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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Todos los caminos llevan al Primavera

Repaso de las muchas rutas del Primavera Sound 2014

Jesús Rocamora

1. Indie para las masas

La primera ruta del Primavera será una de las más transitadas, así que ojo con los atascos entre escenario y escenario en horas punta porque este año el festival pretende superar los 170.000 asistentes del 2013. Hablamos aquí de ese indie mainstream que no tiene nada de minoritario y que nació con vocación de gustar a todo el mundo, de ese Nuevo Pop, amable, disfrutable y en gran medida inofensivo como el viejo, que tiene los ojos puestos en su celebración en grandes recintos y festivales. Su valor se pesa por sus himnos. Está en la forma en que grupos británicos como Metronomy y Foals ponen a bailar a su público y también en la épica y el calor con los que The National y The War on Drugs encienden sus reportorios, que tienen un pie en el rock clásico de tradición americana y otro en el siglo XXI. Y está en personajes como Bon Iver, que viene a Barcelona con Volcano Coir, proyecto paralelo de country-rock sofisticado, intimidad para grandes festivales. Y, por supuesto, en Samuel T. Herring, líder de Future Islands, que promete acompañar ese pop grandioso (y accesible) de los ochenta con otra de sus personalísimas interpretaciones.

Este también es el territorio de las nuevas divas pop, como St. Vincent y Sky Ferreira, ambas con discos recién editados en este 2014. Ferreira ya tocó ayer, de forma gratuita, en la jornada de puertas abiertas, así que Annie Clark tiene el campo despejado para desplegar su pop retorcido que siempre consigue sorprender. Incluso hypes como el que ha rodeado a Haim, el trío formado por las hermanas Este, Danielle y Alana Haim, las ha dejado listas para ser carne de festivales: en su debut, Days Are Gone (2013), lo mismo tiran del rock adulto y pomposo de Fleetwood Mac y Phil Collins como del pop adolescente y contagioso de Katy Perry y Destiny's Child. No hay milagro, sino las manos en la producción, entre otros, de Ariel Rechtshaid (Vampire Weekend, Sky Ferreira, Solange Knowles), que le tiene bien pillado el punto a este tipo de bandas. Dee Dee Penny y sus Dum Dum Girls también caben aquí.

El final de este recorrido lleva, claro, a The Arcade Fire, padres de la fórmula. Puede que Reflektor (2013) te gusta más o menos, pero es difícil que con un repertorio como el suyo no conviertan el escenario en una catedral y su concierto en una ceremonia colectiva. A no ser que tu religión sea otra.

2. La oscuridad más negra: ruido, industrial y otros metales

Quien sea un habitual del festival ya sabe que su programa esconde todos los años sus propios easter eggs, propuestas más negras que el carbón y que tu corazón, solo hay que cavar un poco y mancharse las manos para encontrarlas. Incluimos aquí metal, rap post-apocalíptico, pesadillas industriales y electrónica enferma. Es decir, básicamente ruido manipulado. Sin ir más lejos, a Jesu, el proyecto con el que Justin Broadrick se centra en sacar polución y malos humos de su guitarra, ya pudimos verlos en el Fórum con un directo regulero en 2009, y este año repite. Y si en otras ediciones el metal más inquieto e inestable estuvo presente en grupos como Sunn O))), Isis, Neurosis y Pelican, en 2014 es sin duda el turno a Deafheaven, que el año pasado causaron una considerable tormenta sonora y mediática con el fantástico Sunbather.

En general, el Primavera sigue siendo una oportunidad única para ver a veteranos ruidistas, como Chrome y Wolf Eyes. Por su parte, CHVRCHES, Cold Cave y The Twilight Sad son representantes del lado más accesible del nuevo pop gótico, que bebe inevitablemente de los ochenta. ¿Algo un poquito más fuerte? Prueba Kvelertak, metal desde Noruega. ¡No tanto! Prueba Darkside, electrónica noir del productor Nicolas Jaar y el guitarrista Dave Harrington

Capítulo aparte merecería la presencia en el festival de esa electrónica oxidada y densa como un nubarrón que emana desde sellos como Blackester Ever Black, Hospital Productions y TriAngle. Hay dos citas imprescindibles en esta ruta que no son excluyentes, y una es Dominick Fernow, más conocido como Vatican Shadow y por poner música al miedo colectivo al terrorismo renacido tras el 11S. Fernow estará presente por partida ¡triple! la noche del viernes: primero con un DJ set, después presentando Remember Your Black Day (2013), posiblemente su disco más accesible. Pero antes de todo eso, actuará bajo el nombre de Prurient con idéntico objetivo: matar de miedo a su público a golpe de martillazos.

