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Para que la igualdad entre en la agenda pública

Adolf Beltran

Puede que los diarios nativos digitales lo tengamos más fácil. No arrastramos muchas inercias de los viejos medios y resulta más natural que el periodismo que hacemos conecte con la sensibilidad de los nuevos usuarios y con las preocupaciones que contribuyen a renovar el debate colectivo. Aunque esto de generalizar siempre es peligroso y, desgraciadamente, solo a las pruebas digitales hay que remitirse.

En todo caso, eldiariocv.es, edición valenciana de eldiario.es, tiene la vocación de contribuir al progreso, no solo en lo material, sino sobre todo en las mentalidades, los derechos y las libertades, en la convivencia civilizada, en definitiva. De ahí que nos hayamos adherido al Pacto Valenciano contra la Violencia de Género y Machista, en el que se refleja la necesidad de que los medios de comunicación colaboren en la difusión de los valores de igualdad y respeto.

Como muy bien señala el documento suscrito por las administraciones públicas, los sindicatos, las universidades, las asociaciones feministas y las instancias de la sociedad en general, hay que “redefinir y fortalecer el Observatorio de Publicidad no Sexista y promover el espacio comunicativo valenciano como herramienta para deconstruir los roles de género tradicionales y estereotipados perpetuados a través de los medios de comunicación, la publicidad y la cultura”.

El poder de los medios como elementos de transmisión de valores en la sociedad es proporcional a la responsabilidad que ese papel confiere a los periodistas que los gestionamos. Y es bueno que hagamos públicos nuestros compromisos.

“Las administraciones públicas valencianas no contratarán y/o subvencionarán medios de comunicación que utilizan la cosificación de las mujeres y la prostitución”, dice explícitamente el pacto, en referencia a un residuo de otros tiempos que se resiste a abandonar las páginas de la prensa. Se trata de los anuncios de prostitución, que los periódicos más serios de Europa descartaron en sus ediciones en su momento y han empezado a suprimir en España algunos hace poco, tras reiteradas recomendaciones parlamentarias, de instituciones públicas y organismos que luchan contra la trata de mujeres.

La buena voluntad, pero también la exigencia por parte de las instituciones que han firmado el documento, ha de hacer efectivo el abandono de un tipo de ingreso publicitario que, además, ha ido declinando en los últimos tiempos.

Como hemos dicho, los nuevos medios hemos nacido, en general, sin algunas viejas costumbres, lo que no nos debería llevar a pensar que estamos exentos de obligaciones. “Fomentar la elaboración, la aprobación y hacer seguimiento y valoración de códigos de conducta o autorregulación que eliminen la transmisión de estereoptipos y garanticen la objetividad informativa, la defensa de los derechos humanos, la libertad y la dignidad de las mujeres víctimas de violencia machista en los medios de comunicación” es una de las exigencias profesionales que se formulan en el pacto y que debemos asumir para que no quede en papel mojado. Lo más importante es que la igualdad pase a formar parte de manera efectiva de la agenda pública.

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