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Es más fácil sobrevivir en Groenlandia que en el día a día, según experto

Es más fácil sobrevivir en Groenlandia que en el día a día, según experto

EFE

Madrid —

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“Es más fácil sobrevivir en Groenlandia, una de las zonas más inhóspitas del planeta, que en el día a día en la jungla de asfalto”, asegura el experto en supervivencia extrema Carlos Vico.

En una entrevista con Efe, con motivo de la publicación de su libro “Superviviente. El miedo bajo control” (Now Books), Vico comparte algunos de los conocimientos que adquirió en sus viajes a los Alpes, al desierto de Erg Chebbi en Marruecos y los hielos de Groenlandia.

“He sido empresario, me he arruinado por culpa de la crisis económica y he tenido que reinventarme para salir adelante. He vivido las mil y una aventuras, he arriesgado la vida para salvar a otros, he dormido enterrado en estiércol, he comido insectos que harían vomitar a cualquiera y he bailado con la muerte en más de una ocasión”, relata.

El autor, de 35 años, confiesa que en los últimos años se ha puesto a prueba en situaciones de riesgo con la única intención de saber cómo funciona su mente cuando la lleva al límite y la coloca “frente al precipicio de la locura”.

En Groenlandia, después de tres días de viaje, en los que caminaba de forma “muy pesada”, con nieve hasta el ombligo, sin comer, sin apenas dormir y sin beber agua, el último día, se rompió una placa de hielo y cayó al agua, recuerda.

Pasó catorce horas empapado esperando la llegada del equipo de rescate, a menos de 25 grados centígrados y con vientos de más de 100 kilómetros por hora.

“Intenté hacer un refugio. La única solución que encontré fue cortar la ropa interior a tiras, prenderle fuego y calentarme los brazos para que la sangre que llegaba al cerebro estuviera calentita”, detalla.

En ese viaje, “en el que vi tan cerca el final, aprendí que hay que vivir el momento a tope porque no sabes cuándo te vas a morir y que todo es como una telaraña. Si tiras de un hilo o de otro, la telaraña se rompe, por lo que hay que tener un equilibrio”, subraya.

Otro de los aprendizajes que ha sacado de aquella experiencia es que “las buenas decisiones suman tiempo y las malas decisiones restan tiempo”, afirma.

“La supervivencia real no es un entorno, no es Groenlandia, no es el bosque, no es la montaña, no es la jungla, no es el desierto, sino que es una situación en la que la vida corre peligro”, precisa.

Desde su punto de vista, ante una amenaza, el ser humano saca a relucir el subconsciente y reacciona de cuatro formas diferentes que ha aprendido de los animales durante miles de años de evolución: lucha, huye, se bloquea o se somete.

El autor explica que, al afrontar un peligro, hay que aprender a conocer y dominar el miedo para superar la llamada “visión túnel” -enfocada a la amenaza- para aplicar la conciencia, la razón, la lógica, la creatividad y la imaginación con el objetivo de encontrar soluciones para superar los problemas.

A su juicio, un superviviente es “una persona equilibrada mentalmente”, que no se deja llevar por la situación, sino que para, respira, piensa y actúa.

Vico opina que “la supervivencia es más fácil en Groenlandia que en el día a día”, ya que en la vida cotidiana hay mil estímulos -como discusiones, sorpresas o enfados- que el cerebro interpreta como amenazas y transforma en miedos.

Al final del libro, ofrece su visión sobre la supervivencia y el miedo, que cualquier persona puede aplicar a su vida personal y profesional y que también transmite en su escuela de supervivencia extrema “SurvivalXtreme”.

Su próximo reto es escapar de un gulag en Siberia, recreando el trayecto que haría un preso real, con el objetivo de alcanzar en cuatro días el poblado más próximo sin llegar a ser capturado por tres cazadores que saldrán en su búsqueda con una diferencia de veinticuatro horas. Solo llevará un cuchillo y una cantimplora y deberá soportar temperaturas muy bajas en un entorno lleno de lobos.

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