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Cinco datos sobre el empleo de las mujeres más allá del récord de nueve millones de trabajadoras

Imagen de archivo de una camarera.

Laura Olías

Las trabajadoras afiliadas a la Seguridad Social en España han superado por primera vez los nueve millones de personas. El dato ha sido celebrado por el Ministerio de Trabajo, que ha difundido este martes las cifras de paro y afiliación a la Seguridad Social en el mes de mayo, pero por sí solo dice poco sobre la situación de las mujeres en el mercado de trabajo. “El aumento de trabajadores siempre es una buena noticia, la población está también aumentando, pero hay que saber en qué condiciones se está creando empleo”, explica Marga Torre, profesora de Sociología en la Universidad Carlos III de Madrid.

La secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas, ha destacado el hecho de que “nunca ha habido tantas mujeres trabajando” y de que se haya logrado rebasar “la cifra simbólica de los 9 millones” de ocupadas. Pese a este avance en la participación de las mujeres en el mercado laboral, hay todavía camino que recorrer para alcanzar la igualdad entre ambos sexos en esta y en otras materias.

Hay que decir que estos datos se refieren al trabajo remunerado y formal en el mercado laboral, de las personas afiliadas a la Seguridad Social, pero hay mucho trabajo no remunerado que está en manos de las mujeres y permanece invisible. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cifró el trabajo de cuidados no pagado hecho por las mujeres en el 10,3% del PIB en España.

1. Las mujeres aún son el 46,5% de los trabajadores

La participación de las mujeres en el mercado está aumentando y, además, su distancia respecto al número de hombres afiliados a la Seguridad Social se reduce. Pese al avance, aún los ocupados superan con creces a las mujeres con trabajo. Del total de 19.442.113 trabajadores medios afiliados en mayo, el 46,5% eran mujeres y el 53,5% hombres. Hace diez años, en mayo de 2009, la brecha era algo mayor: ellas suponían el 44,2% de las personas afiliadas y ellos, el 55,8%.

Hay otro dato destacado sobre la evolución del número medio de trabajadores afiliados a la Seguridad Social. El crecimiento del empleo de las mujeres es superior al de los hombres de manera continuada, mes a mes, desde mayo de 2018. El último dato muestra que el alza para las mujeres fue del 3,09% y el de los hombres un 2,52%. La clave, apunta la especialista Marga Torre, es desentrañar en qué actividades se está concentrando este aumento del empleo femenino, “porque hay sectores feminizados en los que el empleo es de menor calidad y con salarios más bajos”.

Además de analizar qué puestos ocupan las mujeres, a veces existen barreras previas, que impiden a estas acceder al mercado de trabajo. Un reciente estudio mostró que las mujeres tienen un 30% menos de probabilidades de ser llamadas para un proceso de contratación que los hombres con un currículum con las mismas características. Esa diferencia se agranda si son madres.

2. Seis de cada diez personas en paro son mujeres

Las mujeres son minoría entre las personas con empleo y mayoría entre las que se encuentran en situación de paro. Del total de 3.079.491 desempleados apuntados a las oficinas públicas de empleo, casi 6 de cada diez son mujeres (concretamente el 59,4%). Al inicio de la crisis, en 2008, la brecha en el paro registrado de mayo entre hombres y mujeres era inferior: ellas suponían el 56,7% de las personas desempleadas.

Es lo que Elena Blasco, secretaria de Mujeres e Igualdad CCOO, llama “la feminización del paro” y subraya “que está aumentando, el mes pasado era inferior y es algo realmente preocupante, nos dice que las mujeres nos quedamos embolsadas en el paro, seguimos siendo mayoría en el paro de larga duración”. El 64% de los parados de larga duración, aquellas que llevan más de un año sin encontrar empleo, son mujeres.

3. Ellas acumulan el 74,5% del trabajo a tiempo parcial

El trabajo a tiempo parcial, por debajo de la jornada a tiempo completo de 40 horas semanales, sigue siendo cosa mayoritariamente de mujeres. Del total de 2.830.700 trabajadores con esta jornada reducida en 2018, según los datos anuales de la EPA, el 74,5% eran mujeres. El dato es inferior al registrado hace una década, en 2008, cuando suponían el 78,4%.

Durante la crisis, aumentó el número de hombres que se incorporaron a estas jornadas y se recortó la brecha de género, pero en los dos últimos años –ya incluidos en el contexto de recuperación económica– el número de hombres con contratos a tiempo parcial se recorta mientras que el de las mujeres continúa aumentando. El resultado es que de nuevo se está abriendo esta diferencia entre sexos.

El principal problema del trabajo a tiempo parcial, señalan los sindicatos, es su involuntariedad: el 52% de las personas con este tipo de jornadas aseguran tenerlas por no haber podido encontrar un trabajo a tiempo completo. En el caso de los hombres es el 56% y en las mujeres, el 51%.

Otro dato sobre el origen de estas jornadas habla de la desigualdad en la carga de cuidados entre sexos: solo un 3% de los hombres señala en la EPA tener esa jornada parcial debido al “cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores”, mientras que el porcentaje de mujeres es del 14%.

4. Más temporalidad que los hombres

La excesiva temporalidad del empleo, el gran peso de los trabajadores con contratos temporales sobre el total de ocupados, es uno de los principales problemas del mercado de trabajo en España. El país es líder de la UE en esta materia. De nuevo, las mujeres quedan peor paradas en esta muestra de precariedad laboral que los hombres. Si la tasa de temporalidad general en 2018 (EPA datos anuales) era del 26,8%, la de las mujeres ascendía al 27,7% y la de los hombres caía al 26%.

Aunque persiste la diferencia entre los datos de ambos sexos, de 1,75 puntos porcentuales, esta se ha acortado en la última década. Al comienzo de la crisis, en 2008, era de 3,8 puntos. Entonces, la tasa de temporalidad era más alta: del 31,2% en el caso de las mujeres y del 27,4% para los hombres.

Otra de las muestras de una reducción en la brecha sobre la temporalidad en el empleo de hombres y mujeres se puede observar en la duración media de los contratos. En abril de 2019, último dato disponible, era de 51,97 días en el caso de los hombres y de 49,86 días en el de las mujeres. En abril de 2008, la duración media de los contratos de hombres era de 94,85 días, muy superior a la de los contratos de las mujeres, de 71,26 días.

5. La brecha del salario medio se agrandó en 2017

La diferencia en las retribuciones que perciben los hombres y las mujeres por su trabajo es otra de las muestras de desigualdad laboral. Los datos evidencian que da igual la ocupación o la formación, la brecha salarial afecta a las mujeres con una menor remuneración. Uno de los datos que sirve de referencia sobre los salarios que se perciben en España, el salario medio bruto de hombres y mujeres según los datos de la EPA, refleja que la brecha en esta ganancia media se agrandó en 2017 respecto al año anterior.

En esta materia es, de nuevo, especialmente relevante para las mujeres su condición de madres. Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la maternidad dispara la brecha salarial entre mujeres y hombres en España.

La vicepresidenta de UGT y secretaria de Igualdad, Cristina Antoñanzas, subraya la importancia de poner en práctica y ahondar en el concepto de trabajo de igual valor, para acabar con diferencias salariales basadas en estereotipos de género. “Por ejemplo, ¿por qué cuidar de una persona vale menos que hacer un coche? Un reto fundamental es analizar qué valor damos a los trabajos”, insiste Antoñanzas, para evitar la discriminación indirecta y la infravaloración de las tareas que desempeñan en mayor medida las mujeres.

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