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Diffa: el año nuevo de los desplazados por Boko Haram

Miles de personas huyeron de sus pueblos en islas en el lago Chad, en el sudeste de Níger, después de que las autoridades les advirtieran del peligro que sufrían tras un ataque mortal de Boko Haram en la isla de Karamga el 25 de abril. | Foto: Médicos Sin Fronteras.

Médicos Sin Fronteras

Omar Ahmed —

Dejamos ya atrás un 2015 convulso, especialmente en la región de Diffa, Níger, donde me encuentro en estas fechas navideñas trabajando con Médicos Sin Fronteras. En estos días, tendemos a hacer balance de lo ocurrido durante los pasados doce meses: el progreso profesional, la estabilidad emocional, la salud, descubrimientos, aprendizajes, etcétera. El resultado suele depender de dos variables: el grado de optimismo natural de la persona y el momento por el que esté pasando –o coyuntura, para los leídos en tiempos de crisis–.

En función de lo vivido, nos planteamos unos deseos para el nuevo ejercicio. Los clásicos para todo buen engañado, son, entre otros, empezar el gimnasio, llamar más a nuestras madres, discutir menos con nuestras parejas, o desarrollar nuestra vena artística –esa que muchos deseamos pero pocos ostentan–. Entre villancicos y polvorones, tal planteamiento (útil para algunos, banal para la mayoría) nos acompaña a lo largo del período navideño distrayendo nuestras preocupaciones durante al menos un par de semanas.

La población de la región de Diffa disfrutaba hasta hace un año de cierta estabilidad. Sus habitantes también tendrían su momento de balance aunque, muy probablemente, no lo harían en estas fechas. Teniendo en cuenta que Níger es el país con el índice de desarrollo humano más bajo del mundo según el último informe del PNUD, los deseos de la gente en Diffa serían algo distintos a los nuestros. Pero de cualquier forma, dentro de un contexto relativamente constante, ambos igual de humanos y legítimos.

En 2015, por razones más bien complejas, los habitantes de Diffa han sufrido las desastrosas consecuencias de los enfrentamientos entre las fuerzas armadas de Níger y Nigeria y del grupo armado Boko Haram, así como de los ataques y saqueos de estos últimos. En 2015, las aproximadamente 600.000 personas censadas en Diffa se han visto tremendamente afectadas por los desplazamientos forzosos y la violencia. Según Naciones Unidas, la región acoge hoy 166.000 refugiados procedentes de Nigeria y da cobijo a 153.000 desplazados dentro de su población residente. Se estima en casi un millar las víctimas mortales desde la 'nigerización' del conflicto el pasado febrero de 2015.

El azote de Boko Haram

Para los que no conozcan mucho el contexto, Boko Haram, recientemente proclamado como la antena del Estado Islámico de la Provincia de África Occidental, lucha desde 2002 por la instauración de la ley Sharia en el norte de Nigeria. Boko Haram se traduce del Hausa como “la pretenciosidad es anatema”.

En efecto, sin espacio para el optimismo y abrumado por la coyuntura, el balance del año en Diffa es claramente devastador. Pese a que aquí pocos siguen el calendario gregoriano, se podría afirmar que las semanas navideñas transcurren bajo el mismo horror y sin que la violencia encuentre pausa alguna. Sin ir más lejos, semanas atrás, el ataque de dos pueblos en los distritos de Bosso y Nguigmi y los consecuentes enfrentamientos armados provocaron de nuevo decenas de miles de desplazados.

Zara Mahmadou, 20 años, nacida en Nigeria de padres nigerinos y madre de tres niños, nos narraba una historia terrible. “Un grupo de hombres armados entraron en mi aldea y decapitaron a varias personas, entre ellas a un político, un juez comunitario y un hermano de los atacantes, de quien querían vengarse porque decían que les había denunciado. Desde entonces, mi familia y vecinos nos desplazamos al pueblo de Toumour al este de Diffa. Aquí hemos venido recibiendo algo de comida y tenemos la posibilidad de contar con atención sanitaria. Sin embargo, la falta de un espacio higiénico e íntimo donde poder hacer nuestras necesidades es una de las mayores preocupaciones. Días atrás, el ejército nigerino disparó a un joven que se alejó más de la cuenta para disfrutar de algo de discreción. Temen más atentados suicidas”, afirma Zara.

Si pudieran pedir deseos de año nuevo, la población de Diffa optaría de forma masiva por la disminución de la violencia y de los desplazamientos forzados, por contar con acceso al agua y a saneamiento, por poder proporcionar alimentos para toda la familia o por la disponibilidad garantizada de servicios básicos como lo son la salud, la seguridad y la educación. Al fin y al cabo, ¿quién no ha bebido de la esperanza ilusoria de estas fechas?

Por desgracia, la violencia no ha acabado aún y la situación no tiene visos de mejorar. Por un lado, se anuncian planes de despliegue de fuerzas armadas compuestas por los ejércitos de los países de la llamada región del lago Chad (Níger, Nigeria, Camerún y el Chad). Por otro lado, tan pronto como el río Komadougou se seque, la frontera natural entre el sureste de Níger y el norte de Nigeria desaparecerá, provocando que los enfrentamientos, las incursiones y los asaltos se hagan más fáciles y frecuentes.

Pase lo que pase y mientras la población de Diffa (residentes y desplazados) siga sufriendo las consecuencias de la omnipresente violencia, los equipos de Médicos Sin Fronteras seguirán proporcionando asistencia médica y humanitaria. Año nuevo, viejas costumbres. Parece una cantinela conocida, pero es una realidad diaria en esta desconocida parte del mundo. Así, desde aquí, a riesgo de sonar iluso, envío mis mejores deseos de año nuevo a la gente de Diffa.

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Desde diciembre del 2014, Médicos Sin Fronteras trabaja en la región de Diffa asistiendo a la población desplazada que, víctima de la violencia que padece el sureste de Níger y el norte de Nigeria, sufre la falta de acceso a la salud y otros servicios básicos, así como las consecuentes epidemias. Médicos Sin Fronteras tiene proyectos en los distritos de Maine Soroa, Diffa, Nguigmi y Bosso. En ellos apoya centros de salud, maternidades y pediatrías de los hospitales de las ciudades de Diffa y Nguigmi, brinda servicios de salud mental y distribuye bienes de primera necesidad a la población desplazada.

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