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Joaquín Estefanía alienta a jóvenes a movilizarse para recuperar sus derechos

Joaquín Estefanía alienta a jóvenes a movilizarse para recuperar sus derechos

EFE

Barcelona —

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El periodista y economista Joaquín Estefanía alienta en su nuevo libro a los jóvenes a movilizarse y a ejercer una “vigilancia activa” para recuperar los derechos que alcanzaron sus padres y sus abuelos durante el siglo pasado, “desdibujados” ahora como consecuencia de la crisis económica.

En su nueva obra, titulada “Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?”, el periodista (Madrid, 1951) establece un diálogo con las nuevas generaciones y reflexiona sobre el futuro de este colectivo, que en el caso de los menores de 18 años, alerta, “no han conocido un escenario distinto al de la crisis, no disponen de los medios para estudiar y tienen empleos cuya cualificación está por debajo de su nivel de estudios”.

Estefanía trata, en esta suerte de ensayo sobre las consecuencias de la “revolución conservadora” que comenzaron Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y que continuó con George Bush para acabar ahora en manos de Donald Trump, de despertar la indignación de los jóvenes y alejarlos del conformismo que propugna el actual “miedo a la inestabilidad”.

“La acción ciudadana es imprescindible para un capitalismo socialmente responsable, aquel que es como el monstruo del lago Ness, es decir, que debe existir pero nadie ha visto”, sostiene el autor, que asevera que el actual sistema, “sin frenos y poco compasivo”, dista mucho de lo que establecía el contrato social “implícito” que justificaba hasta ahora el orden social y la existencia de la autoridad política.

Consecuencia de este escenario son datos “incontestables” para el autor, como una tasa de paro juvenil en España que supera el 40 %, el aumento de la precariedad laboral y de los trabajadores pobres o la imposibilidad del 80 % de los menores de 30 años de emanciparse por falta de ingresos.

Para Estefanía, lo que diferencia esta crisis económica del resto y la acerca a la del 29 es su naturaleza “polifacética”, así como su magnitud, complejidad y lenta recuperación, para la que, en opinión del autor, “se han llevado a cabo unos sacrificios mal repartidos que sólo han hecho a los ricos más ricos y a los pobres más pobres”.

El libro, que pone el foco en los jóvenes pero detalla las consecuencias que ha tenido la crisis sobre el conjunto de la sociedad, revela que las políticas austeras, basadas en crecer para luego redistribuir, no han contribuido al crecimiento de la economía, dado que el reparto no se ha hecho efectivo, lo que ha hecho “más pobre, desigual, frágil e inestable” el sistema social.

El autor apunta a los jóvenes de hoy como la primera generación que vive peor que sus padres y abuelos, algo que, menciona, “no se producía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial” y que corre el peligro de convertirse en tendencia de no tomar la ciudadanía medidas contra el síndrome de Estocolmo que parece experimentar ante quienes la han llevado hasta aquí.

Ante este escenario, Estefanía aboga por un “renacimiento del europeísmo” y por la elaboración de políticas supranacionales que fomenten el empleo y sustenten el desempleo. Unas políticas, añade, capaces de volver a legitimar el proyecto comunitario, aquel que, según el periodista, “nos aportó bienestar y libertad”, pero que ahora “no moviliza a nadie”.

En el libro, Estefanía subraya que la riqueza de los jóvenes está cada vez más ligada a las posibilidades económicas de sus padres y explica que, mientras en los países nórdicos esta determinación es del 15 %, en España se asemeja al 60 %, en línea con países como Perú.

Por otro lado, culpa a la globalización de la “virulenta propagación de la crisis”, un proceso en el que, asegura, “sólo se han mundializado los movimientos de capitales” y que “ha alejado las decisiones que toman en nombre de sus ciudadanos los representantes políticos”, debilitando así la democracia.

Además, destaca el papel de las tecnologías de la información y comunicación y, en general, de la digitalización, en la dilución de los mercados y la destrucción de los derechos laborales, a la vez que apunta a la pasividad a la que inducen las redes sociales, en las que, enfatiza, “el grito y el cabreo son gestos que no se traducen en hechos”.

Con todo, Estefanía expone que “los cambios que se han producido en los últimos 50 años equivalen a los de las últimas diez generaciones”, atribuyendo a esta velocidad la “anestesia” ciudadana constatada en sus últimos trabajos y, de cara al porvenir, aconseja “poner las luces largas, además de las de posición”, en la carrera para el alcance de la igualdad de oportunidades.

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