Brasil incentivará la exportación de armas para aprovechar el mercado en expansión

El Gobierno brasileño implantó una nueva política de incentivo a las exportaciones de sus fabricantes de armas y equipos militares para aprovechar un mercado mundial en expansión, afirmó hoy el ministro de Defensa de Brasil, Raúl Jungmann.

“El mercado mundial de defensa actualmente está en expansión y por eso Brasil necesita mejorar las condiciones de competitividad de sus fabricantes en el exterior”, afirmó el ministro en un desayuno con un grupo de corresponsales extranjeros, entre ellos Efe.

La nueva política busca facilitar la venta a otros países de productos brasileños que tienen gran potencial comercial, como el carguero militar KC-390 desarrollado por el fabricante de aviones Embraer y que puede heredar el mercado dejado por los Hércules.

Otros productos que el Ministerio de Defensa identificó como con alto potencial exportador son los blindados Guaraní para el transporte de tropas de la firma Iveco, los cazas Súper Tucano de Embraer, los helicópteros de Helibras, los vehículos lanzadores de misiles Astros y los diferentes misiles de la Avibras y los sonares Kingklip fabricados en Brasil por una subsidiaria de la Thales.

“En un futuro se puede pensar también en la exportación de los submarinos de clase Scorpene y de los aviones Gripen”, dijo a Efe el Secretario de Productos de Defensa del Ministerio de Defensa, Flavio Basilio.

Brasil construye actualmente un astillero en el que fabricará conjuntamente con Francia seis submarinos del tipo Scorpene, entre los cuales uno nuclear, y ya comenzó a fabricar en el país parte de los 36 cazas Gripen que le encomendó a la firma sueca Saab.

“El Gripen aún no es una realidad porque hay que certificar el producto, por lo que no está en la plataforma de exportaciones, pero en 2019 será posible pensar en venderlos en el exterior”, según Basilio.

Jungmann admitió que la mayor esperanza son los KC-390, de los que Embraer ya fabricó dos prototipos, porque la empresa anunciará este mismo año su primera venta externa y gracias a que tendrá capacidad para fabricar cerca de 18 modelos al año, lo que equivale a ventas por unos 1.500 millones de dólares anuales.

Una de las principales bases de la nueva política de incentivo a esa industria es la línea de crédito anunciada el martes por el ministro de Defensa y con la que el Gobierno ofrecerá financiación a los países interesados en adquirir equipos militares brasileños.

La línea será ofrecida por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), entidad de fomento del Gobierno brasileño, y prevé la concesión de préstamos a 25 años con 5 años de carencia. Los interesados podrán financiar hasta el 100 % del valor del equipo de defensa adquirido.

La presidenta del BNDES, María Silvia Bastos, calcula que Brasil podrá ofrecer 35.000 millones de dólares en créditos en los próximos 20 años pese a que “no hay restricciones en el presupuesto”.

“Esa línea de crédito le garantiza una amplia ventaja competitiva a la industria de defensa de Brasil”, afirmó Jungmann.

Pero la política de incentivo también incluye la oferta de garantías soberanas y seguros a los compradores, la promoción comercial del sector por parte del Estado y la concesión de incentivos tributarios y económicos a las empresas del sector.

Como parte de la nueva política, el Ministerio de Defensa creó un grupo dedicado al sector dentro de la gubernamental Cámara de Comercio Exterior (Camex), responsable por la política de promoción comercial de Brasil.

“Eso permitirá que el Ministerio participe en las negociaciones y que las empresas de defensa sean incluidas en eventos comerciales y en las actividades de promoción de las exportaciones de Brasil en otros países”, según Jungmann.

El ministro explicó que Brasil necesita de una política específica para promover las exportaciones de sus productos de defensa debido a que por lo general la venta de este sector no es realizada entre empresas sino entre gobiernos.

Pese a la disposición de Brasil de aumentar su participación en un mercado de armas en expansión, Jungmann manifestó su preocupación por un proceso que definió como de rearmamiento en todo el mundo y por algunos conflictos.

Agregó que, para evitar que armas brasileñas terminen en manos equivocadas, el Gobierno prevé que todas las negociaciones sean previamente autorizadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que verifica si existen sanciones internacionales o restricciones contra el comprador y analiza la conveniencia geopolítica.

Según cifras oficiales, la actual crisis económica de Brasil, que completó dos años en recesión, también justifica una apuesta por la industria de defensa, que el año pasado generó 70.000 millones de dólares, tan sólo el 3,7 % del PIB nacional.