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Solo una cooperativa de crédito española apuesta por intermediar en el programa de microcréditos de la UE

Los microcréditos en muchos casos se utilizan para poner en marcha pequeños comercios.

Marta Garijo

Laboral Kutxa es por el momento la única entidad española que ha decidido acogerse al nuevo programa de Bruselas tras haberlo hecho ya en la anterior edición. El programa europeo para el empleo y la innovación social (Easi) ofrece cubrir las garantías de los micropréstamos de las entidades que se acojan a él. En esta segunda edición, que se prolongará hasta 2020, solo se han firmado por ahora acuerdos con seis entidades de seis países diferentes.

Además de la caja española, se han firmado contratos entre el Fondo Europeo de Inversiones con Qredits Microfinanciering de los Países Bajos, la Asociación por el Derecho a la Iniciativa Económica francesa, la asociación de microfinanzas de Irlanda, la italiana PerMicro y Nextebank de Rumanía. Una reducida representación europea en esta nueva edición de este plan que cerró 2013 -el último año del anterior programa- con 40 intermediarios financieros.

El Instituto de Crédito de Murcia (entidad pública), las cajas rurales unidas y Caixa Pollença estuvieron implicadas en el programa anterior.

Aunque los microcréditos pueden sonar más a Mohamed Yunus y sus programas en Bangladesh que a la Unión Europea, los pequeños préstamos para potenciar negocios de personas que no podrían acceder a otro tipo de financiación son una de las apuestas “sociales” de la Comisión Europea. Bruselas ha decidido que en la nueva edición de su programa para el empleo y la innovación social se destinen 237 millones de euros a este tipo de préstamos para alrededor de 20.000 microemprendedores que son gestionados por entidades intermediarias nacionales.

A esto se une un programa de garantías de 96 millones de euros con los que pretenden proteger de posibles impagos a las entidades europeas. La iniciativa se suma a la cantidad y a las propuestas que las entidades locales decidan destinar a este tipo de financiación que en España está fundamentalmente gestionada por entidades locales o regionales.

Alaine Bermejo es una de las emprendedores que se ha beneficiado de los programas de microcréditos de esta entidad y gracias a uno de estos montó una peluquería en Bilbao. “Querían saber si era viable el negocio para lo que hicieron un estudio sobre dónde estaba el local, cuántos clientes podría tener, el listado de precios...”, cuenta esta joven de 30 años por el teléfono. Hace un año que pidió el préstamo, explica para luego añadir que sin él no habría podido dar el salto para montar su propio negocio.

Los microcréditos permiten el acceso a la financiación a colectivos que de otra manera no podrían tener opción a esta principalmente por no tener garantías para realizar la operación. “El objetivo es que ningún proyecto viable se quede sin salir adelante”, aseguraba hace unos días Txomin García, presidente de Laboral Kutxa, antes de entrar al acto donde se iba a presentar la firma de las iniciativa en Bruselas.

El dinero no es gratis

Aunque no es dónde más hacen hincapié las entidades, estos préstamos no son subvenciones y por tanto, tienen un tipo de interés que varía en función de la entidad. En el caso de Bermejo, Laboral Kutxa ofrece préstamos a un tipo fijo del 3,5% para los nuevos emprendedores y del 4,5% cuando se tratan de empresas ya constituidas. Microbank, el banco de Caixabank, apunta que su tipo de interés medio se sitúa en el 7% mientras que en el caso del Instituto de Crédito de Murcia -que al no poder dar crédito directamente trabaja con Banco Mare Nostrum y Cajamar- su tipo de interés se sitúa en el euríbor más el 2,95%.

Los tipos de interés están en línea con otras entidades europeas que han decidido acogerse al programa europeo para ser intermediario financiero en algunos países. Así, el banco portugués Millenium bcp realiza micropréstamos a un tipo de interés variable del euríbor a seis meses más un 6%. Mientras que la asociación francesa de concesión de microcréditos Adie se mueve en un entorno de entre el 6% y el 7%.

Uno de los objetivos que persiguen los microemprendedores es encontrar una salida tras quedarse en paro. Mariana Cardoso es una emprendedora portuguesa que se acogió a uno de estos programas gestionados por Millenium bcp. Cardoso trabajaba hasta 2013 en un estudio de videojuegos y tras su cierre decidió optar por el autoempleo.

“Como no podía dar garantías nadie me quería dar un crédito”. Comenta que acudió a este programa para montar una pequeña empresa dedicada al turismo gastronómico en Lisboa. Tras conseguir el crédito esta emprendedora consiguió poner en marcha Lazy Flavours tras haber presentado su plan de negocio.

En los microcréditos el impacto social cuenta. En 2007, la Caixa decidió crear su banco socia bajo el nombre de Microbank con una actividad centrada en los pequeños préstamos tanto para emprendedores como para el consumo. Albert López, director de esta pata de la entidad catalana, apunta que en el caso de los micropréstamos estos no se dan por tener un alto ratio entre beneficio y coste porque explica que los costes que se van producir con un préstamo normal. López apunta que en este caso existe un “beneficio social” y señala que en el último informe elaborado por Esade sobre su actividad se concluye que por cada microcrédito se generan dos puestos de trabajo y que tienen un marcado caracter local con un 69% de los negocios creados de carácter local.

Por su parte, el Instituto de Crédito y Finanzas de la Región de Murcia (ICREF) tiene entre los objetivos de su línea ágil de microcréditos “el establecimiento y consolidación de una cultura emprendedora entre jóvenes, mujeres y otros sectores específicamente castigados por la crisis”. Para ello comenzó a desarrollar en 2011 el programa Línea Ágil, que en 2014 incrementó un 31% el número de operaciones hasta las 66 con un importe medio de 18.788 euros. 

Carmen también se ha beneficiado de un micropréstamo y aparece en el folleto recopilatorio de casos de éxito elaborado por la Unión Europea. Con un préstamos de 7.000 euros Carmen montó su salón de peluquería mediante el banco Mare Nostrum -que trabaja junto con el ICREF- después de haber estado tres años sin trabajar cuidando a sus hijos. Tras abrir su negocio, Carmen piensa ahora que quizá más adelante pueda abrir uno en un centro comercial o en una avenida céntrica de su ciudad.

Nota: Parte de esta información se ha elaborado gracias a un viaje organizado y pagado por el European Journalism Center a Bruselas.

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