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El problema son las feminazis

Raquel Miralles

“El feminismo está muy bien, el problema son las feminazis”, me dijo, así sin más, una conocida el otro día. “Sí, las feminazis”, repitió de manera despectiva. Esta palabra, tan de moda en la actualidad, fue inventada por un periodista conservador estadounidense en 1992 con el objetivo de desprestigiar el feminismo al relacionarlo con el Holocausto. Imagino que nadie en su sano juicio creerá que el feminismo busca el exterminio o la opresión de los hombres. ¿A qué se referiría entonces mi amiga? ¿Qué es lo que convierte a una feminista de bien en una feminazi? ¿No sonreír a los desconocidos que te piropean? ¿No callarse frente a los comentarios machistas?

“El problema del feminismo es el machismo”, le contesté, intentando obviar mi agobio ante la posibilidad de ser yo también una feminazi. Cómo continuó la conversación ya os lo podéis imaginar: soy una exagerada y una radical porque las mujeres ya somos iguales a los hombres y los malos tratos es cosa de locos y psicópatas. Pero las cifras están ahí y, como señala Amelia Valcárcel, no vivimos una igualdad real, sino un espejismo de la igualdad.

Es cierto que cada vez hay más conciencia social sobre la violencia machista, pero desgraciadamente solo sobre la punta del iceberg, sobre la más explícita, los asesinatos y las violaciones. Es un avance, pero es urgente poner el foco sobre todas las desigualdades basadas en el género. Creemos que juzgar a las mujeres solo por su aspecto físico no es violencia de género, pero lo es. Pensamos que insinuar que una mujer ha hecho una mamada para conseguir un ascenso laboral no es violencia machista, pero lo es. Estamos convencidos de que mantener relaciones sexuales con tu pareja cuando está ebria no es violencia contra la mujer, pero lo es.

Y de esto, todas somos víctimas, aunque el patriarcado haya trabajado para que no seamos conscientes. ¿A ti no te han insinuado que te maquilles más para ir trabajar? ¿No te han sugerido cuando eras pequeña que mejor no jugar con la pelota? ¿No has preferido dejar de comer antes que afrontar el trauma de la talla más? No es normal aunque lo hayamos normalizado y ha llegado la hora de denunciar este sexismo cotidiano porque es el origen de la violencia de género. Y si las feminazis son las mujeres que dicen ya basta al machismo, desde sus formas más sutiles a las más evidentes, quiero ser una de ellas. En esta lucha no hay término medio: o eres feminista o eres machista. No tenemos que pedir perdón, ni sentir vergüenza por defender la igualdad entre hombres y mujeres. Ya basta.

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