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CV Opinión cintillo

La (des)honrada mujer del César

Marcos García

Si no cambian mucho las cosas, dentro de poco España será un país que castigará el autoabastecimiento energético a partir de energías renovables. Cualquier ciudadano que quiera aprovechar esos trescientos días de sol al año que hay en España para generar una energía más limpia será penalizado. Así lo estipula el Proyecto de Ley del Sector Energético que hoy debe superar el trámite de las enmiendas a la totalidad.

Obviamente la mayoría absoluta con la que cuenta el PP hará que estas enmiendas tengan el mismo efecto sobre la ley que un puñado de gravilla sobre un Panzer. Y eso será a pesar de que prácticamente todos los grupos de la oposición se han manifestado en contra. No sólo eso, en un ejercicio de democracia directa, Compromís incluso se ha vinculado con la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético para informar a la ciudadanía sobre lo que supondrá esta ley. Incluso se invita al debate y a la votación para que Joan Baldoví, el diputado de esta formación, lleve al Congreso una propuesta de enmiendas basada en la voluntad de la gente.

La iniciativa no sólo es interesante. Es encomiable. Porque nuestro sistema político necesita desesperadamente fluidez y transparencia. Sobre todo en temas como este, que afectan al desarrollo de un sector estratégico como es el energético en el que, además, tantas tropelías estamos viendo últimamente.

Pertenezco a la penúltima generación que en este país estudió latín. Y, pese a lo poco productiva que se le antoja la materia a nuestro Ministro de Educación, a mí las lecciones de aquella lengua no sólo me sirvieron para aprender a escribir mejor en castellano (lo sé, eso tampoco es productivo), también me descubrieron unas cuantas anécdotas históricas o literarias.

Todo este chanchulleo energético me trae a la memoria una de estas historias. Es la que alude a la moralidad de la mujer de César. No les aburriré con historietas. Para el caso baste con recordar que Julio César se divorció de su segunda esposa afirmando que “mi mujer debe estar por encima de toda sospecha”.

Entonces pienso que si alguno de nuestros próceres pensase como el bueno de Cayo Julio quizá no habría Leyes del Sector Energético tan descaradas. Sobre todo teniendo en cuenta que hay determinadas libretas, ilustradas por un tal Bárcenas, que aluden a que toda la cúpula del partido mayoritario estuvo durante años llevándose sobres rellenos de papel moneda crujientito.

Las donaciones a los partidos políticos, por muy claras y legales que sean, siempre resultan sospechosamente intencionados. Así que imagínense cuando éstas se realizan con nocturnidad, alevosía y sobres pardos de papel manila.

Tiempo después lees las declaraciones del presidente de Endesa, Borja Prado, que considera que las renovables son un “lujo inabordable”. Y uno, que todavía pilló algún profesor en la Facultad de Periodismo que te enseñaba a ser malpensado, tiende a establecer una relación causa efecto entre el sentir de las eléctricas, la susodicha ley de reforma energética y el intercambio de sobres en Génova.

Ya les digo que soy un paranoico pero con semejantes antecedentes a mí no me nace creerme que la ley de reforma energética esté redactada pensando precisamente en crear un modelo energético más eficiente y más sostenible. Y entonces me vuelvo a acordar de la mujer de César.

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