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La relación entre la UE y una Catalunya independiente sería análoga a la de la República Turca del Norte de Chipre

Miles de ciudadanos salen de blanco a la calle para pedir diálogo en Cataluña

Valeria Álvarez

El ser humano razona metafóricamente y para entender las opciones del Brexit se han propuesto varios modelos por analogía con otros países: Noruega, Suiza, Turquía, o Canadá, según lo estrecho de la relación legal última entre el Reino Unido y la Unión Europea. De manera similar, se puede intentar entender las implicaciones de la independencia catalana por analogía con diversas situaciones realmente existentes en Europa hoy día.

El modelo ideal para los independentistas catalanes es el llamado divorcio de terciopelo entre República Checa y Eslovaquia. En 1992 los gobiernos de las repúblicas federadas checa y eslovaca estaban liderados por Václav Klaus –que abogaba por una federación más estrecha o una partición– y Vladimír Mečiar –que abogaba por la independencia de Eslovaquia–. En julio de ese año el Parlamento eslovaco aprobó una declaración de independencia, y a continuación Klaus y Mečiar acordaron negociar la partición. El presidente de Checoslovaquia, Václav Havel, dimitió antes que presidir sobre una partición con la que no estaba de acuerdo. En noviembre el Parlamento checoslovaco acordó la división de las propiedades del estado, y la partición entró en vigor al comenzar 1993. Claro está que las probabilidades de ver algo así en España son ínfimas por no decir nulas. Por cierto, poco más de un tercio de la población tanto en Chequia como en Eslovaquia estaba favor de la partición mientras sus líderes la negociaban. No hubo referéndums.

Otro modelo atractivo para el independentismo catalán es el de Montenegro, que celebró un referéndum de independencia en 2006 con pleno reconocimiento internacional. La diferencia con el caso de España es que la constitución de la federación de Serbia y Montenegro preveía la posibilidad de secesión de cualquiera de las dos repúblicas por medio de un referéndum, lo que no se da en España. En este caso la Unión Europea había exigido un umbral del 55% para reconocer el resultado, siendo el resultado final del 55,5% a favor de la independencia. El Montenegro independiente se encontró fuera de todos los tratados internacionales, pero no tuvo problemas para ser readmitido. Como sabemos, la Unión Europea insiste en que, si Catalunya se independizase de acuerdo con la constitución española, se encontraría inicialmente fuera de la Unión. A pesar de estar fuera de la Unión Europea, Montenegro usa el euro unilateralmente como moneda, como han dicho que harían los independentistas catalanes.

Luego tenemos Eslovenia, que tras declarar su independencia de Yugoslavia libró una guerra de diez días en el verano de 1991 en la que la fuerza de Defensa Territorial de Eslovenia contestó con éxito el control del territorio por parte del Ejército Federal Yugoslavo. La poca presencia de serbios en el país facilitó la rápida resolución del conflicto. A pesar de que la independencia de Eslovenia fue rápida y con mínimos daños para la población civil, uno de sus efectos económicos fue la liquidación de Ljubljanska Banka, con la pérdida de depósitos de cientos de miles de clientes en Croacia y Bosnia. 25 años después, este fallo bancario sigue siendo una fuente de fricciones entre Eslovenia y Croacia, incluso dentro de la Unión Europea. Como sabemos, Croacia también ganó su independencia en una guerra que empezó en el verano de 1991 pero duró cuatro años.

Hasta aquí los modelos de independencia reconocida por las dos partes. ¿A qué modelos nos podemos referir para entender las implicaciones de una declaración de independencia catalana no reconocida por España? Una posibilidad es que Catalunya declarase su independencia y España reafirmase rápidamente su control del territorio. El control del territorio es una de las cosas que Catalunya todavía no tiene, según admitió Artur Mas en una controvertida entrevista publicada por el Financial Times el pasado viernes.

Pero, ¿y si España, no reconociendo la independencia de Catalunya, no fuese capaz de ejercer control efectivo sobre el territorio? Aparte de Eslovenia y Croacia hay tres regiones de Europa independientes de facto, sin reconocimiento internacional. Y luego está Kosovo, que es un caso intermedio ya que, a pesar de no reconocerlo Serbia, una mayoría de estados sí lo reconocen, incluyendo 23 de los 28 estados miembros de la UE. El apoyo de EEUU decantó el conflicto kosovar y entre los 23 países europeos las potencias más importante, como Reino Unido, Alemania y Rusia, también mostraron su respaldo a los intereses de la comunidad kosorvar.

Kosovo celebró un referéndum de independencia en 1991, que no fue reconocido más que por Albania. Tras las guerras yugoslavas de la década siguiente Kosovo terminó siendo una especie de protectorado de la Unión Europea, y en 2008 se produjo otro referéndum de independencia. Un factor esencial en el reconocimiento de este referéndum fue el hecho de haberse librado una guerra en la que Serbia cometió violaciones de derechos humanos en Kosovo. Pero, a día de hoy, Kosovo sigue sin ser miembro de muchas organizaciones internacionales.

Las otras tres regiones independientes de facto son la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), la Transnistria en Moldavia, y la cuenca del Donet en Ucrania. En todos los casos hay un “padrino” con presencia militar: Turquía en el caso de la RTNC y Rusia en el caso de Moldavia y Ucrania.

El caso de la RTNC es interesante porque legalmente su territorio, ocupado por tropas turcas, es parte de la Unión Europea. Dado que sólo Turquía reconoce su independencia, legalmente el territorio de la RTNC está bajo soberanía de la República de Chipre. Por tanto, si los residentes en el norte pueden demostrar que descienden de residentes anteriores a la ocupación turca, tienen derecho a obtener pasaportes chipriotas, y por tanto la ciudadanía de la Unión Europea. Sin embargo, aunque toda la isla de Chipre sea legalmente parte de la Unión Europea, gran parte de la actividad económica de la zona ocupada, la denominada RTNC, se lleva cabo a través de Turquía. La zona ocupada usa la lira turca como moneda, y los bancos del sur no están activos en el norte, donde hay bancos locales y la mayor parte de los bancos internacionales que operan son turcos. En todo caso, si Catalunya lograse la independencia de facto, con o sin padrinos, la relación con la Unión Europea sería análoga a la de la RTNC.

Transnistria es una región fronteriza de Moldavia con Ucrania, sin salida al mar. Tiene presencia militar rusa desde un breve conflicto en 1990 justo antes de la desintegración de la Unión Soviética. Ucrania sólo permite el comercio transfronterizo a empresas registradas en Moldavia, y la mayor parte de los residentes tienen ciudadanía moldava, ucraniana, y rusa. Transnistria tiene su propia moneda y banco central, y los bancos que operan son locales - no moldavos - o rusos.

Finalmente, el Donbass o cuenta del Donet es al área rebelde de Ucrania fronteriza con Rusia, compuesta por las regiones (Oblasts) de Donetsk y Luhansk, autoproclamadas en repúblicas populares y cuyos gobiernos son considerados organizaciones terroristas por parte del gobierno de Ucrania y reciben apoyo de Rusia aunque no reconocimiento formal. El Donbass está en un alto el fuego inestable como resultado del acuerdo de Minsk II. Al pasar los años sin progresar la aplicación del acuerdo de Minsk II, Rusia ha empezado a reconocer documentos de registro civil emitidos por las autoridades de las repúblicas rebeldes, aunque no reconoce su independencia formalmente.

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