¿Más? También está programado Bobby Krlic, que opera bajo el nombre artístico de The Haxan Cloak, y que el año pasado entregó un disco de título explícito (Excavation) que es como una casa encantada, llena de puertas que se abren y de electrodomésticos que se encienden solos. Y dos propuestas desde la Inglaterra más brumosa: Demdike Stare, que le da al ambient fantasmal, y FKA Twigs, que recupera el trip hop misterioso de Tricky y Martina Topley-Bird.

La otra cita imprescindible es Nine Inch Nails, al que hemos recuperado en 2014 por dos motivos. Uno: para comprobar que los 20 años que acaba de cumplir The Downward Spiral (1994) no le han restado mordida y recordarnos la parte violenta de un Trent Reznor que hoy se codea con Hollywood. Dos: para meterle mano de forma oficial al EP Recoiled, que recoge los remixes de algunas de sus canciones de manos de Coil.

3. No todos los clásicos envejecen igual

No hace falta que seas padre o que tengas más de cuarenta: no pasa nada si decides aprovechar tu visita al festival para cumplir con algunos clásicos de esos de “visión obligatoria”. Nadie te va a atar un viejo a la pierna como un peso muerto y te va a tirar al mar. Peter Hook, bajista de Joy Division y New Order, viene al festival con una formación llamada The Light, donde también figura su hijo y con la que, según los organizadores del Primavera, “retrocede hasta los días de gloria de las bandas de Manchester para ofrecer shows temáticos dedicados a discos esenciales” como Unknown Pleasures, Closer, Movement y Power, Corruption & Lies. Ya en el Auditori, sitio ideal para los recitales más reposados de algunos de estos artistas, como Kronos Quartet (que tocarán junto a Bryce Dessner, de The National) y Mick Harvey, colaborador de Nick Cave, que repasará el repertorio de Serge Gainsbourg, con el que ya ha dado forma a dos discos de versiones.

Quizá el formato que mejor se ajusta a este tipo de recorrido nostálgico es el de “bandas clásicas tocando álbumes clásicos”. Television performing Marquee MoonMarquee Moon debería traernos a 2014 la increíble energía creativa del debut del grupo de Tom Verlaine, a pesar de que la hora (a las 19:30 horas del sábado) no parece la mejor opción para disimular algunas arrugas.

Menos museística promete ser la presencia de Julian Cope y de The Ex. El primero, nacido de la explosión post-punk británica, fue líder de los originales The Teardrop Explodes y ha hecho de todo en la industria, entre otras cosas escribir libros fundamentales sobre las escenas alemana y japonesa de rock experimental. Presenta en el Primavera su último disco, Revolutionary Suicide (2013), cargado como es habitual de política y psicodelia. Los holandeses The Ex también nacieron en la misma época, bajo bandera anarquista, y llevan tres décadas desarrollando el punk de forma libre e improvisada, contagiándolo con elementos del folklore europeo y africano.

4. De África a Brasil: otro Primavera es posible

El Primavera es anglosajón hasta la médula, aunque también en cada edición es posible encontrar propuestas en las periferias del eje EEUU/Reino Unido. Según anuncian los emails de las agencias de comunicación, este año viviremos dos invasiones de países europeos: una italiana (con la presencia de Junkfood, y C+C = Maxigross) y otra polaca (con Anthony Chorale, Coldair, Furia y Hokei). Lo harán dentro de la programación del PrimaveraPro, que también incluye una representación de bandas de Chile (Congelador, Matías Cena), Israel (The Secret Sea, Vaadat Charigim) y Sudáfrica (Bongeziwe Mabandla, Nomisupasta), entre otros países. Ojo precisamente al cóctel de John Wizards, proyecto de música electrónica experimental que reúne al productor sudafricano John Withers y al cantante ruandés Emmanuel Nzaramba. Su debut homónimo, publicado el pasado septiembre en Planet Mu, el sello de Mike Paradinas, es exótico y superestimulante.

Desde Nigeria llega a Barcelona Seun Kuti, hijo de Fela Kuti, al frente de Egypt 80, banda que montó su padre y que es presentada como un “imparable ciclón de soul, jazz, ritmos yorubas y activismo social y político”. Presentan disco de este año, A Long Way To The Bennining, que ha sido producido por Brian Eno. Y también de las enseñanzas de Fela Kuti partieron a comienzos de siglo Antibalas, colectivo de Brooklyn que, además del afrobeat, cultivan el jazz, el soul, el funk y la música latina. La presencia de la Sun Ra Arkestra en el año en que se cumplen cien años del nacimiento de su gurú del espacio exterior también puede tener su morbo.

