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Cuentos para no dormir

Portada de 'Cuentos completos' de Cheever (editorial RBA)

Carmen López

Mientras que en una novela los personajes tienen tiempo para explicar su historia, divagar, sentarse, dar saltos en el tiempo y demás peripecias durante páginas y más páginas, en el relato tienen que llegar al final a través del camino más corto. Si los libros fuesen una casa, la novela sería un chalet con piscina y el relato un apartamento con una sola habitación. La extensión no marca la calidad, ni el esfuerzo: condensar una narración con sentido en pocas palabras requiere una habilidad no siempre bien ponderada. O al menos en España y según las listas de “los más vendidos” como guía para llegar a esta conclusión.

“El relato todavía se considera en España un género menor”, asegura Silvia Querini, directora de la editorial Lumen. Bajo su sello se han publicado en España las obras completas de Dorothy Parker, Flannery O'Connor y Cynthia Ozick, tres de las grandes representantes estadounidenses del género cuyo éxito comercial no acaba de llegar al país. Estos títulos ha conseguido: “Unas reseñas espléndidas que no van acompañadas en general por las cifras de ventas”, sostiene la editora. Los rankings confirman esta realidad: según los datos de la empresa de medición de consumo Nielsen, ningún libro de relatos ha conseguido colarse en la lista de los 50 libros más vendidos de España de enero de 2014 a marzo de 2015.

Cheever es otro de los grandes nombres relacionados con el relato. Sus Cuentos completos se publicaron por RBA en 2012. En el catálogo de la editorial también se pueden encontrar a otros grandes cuentistas como Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Evelyn Waugh, Edgar Allan Poe, Isaac Babel o J.G Ballard. Manel Martos, editor responsable de ficción de la editorial, tiene una visión ligeramente más favorable que la de Querini, partiendo de la base de que, según sus datos, la publicación de Cheever en España sí ha tenido una buena acogida por parte del público: “tampoco es algo que me sorprenda puesto que es un autor especialmente reconocido por sus relatos”.

Hasta el momento todos los nombres que se han mencionado pertenecen a escritores consagrados. Su publicación puede tener una mejor o peor acogida en las librerías, pero la editorial no hace una apuesta tan arriesgada como si se trata de un autor novel. “Es posible que el lector español sea más proclive a comprar y consumir novela, sí. Sobre todo cuando se trata de la obra de escritores que están empezando su carrera literaria. En el cuento es más difícil salir del paso para un autor si no es realmente bueno”, señala Martos.

Pese a que su debut fue con una novela titulada El talent en 2012, el segundo libro de Jordi Nopca es, precisamente, un libro de relatos [una especie de proceso inverso a lo habitual]. Periodista y escritor, a principios de 2015 ganó el Premio Documenta con Vente a casa, una recopilación de diez historias cortas publicada por Libros del Asteroide. Sentado en una terraza de El Raval de Barcelona, comenta que fue escribiendo sus relatos mientras desarrollaba su obra larga. Habían ido quedando relegados en cajones hasta que un día recuperó el titulado La pantera de Oklahoma [el tercero de su libro], que se convirtió en el germen de lo que después acabaría siendo una recopilación.

“Había algunos relatos que veía muy claros para algún libro pero no veía qué podía salir de ahí. A finales de 2013 mi abuelo iba hacia el hospital Clinic a hacerse unos análisis y se cayó al salir del taxi. Eso le llevó a una decadencia que duró más o menos mes y medio y de la que no se salvó. Cuando murió, tuve la necesidad de escribir algo relacionado con él, de sus últimos días, pero sin ser autobiográfico. De ahí nació el primer relato del libro, Vente a casa”, explica.

