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Las bibliotecas de las universidades valencianas no dan abasto en época de exámenes

Alumnos en la biblioteca de Humanidades Joan Reglà

Laura Martínez

Los estudiantes de la Universidad de Valencia no tienen lugar para estudiar. Las bibliotecas, en época de exámenes (enero y mayo/junio) se quedan cortas para la gran afluencia de alumnos que pasan el día en ellas. Muchas salas cierran durante las noches y los estudiantes incluso se quedan en las escaleras. Otros optan por ir a la cafetería a hacer los trabajos o a los pasillos de la facultad, buscando enchufes para cargar el ordenador.

Para denunciar esta situación, un grupo de estudiantes del BEA (Bloc d'Estudiants Agermanats), ha 'okupado' temporalmente una de las salas de la biblioteca de Humanidades Joan Reglà, situada en la calle Artes Gráficas, en el campus de Blasco Ibáñez. Esta biblioteca cuenta con 18 salas y capacidad para 800 personas.

Los estudiantes, en un comunicado, aseguran que son conscientes del valor de los archivos que contienen algunas salas y entienden que se cierren durante la noche, pero exigen “más recursos humanos para cubrir la vigilancia de los archivos y solucionar así el problema del cierre de las salas”.

Además de los espacios, el sindicato ha demandado la habilitación de algún lugar para poder comer y calentar la comida o que se abran los lugares habituales (la cafetería) a las horas de comer. Además, que en época de exámenes y en especial durante las noches, exista algún lugar en el que poder comer, ya que hay alumnos que pasan más de 10 horas en las bibliotecas.

Los alumnos de la Universidad de Valencia corroboran las quejas del sindicato. “Ir a la biblioteca a estudiar acaba siendo siempre un suplicio... desde primera hora está siempre lleno y al final te concentras menos allí que en tu casa. Hay demasiada gente”, comenta Borja. Luis, estudiante de Periodismo, lamenta que no se abra la biblioteca de Medicina durante 24 horas, que son quienes más lo necesitan y cuando cierran se ven obligados a ir a otras como la de Humanidades. “Amén de la escasez de documentos para Periodismo, que no son más de una estantería”, critica.

Inés, estudiante del máster de Derechos Humanos, considera que los controles son insuficientes: “se cuela mucha gente que no es de la Universidad, todos comen en las salas, pese a que está prohibido y la gente deja sus apuntes dos horas, pese a que el máximo es de 20 minutos”. “Entendemos que la Universidad no tiene recursos suficientes, pero si aparentan ser un sitio serio, que lo sea”, señala.

Por su parte, la Universitat ha comunicado al sindicato de estudiantes que abrirá dos salas más de Humanidades 24 horas hasta que termine el periodo de exámenes.

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