Villalobos pide una infraestructura de agua en la planta potabilizadora de Villanueva del Río y Minas

El presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, ha defendido la creación de una infraestructura fundamental en la planta potabilizadora de Villanueva del Río y Minas (Sevilla), 'el Túnel de Cabecera', que ahorraría casi un millón y medio de euros de energía al año.

En rueda de prensa con motivo del XX aniversario de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Villanueva, Villalobos ha pedido a la consejera de Medio Ambiente, María Jesús Serrano, que la Junta participe en el proyecto del 'Túnel de Cabecera' ya que se habría pagado ya si se hubiera construido cuando se demandó y además se habrían evitado innecesarias emisiones de CO2 a la atmósfera por el uso de las bombas.

La construcción de un 'Túnel de Cabecera', de 12 kilómetros de longitud, trasladaría el agua, sin gasto de energía ni necesidad de bombas, desde la presa del Huesna hasta la planta potabilizadora.

La consejera ha indicado por su parte que el proyecto se aprobará antes de fin de año, y ha asegurado que la Junta se hará cargo de las necesidades que entren dentro de las competencias de Andalucía, así como de la construcción de las plantas de depuración necesarias para proveer a los tres municipios que aún quedan sin servicio de depuración hidráulica.

Se trata de una solución que ahorraría un millón cuatrocientos mil euros anuales a la estación pero que tiene un coste elevado, 24 millones de euros.

Desde el nacimiento del río Huesna el agua desciende hasta llegar a la presa, y tras la espera de la apertura de las compuertas, recorrerá doce kilómetros hasta las bombas hidráulicas que la propulsarán a 1.060 litros por segundo hasta 165 metros de altura para así comenzar el proceso de potabilización.

El trayecto finaliza en los grifos de las 18 poblaciones suscritas a los servicios de la estación de agua potable que se alza sobre el municipio de Villanueva del Río y Minas.

Es un proyecto iniciado hace 20 años para evitar los efectos de una situación de sequía, como la que se vivía en los años 80, que está aún sin terminar y que se ha establecido como referente de gestión pública, estable y fiable, según han coincidido el presidente y la consejera.

El agua en descenso hasta las bombas hidráulicas en periodos de lluvias torrenciales se convierte en lodo por los sedimentos arrastrados de las laderas, lo que dificulta su tratamiento en la estación, lo que añadido a un posible corte del suministro eléctrico se podría dejar a los municipios sin agua.

Además, en otras ocasiones el agua tiene fuertes olores por las algas que se multiplican y terminan por descomponerse cuando agotan las existencias de oxígeno en el agua.