Nopca puede dar una visión global de la situación del género en España, ya que como periodista y escritor se encuentra en ambos lados de la trinchera. “Tiene mucha menos presencia en los medios que la novela, lo que repercute también en las ventas. Pero también es verdad que el lector medio no sé porqué extraña razón prefiere la extensión larga a la narración breve. Quizá porque se ha desde hace 50 o 60 años con experimentalidad, con un formato más cercano a la poesía que no a la narración estricta”, reflexiona. También observa que se está produciendo un cambio en dicha percepción de los lectores como consecuencia de las obras de narradores posmodernos norteamericanos que siguen aún experimentado con el relato desde Robert Coover hasta Tao Lin [a su manera], aunque de todas formas: “no veo a las editoriales muy dispuestas a apostar por el relato.Vende menos y como vende menos publican menos y como publican menos siguen vendiendo menos. Hasta que aparezca un autor que venda muchísimo y entonces se pueda hablar de un fenómeno en el relato pero que se considerará como tal, sin escapar de él”.

Más allá de nuestras fronteras

A simple vista parece que el género tienen mejor acogida en lugares como Estados Unidos. En la lista de los mejores libros de 2014 de The New York Times (categoría de ficción) aparece el debut de Phil Klay, con una recopilación de relatos titulada Redeployment, también ganadora del National Book Award de dicho año. Para Querini: “Allí el cuento tiene valor por sí mismo. Y si no, que se lo pregunten a Dorothy Parker”.

Sin embargo, Nopca no tiene tan claro que el éxito del relato en el mercado estadounidense (al menos, en comparación con el español) sea tal: “Me gustaría ver las cifras. Estuve en Nueva York en diciembre, buscando en librerías de precios muy diversos y no había mucha presencia de relatos. Lo que nos llega de Estados Unidos es la criba de la criba de la criba y tenemos la sensación de que allí hay muchos narradores de relato breve pero me gustaría ver, a nivel de porcentaje, qué se publica de estos autores. Creo que no sería mucho más que aquí”.

A colación del tema, en el mencionado New York Times, Leslie Kaufman publicó en 2013 un artículo acerca del buen momento que el género estaba experimentado desde hacía cinco años, de lo que se deduce que no siempre ha sido así. “Las colecciones de cuentos, un género literario a menudo subestimado, están viviendo un resurgir impulsado por la proliferación de opciones digitales que no sólo ofrecen nuevas oportunidades creativas, sino también de exposición y de vías de ingresos”. La palabra tendencia aparece asociada al hecho, acercándose a la reflexión sobre la etiqueta de “fenómeno” a la que hacía mención Nopca.

Pese a todo, algunas editoriales españolas siguen apostando por los relatos, aunque su presencia en las librerías sea prácticamente anecdótica frente a la de las novelas. Impedimenta ha publicado hace poco los Cuentos Completos de Kingsley Amis, Nórdica la recopilación de relatos de escritoras noruegas Mujeres de los Fiordos y Lumen prepara la publicación en noviembre de otra selección de cuentos de Dorothy Parker trabajados con la ilustración y que se titulará Colgando de un hilo. Teniendo en cuenta que la conclusión se acerca a que los relatos tienen un éxito moderado entre el público nacional ¿Por qué seguir arriesgando? “De alguna manera el editor también tiene la responsabilidad de acercar al público lo que cree que es valioso. Siendo razonables en cuanto a tirajes y demás, se hace porque sería una pena que el lector español no disfrutase de Dorothy Parker o Flannery O’Connor. Alguien tiene que hacerlo”, explica entre risas Querini.

Cuentistas españoles

Que no se lea, no quiere decir que no se escriba. Todos los entrevistados tienen en mente los nombre de los que, según su opinión, son los mejores escritores de relatos de la actualidad. Martos responde con un solo nombre: “Carlos Zanón” mientras que Querini se decanta por “Eloy Tizón y Pilar Adón, dos escritores que realmente saben manejar lo que es el perímetro del cuento”. La lista de Nopca es extensa. También incluye a Tizón y después nombra a “Francesc Serés [Acantilado publicará próximamente su excelente nuevo libro en castellano, 'La piel de la frontera], Pedro Zarraluki, Sònia Hernández, Jordi Puntí, Cristina Morales, Gabriela Wiener (aunque sus libros no sean exactamente de relatos), Francisco Ferrer Lerín (lo mismo que Wiener, pero en vez de escribir crónica sus textos son más cercanos a la poesía) y Elvira Navarro, además de Vila-Matas y Patricio Pron”.

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