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Los estudios del AVE a La Meca prevén la mitad de pasajeros de lo estimado inicialmente

El consorcio del AVE a La Meca ya tiene la vía tendida en el 66% del trazado

Pablo García

Los pliegos del contrato del AVE a La Meca, el mayor jamás obtenido por un conglomerado español en el extranjero (6.700 millones de euros) estaban mal diseñados. Los errores suelen darse a menudo en grandes obras, pero el del proyecto Al Haramain que unirá por alta velocidad las ciudades santas de La Meca y Medina se lleva la palma: cuando se adjudicó el concurso al consorcio formado por 12 empresas españolas y dos saudíes a finales de 2011 el contrato hablaba de 60 millones de viajeros anuales. Muchos en España entonces ya dudaban de que un país que no alcanza los 30 millones de habitantes y que recibe aproximadamente 15 millones de peregrinos musulmanes al año lograra transportar a tantos clientes, sobre todo cuando los no musulmanes tienen prohibido el acceso a La Meca y Medina.

Cuatro años después de la adjudicación, fuentes oficiales del consorcio Al Shula confirman esta impresión a eldiario.es: la estimación de viajeros no se puede conocer con exactitud, pero está por debajo de la mitad de lo previsto (menos de 30 millones). “Incluso la mitad es ahora mismo una exageración”, reconocen en el consorcio. Los nuevos datos se basan en una multitud de estudios internos que aún no arrojan una cifra definitiva, pero sí aproximada.

Los pliegos no los elaboró el consorcio español, al que pertenecen las públicas Renfe, Adif e Ineco y privadas como OHL, Talgo, Imathia, Consultrans, Copasa… Salieron del contrato, y en el consorcio se apunta a una consultora británica asociada al proyecto Al Haramain en la Fase 1, que fue la que elaboró las previsiones por encargo de la teocracia sunnita. Este medio no ha identificado a dicha consultora, pero por lo que sea el consorcio tragó con las condiciones.

Una de las empresas donde más protestas internas se escucharon fue Renfe Operadora: no pocos altos cargos recelaban de unos pliegos “sobredimensionados”. En algunas reuniones se habló de que un país como España con 15 millones más de habitantes que Arabia Saudí y con 3.000 kilómetros de alta velocidad (el AVE de La Meca son 450 kilómetros) no mueve a más de 30 millones de clientes anuales. Y esa cota ha sido además alcanzada recientemente, con la agresiva política de ofertas en el AVE español ordenada por el Ministerio de Fomento a principios de 2013.

La previsión de pasajeros preocupa, insisten las voces oficiales de Al Shula, pero de momento no es el mayor quebradero de cabeza porque ahora hay que solucionar las divergencias que colean entre las 12 empresas. Como el sobrecoste asociado a las exigencias imprevistas de los saudíes, que pasan porque los españoles se hagan cargo del mantenimiento de las monstruosas estaciones, la apertura adelantada del citado tramo Yeda-Medina y otros ejemplos menores.

Sin embargo, a quien más preocupa es a la propia Renfe, que se encargará de la operación de los trenes en asociación con la Organización Saudí de Ferrocarriles (SRO, en inglés). Mientras que Renfe formará a maquinistas saudíes (los que, por su condición de musulmanes, podrán penetrar en La Meca o Medina), también gestionará la comercialización de billetes, y un descenso de los pasajeros provocaría una merma en los ingresos.

En otras palabras, los 6.700 millones de euros del contrato no compensarían las pérdidas. “Aún es pronto para atender a este problema, pero evidentemente habrá que plantear a los socios saudíes una revisión contractual si se desploma el número de pasajeros estimados por año”.

Las previsiones eran claras: diariamente se podrían transportar 166.000 pasajeros. Y potencialmente hay millones de peregrinos que subirán al tren. Pero el grueso de los musulmanes que se desplazan a La Meca lo hacen durante el Hajj, el mes más importante del calendario musulmán. La peregrinación menor se realiza durante el resto del año, en lo que se viene a conocer como Umrah. El tránsito entre Medina y la Meca se estima en dos horas y 30 minutos.

Otra de las peticiones que los saudíes han realizado al consorcio tiene que ver con la capacidad de carga de los trenes. “El viajero musulmán que suba al tren no va a ser un usuario como el europeo, sino que será un perfil de alguien generalmente pobre que se desplaza con muchas más maletas y más equipaje con la intención de quedarse bastante tiempo en la Meca”, explican en al Shula. Se está estudiando cómo incrementar esa capacidad, que podría lograrse acoplando nuevas composiciones (hilera de vagones) sobre las ya establecidas.

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