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Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí

Laura Vilanova

Volviendo a casa el lunes por la noche agradecí de verdad que hayan decidido devolver la luz a Alicante (no es metafórico, me refiero al alumbrado público). Y es que, ¡por fin!, tras un año en penumbra selectiva -una farola sí, otra no, una sí… pero que no funciona, otra no, una sí… pero que tapan las ramas de un árbol…- el Ayuntamiento ha decidido volver a encender las luces al completo en los barrios. ¡Eso sí!, a media potencia,…pero se nota. Al menos, ya no es necesario ir con cien ojos puestos en no pisar una de las numerosas cacas de perro repartidas en las aceras o en sortear a algún miembro de esa nueva tribu urbana de ‘running adictos’ que recorre la ciudad. Al ver mi calle iluminada de nuevo, no pude evitar ponerme a pensar, o a soñar más bien… en un hipotético final de la crisis. Me imaginaba que llegaba a casa, encendía la tele y, en el informativo, anunciaban que todo había terminado.

Pero al llegar a casa, en ‘El Intermedio’ estaban entrevistando a diputados del PP en las Cortes Valencianas. Y creo que es la primera vez que me he alegrado de que la crisis no haya terminado. Porque escuchar que Hernández Mateo no ha hecho nada malo, no ha robado a nadie…de la boca de un diputado popular no deja de asombrarme. ¡Qué se lo pregunten a los contribuyentes de Torrevieja que pagan religiosamente su tasa de basura! O que otro suelte: “No quiero que vaya a la cárcel porque es mi amigo”, ¡así, sin tapujos!, deja bastante en evidencia la talla de nuestros políticos.

Y creo que, después de ¿cuatro, cinco… años?, nuestros dirigentes todavía no se han enterado de nada. Y tiemblo sólo de pensar en que aspiren a que llegue el final de la crisis para que vuelvan los parques temáticos, las ciudades del cine, del artista fogueril o del Valencia Club de Fútbol… Me asusta que se vuelva a recalificar suelo para construir pisos vendidos sobre plano a especuladores con cuentas en Suiza o en otros paraísos fiscales. Y me estremezco cuando escucho que una condena de cuatro años de cárcel a un político del PP por defraudar a Hacienda no salpica al partido que presidió durante años en Castellón “porque ya no ocupa ningún cargo orgánico”.

Lo dicho…no creo que nuestros dirigentes se hayan replanteado que es necesario cambiar el sistema que nos ha llevado a esta crisis, que ya no vale el ‘café para todos’, no creo que estén preparados para afrontar una nueva época.

¡Pero no! La crisis no ha terminado. Esta misma semana Cáritas hacía público que 3.500 personas viven en la calle en la provincia de Alicante. Algunas de ellas ni siquiera pueden acceder a la sanidad pública porque no tienen papeles. Muchas de ellas pasan las noches al raso tras haber sido desahuciadas por impagos a esos mismos bancos que vendieron preferentes o subordinadas a sus familiares. ¡Por cierto! ¿Alguien se ha disculpado por eso?

Después de estar un rato en casa, y una vez pasada la primera euforia de un barrio con alumbrado público, viendo a la alcaldesa de Valencia escapar del micrófono y a Ricardo Costa escabullirse como una serpiente del reportero de televisión, lo único que me vino a la cabeza fue ese terrorífico cuento de Augusto Monterroso… “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

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