Y en el año del Mundial, también hay una representación de Brasil, encabezada por Caetano Veloso. El padre del tropicalismo, movimiento que renovó la canción popular brasileña a finales de los años sesenta incorporando (a través del canibalismo como forma de reivindicar su pasado tribal) elementos del pop extranjero y el rock psicodélico, cerró en 2012 una trilogía de discos de orientación más cruda, grabados junto al joven trío de guitarra, bajo y batería BandaCê. Experimental a su manera (y a su edad), somete su estilo, habitualmente dulce, a un baño de electricidad. Es difícil no apreciar el tropicalismo en el ADN del pop-rock que llega desde Brasil, en el folk de Rodrigo Amarante o en el revival psicodélico de Boogarins, Motormama y Black Drawing Chalks. Y fuera del él, también caben propuestas más mestizas, como la de Móveis Coloniais de Acaju, y Single Parents, que parecen salidos de la escena “alternativa” de los años noventa.

5. Los noventa son nuestros

Es imposible entender el Primavera Sound y su trayectoria sin parar constantemente en la década de los noventa. Los puristas encontrarán dos buenas razones para hablar de discos viejos con la vuelta a los escenarios de los etéreos Slowdive y de los más áridos Slint, tocando entero su sequísimo Spiderland. De las cenizas de Sonic Youth salen Lee Ranaldo and the dust y Body/Head, con Kim Gordon, y también vuelven a repetir Shellac, el grupo de Steve Albini, nombre indispensable en el indie de los ochenta y noventa. Añadan también aquí a The Wedding Present.

Más noventas: tras visitar el festival hace dos años, Jeff Mangum ha reactivado Neutral Milk Hotel y su folk ácido de culto. Y habrá tormentas de guitarras de mano de los escoceses Mogwai y los canadienses Godspeed You! Black Emperor, ambos huyendo de los clichés de otra de las etiquetas que marcaron la década, el post-rock. Incluso hay bandas actuales haciendo neogrunge, como Speedy Ortiz.

Gran parte de la escena noventera española también está presente de una forma u otra en grupos actuales como Grupo de Expertos Solynieve (“el supergrupo formado por miembros de Los Planetas, 091, Lagartija Nick y Lori Meyers”), León Benavente (con “miembros de la banda de Nacho Vegas y componentes de Tachenko y Schwarz”) y M a j e s t a d (“sus 4 miembros militan o han militado en Los Planetas, The Secret Society, Urbana 13, Buena Esperanza, Garzón, Grande-Marlaska, Nine Stories, Supercinexcene o Dana Lee”), además de Standstill, Joan Colomo y No More Lies como representantes del sonido Bcore. Mención especial merece Nacho Vegas con su reciente Resituación, más preocupado de reflejar la situación social y política actual (su apoyo a Podemos es explícito) que en mirar al pasado.

¿Dónde desemboca este camino? En Pixies, sin duda. El grupo de Frank Black, ahora sin Kim Deal, lleva años dando conciertos de forma intermitente y se ha decidido a reunido sus tres recientes EPs en lo que es su primer disco desde 1991, Indie Cindy (2014). Es difícil que estos nuevos temas funcionen como gancho cuando uno los compara con su apabullante legado, y quienes los han visto en directo ya saben la profesionalidad con la que ejercen su trabajo a estas alturas. Tan infalibles como oficinistas.

6. Electrónica y música de baile: meet me on the dancefloor

Además del atracón de ritmos oscuros del que hablábamos más arriba, la programación de electrónica, centrada en la noche, quiere hacerte bailar en medio de grandes multitudes. Los programadores del Primavera traen a dos de los triunfadores de las listas de lo mejor del año pasado en Reino Unido, como son Disclosure (la actualización que hacen estos dos jóvenes hermanos de parte de la tradición británica dance ha salido disparada del underground a la superficie y ya no hay quien les pare) y Daniel Avery (con una propuesta que se inspira en la electrónica de los noventa, en Orbital y Underworld, y también con evidentes ganchos para el directo). Con Daft Punk convertidos en un par de robots de lo más serios, el funk retrofuturista de Chromeo puede servir como final de fiesta para la noche del sábado.

