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El Ejército boliviano, con las manos en la masa para enfrentar la huelga de los panaderos

El Ejército boliviano, con las manos en la masa para enfrentar la huelga de los panaderos

EFE

La Paz —

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El Ejército boliviano “combatirá” la carestía de pan provocada por la huelga de panaderos triplicando la producción de este alimento básico que escasea debido al paro del sector, que puede extenderse desde mañana a todo el país, en protesta por el fin del subsidio estatal a la harina.

El ministro boliviano de Defensa, Reymi Ferreira, declaró hoy a Efe que el Ejército aumentará a tres los turnos en los hornos de siete unidades militares de las ciudades vecinas de La Paz y El Alto para producir hasta 210.000 unidades de pan cada día.

“Vamos a hacer una inspección de todas las unidades militares para ver los requerimientos inmediatos para triplicar la producción y vamos a seguir indefinidamente mientras el tema de la huelga de los panificadores continúe”, declaró Ferreira.

Los militares no producen el tradicional “pan de batalla” o “marraqueta”, que tiene 60 gramos, sino unas piezas planas, propias de los cuarteles.

El pan de los militares se vende a 0,05 centavos de dólar por unidad en las agencias de la estatal Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), ante las que paceños y alteños forman filas desde el lunes porque no se abastece la demanda.

Ese es el precio que el Gobierno quiere mantener para la oferta de pan en las dos ciudades, que hasta el momento son las dos únicas donde se ha realizado la huelga de 48 horas, aunque los sindicatos de otras regiones quieren sumarse desde mañana a la medida de presión.

Los productores de pan sostienen que el coste de este alimento debe subir a un equivalente a 0,07 centavos de dólar debido a que el Gobierno retiró el subsidio a la harina.

El Ejecutivo ha señalado que los precios de la harina sin subvención en el mercado son ahora similares a los de hace una década y existe una hoja de costos que demuestra la rentabilidad de la producción de pan sin que la materia prima esté subsidiada.

“Creo que es un conflicto artificial. Hace dos años veíamos que la bolsa de 50 kilos costaba 300 bolivianos (43 dólares), pero ha bajado a la mitad prácticamente. Entonces, no se justifica una subvención”, reafirmó el ministro Ferreira.

El funcionario también subrayó que el Gobierno tiene una voluntad amplia para un “diálogo franco, sincero y sin egoísmos” con el sector sobre cómo se puede incentivar la producción o mejorar los hornos, pero no sobre el aumento del precio del pan.

Una asamblea de sindicatos de panaderos ha decidido convocar a una huelga nacional desde mañana en apoyo a sus compañeros de La Paz y El Alto, a pesar de que en otras ciudades el pan es más caro que en esas dos ciudades.

La asamblea resolvió también pedir la dimisión de la ministra de Desarrollo Productivo, Verónica Ramos, porque consideran que la retirada del subsidio afecta a la economía de la población.

El dirigente de los panaderos de La Paz, Félix Quenta, afirmó en declaraciones a radio Erbol, que el precio de la bolsa de harina de 50 kilos en el mercado supera en siete dólares el coste de ese producto cuando estaba subsidiado, por lo que la retirada de la subvención merma los ingresos de quienes fabrican los panes.

Quenta sugirió que el Gobierno compre harina argentina, que es más barata, para revenderla a los panaderos.

Mientras, en las instalaciones de la Policía Militar, en el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Efe pudo constatar cómo los hornos industriales funcionan a máximo rendimiento para fabricar pan que ayude a paliar la escasez en el mercado.

Habitualmente, los soldados fabrican en esas instalaciones 1.600 panes diarios para los 800 soldados del lugar, pero ahora están produciendo un total de 5.600 panes para responder a la demanda extra provocada por el conflicto de los panaderos.

El teniente coronel Luis Torejón, que supervisa esos hornos, declaró que hubo gente que visitó el “Gran Cuartel”, como se conoce a esa instalación, para requerir pan de forma directa, pero se les ha explicado que deben recurrir a las instalaciones de Emapa.

La participación de los militares en la provisión de este alimento básico no es nueva en Bolivia, ni en Latinoamérica.

En el país andino los uniformados han prestado su ayuda en dos ocasiones anteriores ante circunstancias similares y en Latinoamérica hubo experiencias “ante el boicot de algunos empresarios que afectaban el abastecimiento de alimentos en Venezuela”, agregó Ferreira.

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