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Rajoy se indigna con las muertes en el Mediterráneo pero se opuso a una operación europea de rescate

Recuperados al menos 24 cadáveres de los 700 inmigrantes desaparecidos en el Mediterráneo/ Efe

Desalambre

La historia se repite. Tras el nuevo naufragio de un pesquero con 700 personas a bordo, vuelven las reacciones políticas para lamentar con aparente indignación una nueva gran cifra de desaparecidos. “Ya no valen las palabras, hay que actuar” ha aseverado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Hace unas semanas, sin embargo, su Ejecutivo evidenció una postura alejada de esa acción que ahora parece exigir. “Se pueda generar un efecto llamada si 'las mafias' saben que, poniendo a esas personas desesperadas en la mar, va a venir una especie de agencia de salvamento y rescate a llevarlos a su destino”, dijo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acerca de crear una operación con objetivos de rescate a nivel europeo. 

Las palabras de Mariano Rajoy chocan con la posición que su Gobierno está tomando en las discusiones europeas sobre la búsqueda de medidas para hacer frente a las muertes en el Mediterráneo. Mientras su Ejecutivo no ha apoyado en Europa la propuesta para que la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex) tenga también encomendado el objetivo de búsqueda y rescate de inmigrantes, hoy el presidente del Gobierno se ha mostrado escandalizado tras una nueva catástrofe migratoria. 

“Los europeos nos jugamos nuestro crédito si no somos capaces de evitar estas dramáticas situaciones”, ha afirmado. “Ya no valen las palabras, hay que actuar”, ha señalado Rajoy al inicio de un mitin del Partido Popular en Alicante. El presidente del Gobierno ha lamentado que sea la “enésima vez” que se produce un suceso como éste, es un “drama cotidiano” que, dice, hay que evitar.

“Hemos sufrido tragedias similares en nuestro país y sabemos que no hay ningún país del mundo por poderoso, fuerte y capaz que pueda por sí solo hacer frente a estos acontecimientos, al riesgo evidente para la vida de muchas personas que huyen de la guerra o de la miseria”, ha señalado. En la misma línea, el vicepresidente del Grupo Popular Europeo, González Pons, reclama ahora que “se aumenten las capacidades económicas y operativas de Frontex” porque, según considera, “llega un momento en que la única política de inmigración que importa es la de salvar vidas y eso solo lo podemos hacer si trabajamos de manera conjunta y coordinada”.

“España ha estado y seguirá siempre en Europa para dar respuesta a este drama humanitario”, ha añadido Mariano Rajoy. No obstante, la respuesta defendida por el Gobierno  -al menos la difundida hace un mes- no contempla la medida que organismos internacionales como Acnur consideran fundamental para lograr un descenso de las desapariciones en el Mediterráneo: una operación europea conjunta para salir a su rescate. Pons ha anunciado que el Grupo Popular Europeo se reunirá esta semana en Milán para debatir una posición común sobre inmigración y que “tendrá muy presente el drama que se está viviendo en aguas del Mediterráneo”.

Fernández Díaz, temeroso de un 'efecto llamada'

En marzo el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, dejó clara su oposición a esta medida por considerar que ello provocaría un “efecto llamada para las mafias” de tráfico de seres humanos y agravaría el problema. 

“Frontex es una agencia que tiene por misión securizar las fronteras y no se puede convertir en una agencia de salvamento y rescate”, defendió Fernández Díaz, a mediados de marzo, a su llegada a la reunión de ministros de Interior de la UE, en el que se ha debatido cómo hacer frente al aumento de la presión migratoria y reforzar el papel de Frontex. “El principio humanitario siempre está presente y, por tanto, bajo cualquier circunstancia si hay unas personas cuya vida corre riesgo esas personas deben ser rescatadas. Eso es evidente”, ha precisado el ministro del Interior. 

“Pero una cosa es eso y otra cosa es que se pueda generar un efecto llamada porque se desnaturalice la misión que se está realizando”, ha avisado Fernández Díaz. El resultado sería, ha proseguido, un aumento de la actividad de las mafias criminales “sabiendo que poniendo a esas personas desesperadas en la mar, como estamos viendo, va a venir una especie de agencia de salvamento y rescate a llevarlos a su destino”. “Con eso en lugar de resolver el problema lo que hacemos es acrecentarlo por el efecto llamada”, insistió. 

Los datos acerca del incremento de las llegadas a Europa a través del Mediterráneo tras la cancelación de la operación italiana de rescate Mare Nostrum -cancelada por falta de apoyo económico de la Unión Europea- evidencian la inexistencia del “efecto llamada” del que alertaban los detractores de esta medida que logró salvar a 189.741 personas en 2014. Una vez suspendida, las llegadas continuaron en aumento. Organismos internacionales como Acnur recuerdan que el auge de los viajes migratorios a Europa por esta arriesgada ruta se debe en gran medida al recrudecimiento de las diferentes emergencias humanitarias en sus países de origen. 

Frontex reconoce que el 'efecto llamada' no se produce

Tras la muerte en febrero de cerca de 300 personas que intenban alcanzar las costas italianas, el director adjunto de Frontex, Gil Arias, reconoció a eldiario.es que en la actualidad “no hay ningún organismo europeo que se dedique a coordinar una operación de salvamento”.

Arias respondió que, aunque al principio la agencia europea también defendía el argumento del 'efecto llamada' de la operación italiana de rescate Mare Nostrum, ante el aumento de personas que intentan llegar a Europa durante su vigencia, ahora no está tan claro. “Con lo que estamos viendo ahora, en enero y febrero no ha habido una reducción notable de los flujos. Si bien en un momento todo indicaba a que había un 'efecto llamada' ahora hay razones para dudar de que eso fuese así, ya que la gente sigue viniendo aunque la operación ya no esté allí”, apuntó.

La Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA) ha denunciado en un informe que es “imposible” para una persona que huye de la guerra o de la persecución por motivos como su orientación sexual, su religión o su ideología, viajar legalmente a la Unión Europea, así que no tiene otro remedio que ponerse en manos de redes que trafican con personas y jugarse la vida en el Mediterráneo, donde solo el año pasado perdieron la vida más de 3.200 personas. La agencia exige a las instituciones medidas que reviertan esta situación.

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