupo neonazi NSU entre 2000 y 2007, y que durante mucho tiempo quedaron impunes, dado que la policía atribuyó los crímenes a venganzas por asuntos de droga o juego.

“Cuando se descubrió fue un tema de gran impacto -el gobierno de Angela Merkel llegó a celebrar en 2012 un acto público de desagravio a las víctimas- y lo sigue siendo porque los juicios continúan”, recuerda en una entrevista con Efe el director de “Contra la pared” o “Soul Kitchen”, películas muy diferentes en el tono pero que también giran en torno a inmigrantes en Alemania.

Precisamente uno de los propósitos de este nuevo filme es volver a poner el debate sobre la mesa, explica, en un momento en que la ultraderecha ha escalado posiciones en Alemania y se ha erigido en la tercera fuerza política del país. Eso no significa, advierte, que sea una película política.

“Cuando empecé a escribir lo era, pero finalmente es un retrato de una madre que pierde a su hijo, es un ejemplo de cómo alguien puede perder el control por el dolor y es una metáfora de cómo la violencia engendra violencia”, resume.

Apasionado y directo en sus respuestas, Fatih Akin sostiene que “En la sombra” es una película muy personal. Cuando se le pregunta porqué, responde con una frase simple y contundente: “no me gustan los nazis”.

Después explica que, como hijo de inmigrantes turcos, sabe muy bien lo que es la discriminación y el racismo.

“Ahora soy famoso, me dan la mejor mesa en el restaurante, me reconocen por la calle, pero tuve una vida antes, pese a que el éxito me llegó siendo muy joven”, relata.

“Pero he trabajado en fábricas -prosigue- y tuve un jefe que era nazi; de adolescente me enamoré de una chica alemana que no me quería porque era turco y me rompió el corazón en diez mil pedazos, y a los 15 años unos 'skin head' me dieron una paliza en el metro, así que sí, sé lo que es”.

“En la sombra” tiene una lectura extrapolable al terrorismo yihadista que sacude hoy el mundo y enfrenta al espectador a la pregunta incómoda de qué podría hacer él mismo si lo perdiera todo. No obstante, Akin tiene muy claro dónde se ha posicionado.

“En algún momento de la escritura del guion estuve tentado de acercarme más a los neonazis, pero decidí quedarme con las víctimas. Es algo completamente intencionado, permanecer con las víctimas, no quiero que el público se ponga en la piel del terrorista, para eso ya están las noticias”, declara.

Y se explica: “Cuando ocurre un atentado, en las noticias nos cuentan todo sobre los asesinos, de dónde vienen, quiénes son sus padres, qué tipo de educación han tenido y todo eso. Sabemos mucho sobre los terroristas, pero muy poco de las víctimas y sus familias”.

Al mismo tiempo, insiste en que “En la sombra” no es una crítica del sistema. “Es sólo que el sistema legal, en ningún sitio del mundo es una garantía de justicia, eso es un hecho y genera conflictos”, afirma.

De igual modo, Alemania, siendo uno de los países que en su opinión mejor se han enfrentado a la cuestión de la memoria histórica y que ha acogido a un mayor número refugiados, no se libra del racismo.

“Vivo en un país que abre la puerta a un millón de refugiados para evitar una catástrofe humanitaria, pero por otro lado si coges una guía turística de Alemania, se mencionan lugares que te recomiendan no visitar si tienes la piel de otro color, es alucinante”.

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