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¿Por qué es un golpe a Telefónica que Bruselas vete la venta de O2?

El actual presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, y el anterior César Alierta en una imagen de archivo.

Marta Garijo

La Comisión Europea ha prohibido la venta de O2 –filial de Telefónica en el Reino Unido– a Hutchison, el consorcio con sede en Hong Kong. Con esta decisión, Telefónica sufre un revés en su estrategia de reducción de deuda dado que esta operación estaba valorada en 10.500 millones de libras (unos 13.000 millones de euros).

Bruselas ha considerado que esta venta podía perjudicar a los usuarios que tendrían menos posibilidad de elección y pagarían precios más elevados. Y es que el plan de Hutchison era crear un megaoperador fusionando O2 con su compañía Three. Esto supondría también la reducción del mercado de telefonía de Reino Unido a tres grandes operadores: Vodafone, Everywhere Everywhere de BT y el resultante de la fusión.

El movimiento de la Comisión complica el camino de Telefónica para reducir su elevada deuda de casi 50.000 millones de euros. Ahora la operadora tendrá que ver cómo enfrenta su futuro para poder hacer frente a esta abultada cifra cuyo pago de intereses en 2015 supuso un desembolso de 2.500 millones de euros. Al problema del abultado apalancamiento de la compañía se suma el tiempo utilizado en esta operación que se ha alargado desde marzo de 2015.

La única declaración oficial de Telefónica ha sido publicar un hecho relevante con la decisión de Bruselas y una línea asegurando que “Telefónica mantiene los objetivos financieros, el ratio de apalancamiento y la política de dividendos propuesta”. Sin embargo, no especifica cómo conseguirá esto.

La decisión no pilla desprevenida a la compañía después de que ya el regulador británico hubiera pedido a Bruselas que prohibiera la operación. La otra opción era que la empresa china realizara fuertes desinversiones para que no hubiera un freno a la competencia, pero las condiciones ofrecidas por esta de reducción de activos y dar acceso a su red a las operadores virtuales no han convencido a Bruselas que apunta que “no resolvían los problemas estructurales”.

Cómo reducir la deuda

El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, ya se había referido en varias ocasiones a la posibilidad de que la operación no saliera adelante. En una conferencia con analistas tras la presentación de sus últimos resultados Álvarez-Pallete reconoció que Bruselas podría vetar esta operación. Esa posibilidad no era contemplada por su predecesor en el cargo, César Alierta, que estaba “convencido” en febrero de este año en Hutchison convencería a las instituciones.

Frente a la anterior postura, Álvarez-Pallete en la charla con analistas abrió la puerta para un plan B para mejorar las cuentas de la operadora. Entre las opciones que se barajan para hacer caja se encuentra, por ejemplo, la salida a bolsa de Telxius, la filial de torres para móvil y redes. Además, cabe la posibilidad de que las próximas emisiones de deuda de la compañía sean en productos híbridos o la amortización de autocartera.

En la nueva hoja de ruta, también está la opción de vender O2 a otro operador bien en su totalidad o por partes. Varias operadoras habrían mostrado ya su interés como Liberty, Illiad o Sky. Antes de que fuera oficial la decisión de Bruselas, Liberty mostraba su interés por la filial británica de Telefónica. “Tenemos en cuenta todas las opciones del mercado y sería extraño que no evaluáramos esa opción”, aseguraba el jefe de la compañía, Mike Fries, en una conferencia con analistas.

Otra de las incógnitas que se abre ahora es la del pago del dividendo a los accionistas. Alierta había garantizado el pago del dividendo a los accionistas de 0,75 euros durante los próximos diez años. Un golpe de efecto después de que la operadora suspendiera el pago de dividendo en 2012. “Mientras yo sea presidente, el dividendo se pagará”, dijo Alierta a finales de febrero en un encuentro con los medios. Eso sí, la compañía condicionaba la forma del pago a cómo se cerrara la operación de O2. En el caso de que no se cerrara o se retrasara la operación, la primera parte del dividendo se pagaría en efectivo (0,40 céntimos) y la segunda parte en acciones (0,35 euros).

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