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Carta abierta. Estimada RTVV:

Carlos Villodres

Hoy, 29 de noviembre, a las 12.19 horas, te han apagado. Para toda una generación, es nuestra primera tarde sin ti. El zapping nos devuelve pantallas negras y cartas de ajuste, y las frecuencias de radio memorizadas del coche nos asoman al silencio que te han impuesto unos indeseables.

Te escribo en castellano, mi lengua materna, para que entiendas tu función imprescindible e irremplazable en un país con una lengua minorizada y excluida de tantos ámbitos, que muchos no habríamos aprendido sin tu ayuda. En mi caso, no podré olvidar aquellas tardes como joven valenciano que vivía a más de 10.000 km de su tierra oyendo por internet la Taula Esportiva, el Sambori o las retransmisiones de los partidos –en aquellos años, incluso victorias- del Valencia CF.

Podría retroceder mis recuerdos aún más, recordando las meriendas con los míticos dibujos animados de principios de los 90, o acercarme al presente con la indignación que me provocaba verte tan manipulada e indigna. Da igual. Desde la inocencia, la nostalgia o la rabia, has sido parte de nosotros.

Como te decía, son las primeras horas sin ti y aún es pronto para digerir el esperpento que hemos vivido. Qué podíamos esperar de un gobierno como el que padecemos, pensarás. Policías de la Generalitat sin orden judicial fracasando en su intento de apagarte, vallas cerradas que dejan fuera a los trabajadores de un turno y encierran a los de otro, permisos retribuidos enviados a las 3 de la madrugada o representantes sociales y políticos entrando por ventanas a los platós donde habían sido prohibidos en los últimos años.

Y después de tanto esperpento, uno se queda con la sensación de que te han cerrado por la obcecación de un presidente mediocre. Un presidente que cree, como ha afirmado horas después de tu cierre, que gobernar es tomar decisiones difíciles. Supongo que por “difíciles” querrá decir impopulares, o contrarias a la voluntad del pueblo al que debería representar. Alguien podría recordarle que gobernar no es tomar decisiones difíciles, sino encontrar soluciones a los problemas y necesidades de los ciudadanos. Y más cuando los problemas son, en gran medida, su responsabilidad, como presidente del partido que (mal)gobierna hegemónicamente desde hace décadas.

Estate tranquila porque, por más que intenten evadir su responsabilidad, recordaremos por siempre que tu deuda millonaria, la manipulación de tus informativos, o los contratos con tramas corruptas, no aparecieron por generación espontánea sino que fueron parte de una política planificada de saqueo al servicio de unos intereses inconfesables.

Aun así, déjame decirte que no eres la última víctima de una política basada en el esperpento y la mediocridad constante. Estudiantes de 16 años tratados como “enemigos”, aeropuertos peatonales, hospitales construidos y tapiados, cursos de coaching o amistosos de baloncesto a precio de oro son parte del panorama desolador que debemos soportar día a día.

No eres la única, es cierto, pero si la que marca un punto y aparte. En tu caso no nos han cocido a fuego lento, sino que nos han tirado al agua hirviendo. Y, como las ranas de la famosa parábola, hemos saltado. Porque entendemos que el negro en nuestras teles y el silencio en nuestras radios nos condena a la invisibilidad más absoluta.

Hemos saltado y lo hemos hecho de forma mayoritaria y transversal. Por eso en las últimas semanas te hemos intentado salvar. Pero no ha sido posible. Por eso un 29 de noviembre a las 12.19 has ido a negro. Y por eso te hemos llorado. Por eso, también, salimos a la calle el 30 por la tarde para exigir que los responsables de tu muerte nos den la posibilidad de echarlos.

Quizás pienses que somos ingenuos, pero creo que entenderás que llenemos de indignación el vacío que nos dejas.

Por último decirte que una cosa debes tener clara. Te necesitamos. Quizás la mediocridad gobernante no nos permita tenerte en los próximos días, semanas, meses o años. Quizás te intenten suplantar con un sucedáneo hecho a medida de los mediocres y sus amigos, deseosos de sacar tajada de tu muerte. Pero porque te necesitamos, libre, plural, valenciana y de calidad, no tengas ninguna duda que más pronto que tarde volveremos a tenerte entre nosotros.

Y no habrá ni esperpentos, ni corruptos, ni mediocres, que puedan evitarlo.

Descansa y toma fuerzas, porqué volverás.

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