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El “trueno delicado” de Maya Plisetskaya posee a la CND en su homenaje

EFE

Madrid —

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Maya Plisetskaya (1925-2015) fue “la reina del aire”, “el cisne”, “el trueno delicado”, “la Callas de la danza” y, sobre todo, una artista libérrima y genial cuyo espíritu ha poseído esta noche en Madrid a los bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND), que le ha dedicado una emotiva gala.

La CND, que ahora dirige José Carlos Martínez, se llamaba en los 80 Ballet Lírico Nacional de España y Plisetskaya fue su responsable entre 1987 y 1990 dejando una impronta que esta noche en el Teatro de la Zarzuela, en un alarde de emulación, han recuperado con un enorme éxito bailarines que ni siquiera habían nacido entonces.

Desde que la que fuera “prima ballerina assoluta” de una generación en la que figuran también Alicia Alonso o Margot Fonteyn, falleciera el 2 de mayo del año pasado, se han sucedido en todo el mundo las galas de homenaje a su figura y legado, pero la de esta noche tenía el calado especial de su relación con España.

“Era una enamorada de todo lo español -el Gobierno le concedió la nacionalidad española en 1993-, y no solo por haber trabajado aquí o porque le dieran en 2005 el Príncipe de Asturias de las Artes. Cada año hacía un viaje de recreo por España”, ha recordado en declaraciones a EFE el que fue su agente y amigo durante 50 años, el coreógrafo Ricardo Cue.

Una de las piezas que la CND ha bailado esta noche, con todas las entradas vendidas, al igual que para la función que se repetirá mañana, es, precisamente, una coreografía de Cue que se estrenó en 2000 en el Bolshoi, “El cisne”, que se les ocurrió cuando ambos contemplaban en un lago suizo a una de esas aves y cayeron en la cuenta de que “no había cisnes masculinos”.

“Le pregunté a Maya si sabía distinguir a los machos entre todos aquellos cisnes por sus movimientos y ella, que ya era conocida como 'el cisne', me pidió que escribiera una pieza para un hombre”, recuerda Cue.

Y eso es lo que hizo, inspirándose en el mito de Zeus, y lo que ha bailado esta noche, con un éxito apoteósico, Álvaro Madrigal.

La pieza, que la CND estrenó en 2014, ha sido la antesala de “La rose malade”, de Roland Petit, que han bailado Seh Yun Kim y Esteban Berlanfa, y de la “pieza de resistencia” de la gala, un extracto del montaje de Martínez para la compañía de “Don Quijote”, que ha tenido de solista a Yae Gae Park.

La coreana, que ha tenido que recomenzar por un fallo técnico, ha bailado el papel “casi como ella lo habría hecho”, según decía Cue, aunque es “muy probable” que a Plisetskaya le hubiera gustado más que desarrollara su propia forma de enfrentarse al papel.

La segunda parte de la gala se ha abierto con extractos de los roles más relevantes de la hispano-rusa como el de Raymonda, con Seh Yun Kim; Laurencia, con Helena Balla; la Bella Durmiete, con Giada Rossi y Carmen, en el que Natalia Muñoz ha desplegado la amplitud y gracia que ponía la moscovita en sus movimientos.

La gala, que ha rozado las tres horas de duración y que Martínez tiene pensado aligerar cuando la lleven en gira, comienza con una pieza de Jerome Robbins, “In the night”, unos valses preciosos de Chopin que Plisetskaya no bailó aunque le encantaban.

En esa parte también han incluido “Raymonda divertimento”, de Martínez, que ha sido muy aplaudida, y las contemporáneas “Hasta siempre...?”, de Sharon Friedman, y “Polvo eres...”, una pieza con la que la CND ha rendido también homenaje a su autor, Juan Carlos Santamaría, que fue bailarín de la compañía de 1992 a 1998 y que falleció el pasado 20 de octubre.

A ella, ha asegurado Cue, le habría “encantado” el espectáculo de esta noche, que ha ofrecido durante el descanso un montaje con fotografías y vídeos de sus actuaciones, porque disfrutaba “enormemente” con estas galas.

“Murió en mayo y tenía perfectamente diseñada la gala que le iban a dedicar en Moscú por su 90 cumpleaños el 20 de noviembre. Al final habría salido a saludar con un traje espectacular y habría hecho un pedacito de un bolero con ese movimiento de brazos que nadie ha igualado”, relata Cue.

Maya era, añade su agente, “una fuerza de la naturaleza de la que sale cada cierto tiempo una y aún no hay nadie que pueda sustituir ese carácter de rompe y rasga, esa fuerza, ese trueno delicado que era ella aunque su luz ha sido capaz de transcender y meterse en la piel de estos bailarines”. Concha Barrigós.

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