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La dependencia energética del exterior cae al 71 por ciento tras cinco años de crisis

La dependencia energética del exterior cae al 71 por ciento tras cinco años de crisis

EFE

Madrid —

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La dependencia energética española cayó hasta el 71,2 % en el ejercicio 2013, una cifra que, tras cinco años consecutivos de descensos provocados por la crisis, se aleja progresivamente de los valores superiores al 80 % anotados en los años 2006 y 2008.

De acuerdo al Libro de la Energía en España correspondiente a 2013 publicado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, el grado de dependencia energética española -el porcentaje de la energía consumida por un país que procede del exterior- es también “muy inferior” al que se registraba en el año 2000, cuando se situaba ligeramente por encima del 76 %.

El director del programa de energía del Real Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, apunta a varias razones para este descenso, fundamentalmente derivadas de dos factores: la crisis económica y los altos precios de la energía.

En primer lugar, señala, la crisis ha derrumbado la demanda energética, en parte porque “ha afectado mucho a un sector muy intensivo en consumo como es la construcción”, lo que ha repercutido en otras industrias como las cerámicas y el cemento.

Según Industria, el consumo de energía primaria registró en 2013 un retroceso del 6 %, a pesar de la recuperación de la actividad económica, con lo que se sitúa a niveles de 1999, según indicaba hace unos meses la subdirectora de Planificación Energética y Seguimiento del Ministerio de Industria, María Sicilia.

Un segundo factor, según Escribano, es el encarecimiento de los precios, especialmente los de los productos petrolíferos, que han conducido a “un proceso de destrucción de demanda” de hidrocarburos, a menudo vinculada a procesos de eficiencia energética.

Es decir, que ante los altos precios de los hidrocarburos se ha apostado por “coches más eficientes” y nuevos tipos de suministro para la industria.

El balance también aprecia una mejora de la intensidad energética como consecuencia “de las políticas de apoyo a la eficiencia energética, la mejora de los procesos de transformación de energía primaria en electricidad, además de cambios estructurales en la economía con mayor crecimiento de los sectores productivos menos intensivos en uso de energía”.

Por otra parte, el pasado año continuó el “fuerte crecimiento de la aportación de las energías renovables” -que son generación nacional-, con un repunte del 7,5 %, de manera que estas tecnologías supusieron el 14,2 % del abastecimiento total, según el balance energético.

En el ámbito eléctrico, el incremento de los recursos eólicos, hidráulicos y solares termoeléctricos registrados el pasado año elevaron la aportación renovable hasta el 39 % de la producción bruta.

“Aunque haya aumentado poco la generación de renovables, ahora constituyen una parte más importante del pastel” al haberse reducido la demanda, recuerda Escribano.

Más allá de los datos de 2013, la gran pregunta es si la tendencia descendente de la dependencia energética española será sostenible en el tiempo.

En ese sentido, Escribano advierte de que es necesario tener “mucho cuidado” con la recuperación: “Cuando se reactive la economía habría que intentar mantener a la baja o que no volviese a subir la importación de energía”, para lo que apunta a dos elementos “esperanzadores”.

Por una parte, se ha producido un “cambio en la estructura económica del país, que ahora es menos intensiva en energía”, ya que, por ejemplo, no es previsible que “se vaya a reproducir” el papel jugado por la construcción la pasada década.

Esto repercute en una moderación de la demanda energética que, aunque ya apunte una “vuelta a tasas de crecimiento positivas en el último trimestre del año” 2013, nunca recuperará los niveles previos a la crisis.

Escribano explica que “este descenso de la demanda ha venido para quedarse”, porque las mejoras en eficiencia ya suponen un cambio estructural en nuestra economía.

Por otra parte, los altos precios de la energía han conducido a mejoras energéticas para las que no hay vuelta atrás: “El señor que se ha comprado un coche híbrido aunque mejore la economía no va a consumir más gasóil”, igual que “la fábrica que ha cambiado su sistema de alimentación del gas a la biomasa no lo va a volver a cambiar”.

Ante la pregunta de si aumentará la dependencia energética española en los próximos años Escribano lo tiene claro: “Pues sí, repuntará, pero esperemos que no tanto como antes”.

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