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El buque Insignia de Opel se actualiza para una nueva era

Opel Insignia Grand Sport.

Pedro Umbert

El Opel Insignia llega a su segunda generación con un bagaje a sus espaldas de 940.000 unidades vendidas en toda Europa, más de 76.000 de ellas en España, y a la espera de la orientación que quiera dar al modelo y a la marca el nuevo propietario de todo, el grupo francés PSA Peugeot Citroën.

De hecho, PSA ha participado ya en el desarrollo del nuevo Insignia, que estará en los concesionarios en junio en la versión de cinco puertas (Grand Sport) y después del verano en la familiar o Sports Tourer. La berlina tendrá un precio comprendido entre 28.658 y 37.488 euros, la variante de cuatro puertas desaparece, surge una declinación crossover y continúan las de tracción a las cuatro ruedas.

El diseño del modelo se afina con respecto a la primera generación, tomando como ejemplo los rasgos del prototipo Monza, y traslada esa misma cualidad al interior del vehículo, más limpio y menos cargado de botones, que además se presentan en tres conjuntos bien delimitados; de arriba abajo en la consola nos encontramos los que regulan el infoentretenimiento, la climatización y los ajustes del propio vehículo.

En el habitáculo se ha procedido a modificar la altura del asiento del conductor –uno de los aspectos más criticados del primer Insignia–, que ahora se halla 30 milímetros más cerca del suelo. El conjunto pesa hasta 175 kilos menos (hasta 200 en el Sports Tourer), de los que 59 corresponden solo a la carrocería, y ello redunda en mejoras del consumo sin afectar a la rigidez estructural, que de hecho aumenta un 9%.

Las plazas traseras ofrecen 25 milímetros suplementarios para las piernas, en tanto que la cota de altura mengua ligeramente debido seguramente al diseño de coupé de cuatro plazas que se ha querido para el nuevo modelo. Disminuye también el espacio disponible en el maletero (490 litros), aunque sigue siendo satisfactorio, muy aprovechable y fácil de cargar gracias al sistema de portón trasero. La versión familiar, por su parte, cuenta ahora con 130 litros más de capacidad: 560, que llegan a 1.665 con los asientos traseros abatidos.

Para el Insignia podrá elegirse entre tres motores de gasolina y tres diésel. En la primera categoría debuta el propulsor 1.5 turbo con dos potencias distintas, 140 y 165 caballos, y cambio manual de seis marchas o automático también de seis velocidades en la segunda variante, al que se suma un 2.0 turbo de 260 caballos y transmisión automática de ocho relaciones.

Los turbodiésel son un 1.6 de 110 o 136 CV, el primero manual y el segundo manual o automático de seis velocidades, y un 2.0 de 170 CV que está disponible con caja manual o automática salvo que se trate de la versión 4x4, en cuyo caso la transmisión es necesariamente manual de seis marchas. La tracción a las cuatro ruedas puede asociarse también al motor 2.0 turbo de gasolina.

Entre la abundante dotación posible hay que destacar el chasis adaptativo FlexRide con tres modos de conducción, el asistente personal de conectividad y Opel OnStar para ayuda de emergencia, alertas de salida de carril y de tráfico trasero, información proyectada en el parabrisas y control de velocidad adaptativo.

Merecen una mención especial los nuevos asientos delanteros ergonómicos y la versión mejorada del sistema de iluminación matricial IntelliLux Led, con el que las luces largas aumentan su alcance hasta los 400 metros.

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