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La Fira del Llibre de València, gran cita anual del sector, llega este año 2016 a su 51 convocatoria en un ambiente de cambio en las políticas relacionadas con el libro y con tímidos síntomas de recuperación del sector editorial valenciano.

De la crisis a la recomposición: la resurrección de las editoriales valencianas

El sector editorial experimenta un renacer en los últimos años

Moisés Pérez

La tempestad de la crisis dejó al mundo editorial tocado, muy tocado. Los cierres se sucedían, las fusiones se hacían inevitables para subsistir -caso de Tàndem, que fue adquirida por Bromera- , la facturación no paraba de descender -desde 2008 ha bajado un 40%- y los gobiernos del PP daban la espalda con recortes a un sector necesitado de ayudas para superar sus retos de futuro.

Las peculiaridades del País Valenciano no eran esperanzadoras. Según un informe de la Federación de Gremios de Editores de España realizado en 2012, la media de lectura valenciana se sitúa en el 56%, tres puntos por debajo de la media española que está en el 59%. A solo dos puntos de las autonomías que peor media tienen: Murcia y Extremadura. La media europea del 71% -que registra la comunidad con mejor índice de lectura, Madrid- sigue siendo una utopía.

“Son cifras muy horribles. Y la causa de este índice tan bajo no es solo cultural, es también educativa”, asegura Vicent Olmos, de la editorial Afers. “Los niños leen de forma obligada. En la escuela no se les estimula a leer, sino se les obliga a ello. Es un problema que hay que corregir para que los índices de lectura suban más. De lo contrario iremos a peor”, secunda Vicent Flor, director de la Institució Alfons el Magnànim. Un problema al que se suman otros como la gran oferta de entretenimiento que hace que la población prefiera otras actividades antes que el libro. “Con las nuevas tecnologías, leemos menos. A mi me ocurre. Hay que hacer atractiva y divertida la lectura con nuevas propuestas”, reivindica Àfrica Ramírez, de Balandra Edicions.

Pese a que el panorama no era el más indicado, o precisamente por eso, el sector editorial valenciano ha experimentado una auténtica eclosión de pequeñas editoriales. Sembra Llibres, Drassana, Balandra, Lletra Impresa, Companyia Austrohongaresa de Vapor, Petit Editor...son algunos de los sellos que han ido surgiendo durante los últimos años. “El sector había estado muy estático. Y tras esa falta de movimiento, se han creado nuevas editoriales pequeñas que cubren los huecos que hay en el mercado gracias a su ventaja: su libertad para editar”, afirma Ramírez, que después de cerca de 25 años ligada al sector decidió emprender la aventura de impulsar Balandra Edicions. “La idea era montar un sello con el que publicar aquellos géneros que más me gustan”, señala.

De idéntica forma le sucedió a Joan Carles Girbés. Junto con el que fue cantante del grupo Obrint Pas i escritor Xavi Sarrià, creó la editorial Sembra Llibres. “Queríamos hacer libros que conectaran con el público, pero que hablaran de temas de actualidad”, expresa Girbés. Libros relacionados con el accidente del metro de Valencia o con la batalla para salvar la huerta que precisan “conectar con el lector de otra forma”. “Se trabaja mucho el boca-boca por las redes sociales, se hacen presentaciones con actuaciones para involucrar a más gente, se ofrece con el libro también música u otros elementos, o se llevan a cabo giras como fórmulas para despertar la atención del lector”.

Nuevas fórmulas que también aplican ya las editoriales medianas consolidadas como Tres i Quatre, Onada, Edicions 96, Bullent o Perifèric. “Han traído nuevas maneras de llevar el libro a la calle, haciendo bolos y agitando la cultura. Estas formas innovadoras buscan sectores nuevos. Y nosotros ya hemos empezado a ponerlas en marcha”, comenta Dolors Pedrós, de Edicions 96 y presidenta de l'Associació d'Editors del País Valencià. Otras como Afers, por sus características de editorial que publica libros de historia o ensayos de tipo social y político, tienen ya un público definido. “Se trata de lectores formados y que en su mayoría han pasado por la universidad. Si aciertas con unos cuantos títulos al año, tienes la supervivencia garantizada”, resalta Olmos.

Pero en la galaxia editorial valenciana no solo hay pequeñas editoriales independientes y otras de carácter mediano. Hay un sello que se ha convertido en el referente del sector. Se trata de Edicions Bromera, que este año cumple su 30 aniversario. Con 50 colecciones, 3.000 títulos y 8 millones de ejemplares a sus espaldas, edita literatura, poesía y libros de texto. Y es uno de los pocos sellos valencianos que tiene venta en el exterior.

La administración pública también tiene su parte en el sector editorial. La Universitat de València y la Institució Alfons el Magnànim se encargan de editar libros desde el sector público. “Alfons el Magnànim se ha dedicado durante mucho tiempo a editar libros sobre la edad medieval. Ahora, vamos a priorizar la edad moderna y nuestros contemporáneos. Y abrir nuestras publicaciones a la ciencia social y a las naturales”, asegura Flor. El nombramiento de Enric Sòria como director de la Biblioteca d'Autors Valencianas es un síntoma de cambio de rumbo.

Esperanza con el cambio político

Ante los pasados comicios autonómicos, los editores junto con los otros sectores del mundo del libro elaboraron una hoja de ruta para fomentar la lectura. El texto fue asumido por todas las formaciones. Y con la llegada de la izquierda a la Generalitat Valenciana se ha puesto en marcha un Plan de Fomento de la Lectura que recoge las líneas planteadas. “Es un movimiento esperanzador. Era necesario que lo pusieran en marcha”, afirma Pedrós. Olmos secunda sus palabras: “Es magnífico. Es una auténtica declaración de intenciones”. “Es esperanzador este plan, pero soy escéptica. Hace falta resolver más cosas y muchos años para que el sector se consolide”, opina Ramírez. Girbés es el más crítico: “Soy muy escéptico respecto a lo que puede hacer la administración”.

Gonçal López-Pampló, director literario de Bromera, alerta que la intención del programa Xarxa Llibres de fomentar la reutilización de los libros de texto “supone una cuestión complicada por su impacto económico sobre las editoriales”. Y apunta dos retos de futuro fundamentales: la internacionalización de las editoriales -hecho logrado por Bromera- y “lograr subsistir”. La recomposición del sector ya está en marcha.

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La Fira del Llibre de València, gran cita anual del sector, llega este año 2016 a su 51 convocatoria en un ambiente de cambio en las políticas relacionadas con el libro y con tímidos síntomas de recuperación del sector editorial valenciano.

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