Entre los clásicos invitados este año está Laurent Garnier, encargado de cerrar la noche del viernes. Y entre los nuevos, Jamie xx y Julio Bashmore. Hay también espacio para proyectos algo más inclasificables, que buscan un camino entre lo sintético y lo orgánico, lo cerebral y la pista de baile, como SBTRKT (con un EP de cortes exclusivamente instrumentales recién editado) y Moderat, el super-trío formado por Modeselektor y Apparat. Este también es el terreno del elegante Andy Stott. ¿Pop electrónico? Glasser. ¿Ritmos rotos y retorcidos? The Range. ¿Hip hop? Kendrick Lamar y Earl Sweatshirt.

La escena española está presente con John Talabot, que ya es un habitual, además de Mistakes Are Ok, DJ Fra, Pional, el joven William Dafoe, Shelby Grey y Kosmos. Para ver a otros, como Henry Saiz y BFlecha, habrá que irse al Sonar. Y atención al trío de Barcelona Lasers, que han pasado de compartir espacio sonoro con Delorean y El Guincho a abrazar el house con sintetizadores cósmicos en el ultradisfrutable Exchange Levels (2013).

7. Folk y rock añejo: la neo-psicodelia sigue bien, gracias

Aunque Pond y Jagwar Ma comparten nacionalidad (australiana) y algo más con Tame Impala, son Temples los que ocupan el puesto de revivalistas de honor este año, con ese fantástico debut recién estrenado que es Sun Structures. Puede que aún no jueguen en la misma liga, pero es cuestión de tiempo. Por este camino hay un grupo que vuelve a los escenarios y a los que merece recuperar, como son Loop, formación nacida del rock espacial de finales de los ochenta que deberían ser capaces de hipnotizar a su audiencia. Igual que Anton Newcombe y su The Brian Jonestown Massacre, que llevan ya dos décadas explorando los límites alucinógenos del shoegaze.

Desde Chile, y completamente chiflados por el rock cósmico, aterrizan en Barcelona Astro y Föllakzoid. Y a los japoneses Bo Ningen habría que darles de comer aparte, una apisonadora hardcore con manchurrones de psicodelia que da forma a una suerte de “punk ácido”. Aún menos domesticados están los barceloneses ZA!, otro rodillo rítmico capaz de liberar tanta energía como para borrar el Parc del Fòrum del mapa.

Si algo tienen en común Black Lips y Dr. John en su acercamiento al rock sureño es que han contado para la producción de sus últimos discos con miembros The Black Keys, otros que saben muy bien cómo actualizar el sonido vintage y arenoso al público del siglo XXI. También aquí tiene cabida el rock pesado de Queens of the Stone Age, Drive-By Truckers y de los ruidosos Girl Band. Entre los cantautores folk están Courtney Barnett y Jonathan Wilson. Y como representantes del folk hecho aquí mismo, Oso Leone y Joana Serrat.

En la última casilla está esperándonos Ty Seagall, que podría ser algo así como el Jack de esta década. Incontenible, prolífico y con un talento increíble para las buenas canciones, el año pasado mostró ambas caras con el lisérgico y acústico Sleeper y el muy eléctrico Fuzz, debut de su grupo paralelo del mismo nombre donde da rienda suelta a su obsesión por Black Sabbath.

Anexo: ¿Dónde meto a estos?

Aquí dejo algunos nombres difíciles de encajar en ninguna categoría anterior, pero pueden ser imprescindibles para salirse de los caminos habituales. Uno: Los Ganglios, cuya propuesta es difícil de explicar sin quedar como un idiota. Dos: Sílvia Pérez Cruz & Raül Fernandez Miró, que llevarán al Auditori su reciente disco de versiones, granada, con temas de Albert Pla, Robert Schumann, Leonard Cohen, Violeta Parra, Lluís Llach, Édith Piaf y Enrique Morente. Tres: el punk rock femenino de Helen Love y Sangre.

Y cuatro: Charles Bradley, cuyo historión se ha contado ya en el documental Charles Bradley: Soul of America (2012). Tras cuarenta años sobreviviendo como imitador de James Brown, Bradley debutó en 2011 después de dejar un video con sus actuaciones en la sede de Daptone Records. Tenía 63 años y tuvo que dar clases para aprender a leer y escribir porque, entre otros dramas, pasó parte de su infancia viviendo en la calle. Su increíble vozarrón y su manera de canalizar (de pies a cabeza) su soul deslumbrante será una de las mejores cosas que pasen en el Parc los próximos tres días.

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