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“Vivo cada día con el temor a recibir una comunicación de desahucio por parte del juzgado”

Mayra Torres en Valencia

Miguel Giménez

Valencia —

Mayra Torres es argentina, concretamente de Córdoba, pero reside en Valencia desde 2005. Desde 2012 vive, junto a su hija de once años, en una situación de incertidumbre continua. El motivo, la amenaza permanente de un desahucio que, de momento y gracias al trabajo de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Valencia, ha ido sorteando con moratorias judiciales: “La última finalizaba hace unos meses, y desde entonces no tengo noticias, y eso a pesar de que cada cierto tiempo me paso por el juzgado a ver si hay novedades sobre mi caso”. “Vivo cada día con el temor de abrir el correo y encontrar una nueva carta de desahucio”, confiesa Mayra.

Mayra vive con su hija en el piso que adquirió junto a su exmarido y sin apenas ingresos. “Con lo que consigo limpiando pisos, evidentemente sin contrato, además de la pensión de manutención de mi hija que nos pasa su padre, y este año por fin he conseguido una ayuda de Servicios Sociales, porque aunque las estoy pidiendo desde 2014, no tengo ninguna otra ayuda”, detalla. “Con eso, apenas puedo hacer frente al pago de los recibos de suministro de gas, luz, agua... y la comida o la ropa, por lo que me es imposible poder pagar la hipoteca”.

Así, con una deuda de 60.000 euros con el BBVA -ahora aumentada por los intereses- y sin poder abonar los recibos del préstamo hipotecario, en 2014 recibió la carta que le comunicaba el desalojo: “No sabía qué hacer, estaba desesperada y fue a través de la chica de una casa en la que trabajaba cómo conocí la existencia de la PAH, me puse en contacto con ellos y, con apenas una semana, lograron paralizar el lanzamiento primero y una moratoria después”. “Y menos mal, porque la única solución que me dio la abogada de oficio es que me buscara un sitio donde irme y, como única alternativa, dejar a mi hija con su padre e irme a un albergue”, apunta.

La situación de Mayra está muy limitada por el hecho de que no tiene familia en España: “Mi situación personal me impide regresar a Argentina, que es donde está mi familia”, y añade, “hace diez años que no regreso ni de vacaciones, porque sólo los billetes, el mío y el de mi hija, ya cuestan 2.500 euros”.

La PAH, una gran ayuda

Mayra reconoce el gran apoyo que le ha ofrecido y le sigue dando la PAH a lo largo de todo este proceso, “que ha sido muy duro”. “Tienes dos opciones, rendirte y hundirte o luchar, y ellos te ayudan en muchas cosas”, reconoce, y explica: “Ellos te asesoran, te tranquilizan, te das cuenta de que no eres la única persona que está en una situación así e incluso ves que hay quien está peor que tú, y aun así salen adelante”. Y todo ello, “de forma altruista, solucionando problemas sin pedir nada a cambio”.

Por eso, no duda en recomendar a cualquiera que pase por una situación similar que pida ayuda a las plataformas de afectados: “Hay mucha gente que no pide ayuda por vergüenza, y eso es un error, porque estás pasando por momentos muy difíciles y cualquier ayuda es buena”. A raíz de su experiencia, Mayra sigue colaborando con la PAH de Valencia: “En lo que puedo, ya que todos estamos en la misma situación o hemos pasado por ella”.

Actualmente, le es imposible hacer frente a la hipoteca: “Compramos la casa, un piso viejo de 57 metros cuadrados en un edificio en el que casi todas las viviendas son propiedad de bancos, por 90.000 euros y todavía quedan por pagar unos 60.000 euros -el BBVA lo sacó a subasta por 150.000 euros, pero la subasta quedó desierta: ”¿quién iba a ofrecer tal cantidad por un piso así?“-”. Cuando finalice definitivamente la moratoria, luchará por conseguir un alquiler social. “No será fácil, porque necesito un trabajo y, como no he cotizado, a mis 41 años no tengo experiencia, igual que tampoco tengo ni coche ni carné de conducir”, reconoce.

De cara al futuro, Mayra sólo confía en poder conseguir un trabajo que le permita hacer frente al pago de su hipoteca o, en su defecto, de un alquiler social si finalmente acaban ejecutando el desahucio.

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