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Así retuerce Báñez un informe para presumir de las pensiones en España

La ministra de empleo, Frátima Báñez, junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Laura Olías

La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, ha defendido este miércoles el modelo de pensiones público cuando le preguntaron por las reformas de su Gobierno que, según la OCDE y otros expertos, harán caer las pensiones en los próximos años. Báñez ha recomendado a la diputada de Unidos Podemos Aina Gallego que leyera un reciente informe de Fedea. “Dice que las pensiones en España son una garantía de renta en momentos de crisis”, ha afirmado la ministra. Lo que también dice el estudio es que los mayores del 65 años son los únicos que han sobrevivido al desplome de la renta disponible media y que, sin aumentar mucho esta cantidad, los hogares sustentados por pensionistas han pasado de ser “los hogares más pobres en 2007” –de seis categorías– a colocarse en los terceros por arriba.

¿Cómo se explica este ascenso? Por un lado, gracias al aumento de las rentas en los hogares que cuentan con pensionistas como fuentes principales de rentas. Estas han pasado de los 25.957 euros anuales en 2007 a los 26.447 en 2015, según el estudio titulado ¿Qué ha sucedido con el consumo y el ahorro en España durante la Gran Recesión?: un análisis por tipos de hogar. Los responsables del estudio, no obstante, advierten de que “los aumentos de la renta media en estos hogares entre 2007 y 2013 no se debieron a la revalorización de las pensiones, que legalmente no se produjo, sino fundamentalmente al aumento de las pensiones medias con las que los nuevos pensionistas entraban en el sistema”.

El doctor en Sociología y profesor en la Universidad de Zaragoza Pau Marí Klose también destaca este punto: “Los nuevos pensionistas tienen prestaciones más altas, porque cotizaron durante los años de la expansión”. En general, se beneficiaron de mejores carreras de cotización y ahora entran al sistema con pensiones más altas que las personas que salen del sistema por defunción. En cualquier caso, los pensionistas han logrado al menos mantener sus ingresos medios en estos años porque, al contrario de lo que ha ocurrido con los hogares afectados por miembros que perdieron el trabajo o que vieron caer sus salarios, las prestaciones públicas por jubilación se congelaron o experimentaron mínimas subidas del 0,25%, pero no se han contraído.

Por otro lado, los hogares mantenidos por pensionistas han logrado escalar puestos en el ranking de renta disponible media gracias sobre todo a la importante caída del resto de grupos. Son el único tipo de hogar que ha logrado aumentar su renta, casi un 2%. En cambio, los hogares dependientes de asalariados y autónomos vieron caer esta cantidad un 12,3% y 19,1%, respectivamente, entre 2007 y 2015. Los hogares financiados con transferencias de otros hogares, rentas de la propiedad y subsidios “sufrieron reducciones fortísimas de su renta durante la Gran Recesión (49%, 44,1% y 40,6%, respectivamente)”, recoge el estudio. Desde el inicio de la crisis, “ la pérdida de bienestar de los hogares españoles desde 2008 se antoja sustancial”, subraya el estudio.

Los pensionistas han aguantado mejor la crisis

Por todo ello, los investigadores concluyen que “el sistema de pensiones ha funcionado en España durante la etapa de crisis como un mecanismo de garantía de ingresos”, como ha destacado la ministra Báñez en el Congreso. Pau Marí Klose recuerda que esta situación ha respondido más “al compromiso desde la época de Felipe González de que las pensiones no perdieran poder adquisitivo, que a una política activa del Gobierno”.

Y esto puede cambiar, ahora sí, gracias a las medidas aprobadas por el Ejecutivo de Rajoy. Mercedes Ayuso, la única mujer que formó parte del comité de 12 especialistas que asesoraron al Gobierno en su reforma de las pensiones de 2013, reconoce que si no hay otras modificaciones “las pensiones caerán”. Uno de los elementos estrella de esa reforma, el 'factor de sostenibilidad', entra el vigor en 2019 y cuenta con el rechazo de la oposición en el Pacto de Toledo.

La ministra también ha destacado en los últimos meses cómo se ha reducido la tasa relativa de riesgo de pobreza en los últimos años. Según la Encuesta de Condiciones de Vida, el porcentaje para el conjunto de la población ha pasado de un 19,8% en 2008 hasta un 22,3% en 2016. En cambio, para los mayores de 65 años este dato se contrae: de un 25,5% a un 13%.

La población en riesgo de pobreza es un indicador relativo que mide desigualdad, advierte el Instituto Nacional de Estadística: “No mide pobreza absoluta, sino cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población”. El umbral que fija quién está en riesgo de pobreza “se fija en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas”. Si los ingresos del conjunto de la población bajan, como ha sucedido los últimos años, el umbral de la pobreza también lo hace: para ser considerado “pobre” debes tener cada vez menos. En el caso de las personas mayores de 65 años, de nuevo, hay una combinación de factores: sus rentas medias por persona aumentan, mientras que las del total de la población caen.

“Políticamente, lo que Báñez hace es exhibir músculo con los pensionistas, olvidándose de que la situación de precariedad general es muy alta y que los pensionistas destacan como grupo más cuidado, pero es el único”, destaca Marí Klose. La ministra también ha recordado estos días la tasa de pobreza de los mayores de 65 años que recoge la OCDE en su último informe de pensiones–que en este caso pone el umbral de la pobreza por debajo del 50% del ingreso mediano de la población–: en España (5,4%) es mucho más baja que la media de los países de la organización (12,5%). Pese a lo positivo de la cifra, el mismo estudio retrata a España como uno de los peores estados respecto al conjunto de la población. La tasa total es diez puntos porcentuales superior, del 15,3%.

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