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A algunos superhéroes también se “les va la pinza” y la lían parda

A algunos superhéroes también se "les va la pinza" y la lían parda

EFE

Barcelona —

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No hay duda de que el exceso de perfección aburre, que los villanos suelen resultar más atractivos que los que no se atreven a cruzar al lado oscuro, por eso el cómic da cancha a superhéroes poco ortodoxos, con sus “supercosillas”, a quienes, de vez en cuando, se les va pinza y, vamos, la lían parda.

A ellos, está dedicado “Superhéroes fuera de control”, una exposición que se puede ver en el Salón del Cómic de Barcelona y que reúne una selección de personajes con algún que otro transtorno de personalidad, adn trastocados, deseos enfermizos de venganza o patologías mentales varias, poco dispuestos a respetar las leyes básicas de la cortesía ni a quienes las promulgan.

La lista para esta pasarela -donde muchos echarán de menos algunos nombres- debe encabezarla, evidentemente, el doctor Bruce Banner, Hulk (su Hyde), el personaje creado por Stan Lee y Jack Kirby, al que no hay que tocarle las narices si no se quiere comprobar cómo unos aparatosos músculos verdes le rompen la camisa y conviertan sus pantalones en un ajustado culotte.

Otros de esos “chicos especiales” son el Juez Dredd (de Wagner y Ezquerra) al que el cumplimiento a rajatabla de las leyes de Mega-City se le hace muy cuesta arriba; el veterano El Espectro (de Siegel y Bally) un ser cósmico dominado por el ansia de venganza del policía asesinado Jim Corrigan o el demonio Hellboy (Mignola) adoptado por una agencia de seguridad para casos especiales.

Vigilante (de Wolfman y Pérez) se suma a la lista de justicieros rencorosos que no se fían de los tribunales para impartir la ley, y que opta por la vía del mamporro para imponer la suya, liga en la que también juega el Motorista fantasma (de Mackie y Saltares) un personaje que prefiere moverse con dos ruedas, en vez de utilizar otros ingenios más tecnológicos.

El politoxicómano Spider Jerusalem (Ellis y Robertson), el mutante e irritable Lobezno (Wein y Trimpe) o La Máscara (Richardson, Badger, Arcudi y Mahnke) siempre hiperacelerado en cualquiera de sus portadores, son otros de los que conforman este particular combo, reunidos para la ocasión en un mural con reproducciones de sus imágenes en donde se informa al visitante de cuáles son los síntomas disfuncionales de cada uno de ellos.

“Son personajes un poco descontrolados, pasados de vueltas, que van un poco a su aire y que pueden tener algún que otro momento heavy”, asegura el director del salón barcelonés, Carles Santamaría, acerca de unos “superhéroes” que no tienen muy cuenta el montante de los daños colaterales cuando se les cruzan los cables y utilizan la violencia y sus poderes como si no hubiera un mañana.

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