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Rato pagó a su exempresa dos millones y medio de euros por asesorar a Bankia sobre su salida a Bolsa

Carlos Fonseca

El consejo de Administración de Bankia que presidía Rodrigo Rato pagó dos millones y medio de euros al banco de inversión Lazard para que le asesorara sobre la salida de la entidad a Bolsa en julio de 2011 y buscara inversores internacionales. Lazard cobró millón y medio de euros más por otras labores de asesoramiento, y en marzo de 2012 cerró un acuerdo de 10.620.000 de euros por estudiar posibles fusiones con Banca Cívica, Unicaja y Liberbank que finalmente no se concretaron, según ha declarado en la tarde del martes Jaime Castellanos, presidente de Lazard, al juez Fernando Andréu, instructor del “caso Bankia”.

Lazard fichó a Rodrigo Rato en diciembre de 2007 como director gerente de Inversiones Bancarias con un sueldo fijo de un millón de dólares y un variable en función de resultados. Castellanos dijo que la decisión la tomó la matriz de la entidad en Londres por la “trayectoria y magníficas relaciones” del exministro de Economía, y que él no intervino pese a la relación de amistad que le une a Rato desde hace años y al hecho de que comparten negocios.

Rato y Castellanos son fundadores de Paracuga S.L, empresa dedicada a inversiones inmobiliarias que no ha tenido ninguna actividad y está en fase de liquidación, y forman parte de una comunidad de bienes propietaria de un local comercial en un centro comercial de Alcorcón que tienen arrendado a Mercadona.

El exministro simultaneó su labor en el banco de inversión con la de asesor internacional del Banco de Santander y sus trabajos para Criteria, el holding industrial de La Caixa.

Rato permaneció en Lazard hasta enero de 2010, cuando fue nombrado presidente de Caja Madrid, primero, y de Bankia después, tras la fusión de las siete cajas. Como tal encargó a Lazard que le asesorara sobre la salida de la entidad a Bolsa y buscara inversores internacionales. Antonio Zafra, representante legal de Bankia y del Banco Financiero y de Ahorro (BFA), declaró el 25 de julio de 2012 (volverá a comparecer el próximo viernes) que desconocía si fue Rato quien decidió la contratación del citado banco de inversión. Zafra dijo que esas decisiones las tomaba el Comité de Medios y Compras del Consejo, pero señaló que no recordaba si Rato se había abstenido.

El Consejo de Administración de Bankia acordó su salida a Bolsa el 28 de junio de 2011. Ese día, cuatro ejecutivos de Lazard comparecieron ante el Consejo para trasladarles el “tanteo” que habían realizado en busca de inversores. Este se concretaba en la visita a 1.700 inversores, de los que un 71% eran europeos y un 23% norteamericanos, según consta en el acta del Consejo incorporado al sumario. Finalmente, ninguno de ellos compró acciones.

Los representantes de Lazard en aquella reunión eran cuatro ejecutivos muy conocidos en el mundo financiero: Jaime Castellanos, expresidente de Recoletos, que en su día dio uno de los mayores pelotazos con la venta del grupo de medios de comunicación (Expansión, Marca, etc...) a Unidad Editorial; Pedro Pasquín, un banquero que se hizo de oro asesorando a constructores como Florentino Pérez; Joaquín Güell, exdirector financiero de Recoletos y hombre de confianza de Castellanos, y José Hermida.

Los cuatro informaron al Consejo de que ocho inversores de primer nivel les habían trasladado su preocupación por la relación BFA/Bankia y la exposición al sector inmobiliario, cifraron en 4.000 millones las necesidades mínimas de capital (finalmente se suscribieron acciones por sólo 3.000 millones) y recomendaron la salida a Bolsa.

El fiscal Alejandro Luzón ha preguntado a Castellanos si había advertido al consejo de Bankia de los riesgos que tenía la operación. El testigo contestó que esa es una labor que corresponde a los auditores. El magistrado ha requerido al presidente de Lazard que aporte los trabajos realizados para Caja Madrid y Bankia, y las facturas cobradas por los mismos.

El miércoles está citado uno de los testigos más esperados, Francisco Celma, auditor de Deloitte, que se negó a firmar las cuentas de 2011 de Bankia y precipitó la salida de Rato de la entidad. Los 33 imputados en la causa acusan a Celma de los errores que llevaron a la entidad a cerrar las cuentas de 2011 con unos beneficios declarados de 300 millones de euros que tras su reformulación se convirtieron en 3.000 millones de pérdidas.

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