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La oposición noquea a Fabra

Mónica Oltra interpela a Alberto Fabra durante el debate organizado por Prensa Ibérica. / @Mariaestrada

Voro Maroto

Alberto Fabra salió muy tocado del único debate televisivo celebrado entre los candidatos a la presidencia de la Generalitat, retransmitido por Levante e Información Televisión. El líder del PP, atacado por sus seis contendientes, casi nunca pudo contrarrestar las críticas por la situación económica, la corrupción y la falta de transparencia en el debate televisivo. Su cara era un poema.

Los candidatos más incisivos fueron Mónica Oltra, de Compromís, e Ignacio Blanco, de Esquerra Unida. Oltra puso contra las cuerdas a Fabra al preguntarle por el número de hogares valencianos sin ingresos o su negativa a facilitar sus gastos con dinero público, concretamente el viaje del president a París para ver la final de Roland Garros en la que participó un tenista de Xàbia, David Ferrer. Fabra no contestó.

Blanco arrinconó a Fabra a cuenta del Dipugate, la trama corrupta que afectaría a gran parte del PP valenciano destapada por EU. “¿Puede asegurar que no conoce a Marcos Benavent [el presunto cerebro de la trama]?” El diputado dijo que el president de la Generalitat conocía el escándalo desde septiembre de 2014 e insinuó que Fabra se habría reunido con Benavent en un bar de Valencia. El líder del PP no entró en el asunto a pesar de la contundencia de Blanco. “EU está limpiando el PP y no usted”.

Ximo Puig, líder del PSPV-PSOE, optó por un discurso menos afilado y más institucional, proclamándose, veladamente, como cabeza visible del bloque de izquierdas que podría gobernar la Generalitat, según las encuestas. “El futuro gobierno será más estable” que el actual del PP ya que “lo único malo que le puede pasar a la Comunitat Valenciana es el continuismo del PP”. Fabra, arrinconado ante las críticas y nada favorecido por el formato ágil del debate, apenas se podía defender.

Su apuesta fue la de presumir de cifras económicas, prometer repetidamente rebajas de impuestos y adelgazamiento de la administración y presentarse como garantía de estabilidad ante el pandemónium que, en su opinión, supondría una coalición de izquierdas en el gobierno valenciano. El president tampoco encontró alivio en Ciudadanos y UPyD.

Carolina Punset, la candidata de Albert Rivera en la Comunitat Valenciana, ratificó que su partido no entrará en ningún gobierno si no es la lista más votada, aunque abrió la puerta a acuerdos puntuales –contra la corrupción, por una mejor financiación autonómica- con todos los partidos. La política de pactos de C’s tras las elecciones continúa siendo una incógnita.

La de Podemos, sin embargo, es más clara. Lejos queda su crítica ácida a los socialistas. Antonio Montiel habló de “desterrar la vieja política” y proclamó “el fin del bipartidismo” pero dejó claro que su partido prioriza el “acuerdo”: la alianza con el PSPV, Compromís y EU para echar al PP de la Generalitat. Todo eran malas noticias para Fabra, noqueado por las críticas y el peso muerto que suponen 20 años de gestión del PP en la Generalitat.

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