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El primer hombre malo de Miranda July

Retrato de Miranda July, cortesía de Random House

Carmen López

La obra de Miranda July es ella misma. Todos los trabajos que hace, que son muchos, están intrínsecamente ligados a su propia persona y no solo porque llevan su firma sino porque ella está presente en todos, tanto si es ficción como si no. Su personalidad devora todo lo que hace, lo que provoca que no haya manera de separar a la autora de su trabajo. Con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.Su última aparición en el escenario cultural ha sido con su primera novela El primer hombre malo, que en España ha publicado Random House traducida por Luis Murillo Fort. Por supuesto, la historia lleva el sello de July está estampado en cada letra y según avanza la historia, la cara de la protagonista se va convirtiendo en el suyo. Si la historia se pasase al cine, ella interpretaría el papel de la protagonista sin ninguna duda. Al fin y al cabo ya lo ha hecho en todas sus obras cinematográficas.

El personaje principal de la novela es Cheryl Glickman, una mujer de cuarenta y tantos años que trabaja en una organización sin ánimo de lucro en la que se crean contenidos de autodefensa para mujeres. Vive sola y no tiene más relación sentimental que la que mantiene con Phillip, uno de los miembros de la junta de la entidad para la que trabaja, unilateral y retorcida. Su vida transcurre ordenadamente en un mar de reglas obsesivas que controlan a la vez que potencian su soledad. Su cotidianeidad cambia cuando Clee hace aparición en escena. Es la hija veinteañera de sus jefes, a la que tiene que acoger más que por obligación por su incapacidad para decir que no, que rápidamente tomará el control de la casa.

La relación con la insoportable y hedionda joven hace que se despierten en ella impulsos hasta entonces reprimidos o desconocidos, tanto sexuales como emocionales. Todo el relato es una narración de sus enrevesados pensamientos, como si el lector fuese el terapeuta que la escucha hablar desde el diván, incluso cuando en el libro está presente un psicólogo. La historia avanza rápido pese a la lentitud a la que evolucionan los razonamientos de la protagonista, lo que potencia la sensación opresiva de estar en la mente de una persona y no poder cambiar su rumbo (más allá de cerrar el libro y olvidarse de ella, claro).

Glickman tiene muchos rasgos en común con la persona que la creó. Su edad, el hecho de que Miranda July haya sido madre hace un par de años (la maternidad es uno de los temas esenciales en de la novela) e incluso el tema de su profesión: los padres de la escritora montaron en 1974 la editorial North Atlantic Books, dedicada en gran parte a la edición de textos de artes marciales y autodefensa. También coinciden en la fijación en los pequeños detalles, el interés por bucear en la perturbación o incluso en su propia estética, cuyos vestidos podrían formar parte del armario de la escritora.

El libro ha recibido excelentes críticas en Estados Unidos, incluso por parte de la temida (a la par que venerada) Michiko Kakutani de The New York Times. Aunque de poco sirven las recomendaciones en este caso, al menos para los que ya conozcan a la autora: a los que la adoren les encantará y a los que no la soporten les horrorizará. No hay medias tintas cuando la persona es casi más importante que su trabajo. Podría decirse lo mismo de creadores recientes como Wes Anderson o la propia Lena Dunham a la que, por cierto, le ha encantado el libro.

Mil veces Miranda

Hace esculturas y performances, canta, escribe libros, dirige películas, es actriz. A Miranda July casi no le da la vida para llevar a cabo todos sus proyectos. Algunas cosas se le dan mejor que otras, todo hay que decirlo: su música, por ejemplo, tiene un inquietante parecido al Sonido de Ross y sus esculturas posiblemente no pasen a la posteridad como grandes obras de arte. Sus escritos y sus películas (cortos y largometrajes) son los trabajos con los que ha obtenido mayor reconocimiento, tanto por parte de la crítica como del público.

Que Miranda July haya terminado siendo artista no es difícil de entender: sus padres son escritores además de editores y después de crecer y estudiar el primer año de universidad en Berkeley se mudó a Portland, epicentro de la alternatividad estadounidense. De hecho, ha aparecido en algunos capítulos de Portlandia, la serie televisiva creada por Carrie Brownstein y Fred Armisen, una sátira del ambiente hipster que caracteriza a la ciudad.

July conocía a Brownstein de sus tiempos en el movimiento Riot Grrrl en el que las dos tomaron parte. A finales de la década de 1990, después de hacer sus pinitos en la música con 3 discos grabados con el sello Kill Rock Stars, empezó a realizar sus primeras obras multimedia como Atlanta (1996) o Love Diamond (1998) y sus performances como The Swan Tool (2000), que interpretó en diferentes partes del mundo como en el International Film Festival de Rotterdam o el Institute of Contemporary Arts en Londres.

Learning To Love You More (2002) es uno de los primeros trabajos en los que el público genera el contenido de la obra, una práctica que estará muy presente en la trayectoria de la creadora. En este caso, July y el artista Harrell Fletcher propusieron una lista de tareas que las personas podían llevar a cabo (la más representativa era sacarle una foto a tus padres besándose). Recibieron dibujos, fotos y vídeos de unas 8.000 personas a lo largo de siete años, un conjunto que ahora forma parte de la colección permanente del MOMA de San Francisco.

Su primer libro de relatos (ya había publicado algunos sueltos en revistas como The Paris Review), Nadie es más de aquí que tú, se publicó en 2007 en Estados Unidos (a España llegó dos años después gracias a Seix Barral) y ganó el premio Frank O’Connor de relatos. En él ya están presentes los rasgos característicos de su escritura, que después se podrán encontrar en El primer hombre malo. De hecho, su novela podría ser la continuación de alguno de esos cuentos o el resultado de haber hilvanado unos cuantos de ellos.

El siguiente libro fue Te elige (Seix Barral, 2011), aunque éste pertenece a la categoría de no-ficción. El volumen recopila entrevistas que la autora realizó a diversas personas que habían puesto anuncios en un boletín gratuito de Los Angeles llamado Pennysavers. El trabajo consistía en encontrarse con los anunciantes y charlar con ellas a partir de lo que vendían: un cachorro de gato bengalí o un secador de pelo, por ejemplo. Además de las conversaciones, el libro contiene fotografías de los encuentros tomadas por Brigitte Sire. El proyecto surgió durante un ataque severo de procrastinación que sufrió mientras escribía el guión de su segunda película El futuro (2011). De hecho, en una de las escenas descartadas de la película que después se publicó en Nowness interpreta (a su manera, claro) un tutorial para librarse de las distracciones externas que impiden trabajar.

Seis años antes había estrenado Tú, yo y todos lo demás, su primer largometraje, con el que ganó la Cámara de Oro en el Festival de Cannes y el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance 2005. July es la guionista, la directora y la actriz protagonista de ambas películas, lo que puede definirla como polifacética, como egocéntrica o una mezcla de las dos cosas. Depende de la mirada que la observe.

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