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Reconvertir Sagunto

Chus Villar

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La reciente inauguración de un centro comercial en Sagunto ha puesto de manifiesto la realidad económica del municipio y su comarca: mientras las autoridades cortaban la cinta de un edificio largamente prometido y esperado, los trabajadores de la cementera Lafarge aprovechaban la presencia política y mediática para manifestarse y denunciar el peligro de cierre de la empresa. Es una muestra de la progresiva desindustrialización de una zona que ha basado históricamente su desarrollo en este sector y que en los últimos años ha visto aumentar el paro y, en el mejor de los casos, la sustitución de puestos de calidad en la industria por empleos bastante más precarios en el sector servicios.

La situación de Lafarge, que da trabajo a 500 personas de forma directa e indirecta, es incierta, debido al desacuerdo entre la compañía y el nuevo gobierno municipal respecto a la explotación de la cantera de la montaña Romeu, un paraje protegido. Si no se encuentra una alternativa, la empresa podría echar el cierre, y sumarse así a otras industrias del municipio que ya han cerrado sus puertas, como la siderúrgica Galmed (1.000 empleos, incluidos indirectos, en la comarca) o que tienen todas las papeletas para hacerlo como Bosal (más de 300), actualmente en concurso de acreedores y con un ERE de extinción que los trabajadores han denunciado por su ilegalidad. Lo más chocante es que en todos estos casos nos encontramos ante empresas rentables, pero sus propietarios pretenden exprimir al máximo la rentabilidad y sacrifican unas plantas en beneficio de otras.

El resto de industrias importantes se han visto arrastradas por la tendencia. Así ocurre con Acelor Mittal, tocada por el cierre de Galmed, a quien vendía el 20% de su producción, sometida en los últimos tiempos a continuos ERE y con amenaza de despidos. Otras empresas, que dependen en gran parte de las grandes (Ferrodisa, Pilkington, Ros Casares, Tumesa) también están afectadas. Es el problema de una industria no diversificada en una comarca muy dependiente de este sector.

En este contexto, es una buena noticia la decisión de dedicar en los presupuestos estatales de 2016 un millón de euros a un plan de reindustrialización de la zona, aunque faltan por conocer las actuaciones que se incluirían. Sagunto y la comarca de Camp de Morvedre precisan de una intervención decidida de las tres administraciones que reactiven la economía y que pasa por diversas actuaciones, como la referente a las infraestructuras que hagan atractiva y más rentable la instalación de empresas en la zona, caso del acceso ferroviario al Puerto de Sagunto. Recientemente las comunidades valenciana y aragonesa se han comprometido a favorecer la conexión desde Zaragoza tanto por tren como por carretera.

También es necesario terminar los accesos a Parc Sagunt y reactivar la instalación de nuevas empresas en una zona de suelo industrial publicitada como la más grande de Europa y que en la actualidad sólo aloja a tres empresas.

Otra actuación importante es la apuesta por el puerto, favorecida por la nueva presidencia de la Autoridad Portuaria de Valencia, que ve en Sagunto el lugar natural de crecimiento, una vez se ejecute la última ampliación que puede acometer el puerto de la capital hacia el norte. De hecho, la ampliación del puerto saguntino está prevista, pero paralizada, hace tiempo.

Estas intervenciones dirigidas a la reindustrialización, relacionadas con las infraestructuras y la logística, deben completarse con acciones en el sector servicios que permitan diversificar el desarrollo económico. En este sentido, encaja la recuperación de la arquitectura industrial para fines turísticos y culturales. El Puerto de Sagunto cuenta con un museo industrial cuyas puertas no han llegado abrirse y con una nave (la famosa Nau) que ha pasado de ser sede de Sagunt a Escena y de albergar actuaciones millonarias de Irene Papas a estar totalmente inutilizada.

Pocos lugares reúnen las posibilidades de este espacio: un turismo que puede combinar la oferta de sol y playa, la arqueológica, la de patrimonio industrial y la de naturaleza; infraestructuras comerciales; un peso importante de la agricultura y un tejido industrial hasta ahora bastante centrado en la siderurgia. El gran reto de los nuevos gobiernos local y autonómico, que deberán reivindicar con fuerza ante el que surja de las elecciones generales, será fomentar esta diversidad de fuentes de riqueza y potenciarla, para contar con un tejido productivo que no haga ser el empleo tan dependiente de un único sector. Esta es la reconversión que Sagunto necesita hoy.

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