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Audi Q2, coqueto y más amplio de lo esperable

El Audi Q2 mide 4,19 metros de longitud, convirtiéndose en el SUV más pequeño de la marca.

Pedro Umbert

Los fabricantes de coches se hallan inmersos en una vorágine de diversificación de sus gamas que, llevada a la caricatura (o al ideal), supondría construir un vehículo diferente para cada cliente. Sin llegar a esos extremos, Audi ofrece, por ejemplo, un escalonamiento sumamente fraccionado de su oferta de SUV, desde aquel primer Q7 que marcó una época hasta el nuevo Q2, que presenta las dimensiones de un modelo compacto de toda la vida.

Para tener solo 4,19 metros de longitud, el pequeño y coqueto todocamino alemán brinda un espacio sobresaliente para cuatro ocupantes (un quinto va encajonado en exceso); los de las plazas traseras, si bien no miden más de 1,90, disponen de espacio suficiente para piernas y torso sin tocar ni con el respaldo delantero ni con el techo, lo cual es posible gracias a una construcción del coche que ha reducido al mínimo los voladizos para darle todo el protagonismo a la batalla y, por tanto, al habitáculo.

En algún momento es posible echar en falta más huecos portaobjetos en el interior, especialmente uno para las gafas de sol o de repuesto, por lo que en la práctica se acaba utilizando los posavasos para todo. En cuanto al maletero, no es enorme ni cabe esperarlo, y sin embargo tiene más capacidad (405 litros) que el de un Audi A3 y únicamente 55 litros menos que el de un Q3, el modelo inmediatamente superior en la gama.

Una vez pulsado el botón de arranque se tienen sensaciones contradictorias. Inevitablemente, uno advierte que está en un Audi, por la atmósfera general y el remate impecable de todo, pero el ruido del motor diésel de la unidad de pruebas llega con una intensidad desconocida en la marca de Ingolstadt. Algunos plásticos desmerecen de lo acostumbrado y crean un acusado contraste con elementos sofisticados como las luces interiores que responden al tacto.

Con el propulsor TDI de 190 caballos, el más potente disponible, y el cambio automático S Tronic de siete velocidades, el Q2 dispone de potencia sobrada con un consumo medio que no llega a los 7 litros/100 km. A baja velocidad la dirección nos ha resultado demasiado pesada, en parte por la ancha sección de neumático, pero responde siempre con rapidez a los mandatos del conductor.

La tracción total quattro, obligada con este motor, aporta siempre un plus de seguridad y permite adentrarse con garantías por caminos que no sean complicados en exceso. Los 145 mm de altura libre al suelo no dan para mayores alegrías off road.

Si bien el precio de esta versión ronda los 40.000 euros, el equipamiento de serie no es abundante sino que obliga a engrosar la factura si se pretende contar con algunos de los incontables sistemas de seguridad y multimedia disponibles. Algunos de los más apetecibles son, a nuestro juicio, el Audi Drive Select para regular el comportamiento del coche, el virtual cockpit o cuadro de instrumentos configurable y el control de velocidad adaptativo.

Otros elementos prácticamente generalizados en los coches de hoy, como el arranque sin llave o el asistente de precolisión, se antojan imprescindibles en un modelo de este estatus y precio sin necesidad de pasar por caja.

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