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Ecoturismo con lupa para ver los bosques en miniatura de Cabo de Hornos

EFE

Punta Arenas (Chile) —

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La Reserva de Biosfera Cabo de Hornos, situada en el extremo austral del continente americano, esconde un mundo secreto y diminuto de musgos, líquenes e insectos que escapan al ojo humano y sólo se pueden observar con lupa.

Este es el germen del “ecoturismo con lupa”, un concepto acuñado por el ecólogo y filósofo chileno Ricardo Rozzi, director del Parque Etnobotánico Omora, el epicentro científico de esta reserva situada en el archipiélago de Cabo de Hornos.

“El ecoturismo con lupa pone la atención en una realidad que generalmente es invisible pero que por eso es diferente, y en un mundo tan igual poner la atención en aquello que no se ve invita a las personas de distintas partes del mundo a poner un lente que magnifica pequeños seres”, explica Rozzi a Efe.

Rozzi ha sido uno de los ponentes en la Hackatón de Divulgación Científica e Innovación que finalizó el martes en Punta Arenas, al extremo sur de Chile.

El encuentro, en el que participaron jóvenes emprendedores de siete países suramericanos, tenía como objetivo estimular la generación de proyectos innovadores de divulgación de los conocimientos para plasmar y difundir el concepto de laboratorios naturales que abundan en la Patagonia y la Antártica.

Este turismo con lupa busca pequeños insectos, líquenes, hongos y musgos que constituyen bosques en miniatura que reproducen a pequeña escala todos los procesos naturales que se dan con especies de mayor tamaño.

Además tiene una vertiente cultural y filosófica para poner un freno al vértigo y la velocidad de la vida cotidiana.

“La lupa te obliga también a ir un poquito más lento y a recuperar esa capacidad de cultura y de relatos”, explica Rossi, profesor en la Universidad de North Texas, en EE.UU., y en la Universidad de Magallanes.

El Cabo de Hornos, situado a apenas 1.000 kilómetros de la Antártida, es el sitio ideal para estudiar esta pequeña flora y fauna porque concentra casi el 6 % de la diversidad mundial de briofitas en un área que sólo representa el 0,01 % de la superficie terrestre.

También es un punto estratégico para estudiar los efectos del cambio climático global por su ubicación geográfica, destaca Rizzi.

“Con el cambio climático, en Cabo de Hornos las especies saltan al mar o a la Antártida. Estamos viendo cuál es la tasa de extinción, como podemos mitigar y prevenir estas extinciones con el grado de endemismo que tenemos”, señala.

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