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Los climas extremos son la prueba del algodón en el desarrollo de nuevos modelos

Ford Focus sometido a pruebas climatológicas extremas.

Pedro Umbert

Como puede imaginar cualquier lector, por poco interés que le despierten los coches, cada nuevo modelo es sometido a exigentes y largas pruebas de todo tipo durante su fase de desarrollo. Se trata de garantizar que no fallará o se deteriorará de forma prematura, por ejemplo, al enfrentarse a temperaturas extremas, desde los -40º de media de Siberia en invierno a los más de 60º sobre cero del desierto de Lut.

Así se explica que uno pueda encontrarse hace apenas unos días en Escandinavia un coche que todavía no se comercializa pero del que todo el mundo habla: el famoso Tesla Model 3, sí, ese por el que miles de fans pagaron 1.000 dólares de reserva antes incluso de que Elon Musk, el gurú y creador de la marca, se subiera al escenario para presentarlo.

Además de las pruebas in situ existen otras maneras de testar los futuros modelos de producción, del mismo modo que un corredor obtiene en ocasiones más provecho del trabajo en gimnasio que de machacarse sin descanso en la pista. Así cuenta Seat con una cámara que reproduce todos los climas del mundo y más, porque somete a coches y componentes a temperaturas que oscilan entre los -40 grados y los 110 positivos.

También se anticipan en la marca española a los estragos del clima en zonas de costa. En una sala adyacente a la anterior recrean las condiciones de salinidad y humedad de estos lugares críticos para todo vehículo con el fin de asegurarse de que las piezas no sufren corrosión a pesar de permanecer a la intemperie durante un periodo prolongado.

En las instalaciones de Seat disponen de grandes arcones donde las ruedas, los salpicaderos y otros componentes se exponen al frío extremo con el objetivo de verificar su durabilidad.

El color de la carrocería es otra cuestión capital que debe cuidarse al máximo. Uno de los operarios de la marca explica: “Si el cliente vive en México y el coche está expuesto día tras día al sol meridional, tenemos que asegurar que el color no se degrade” o muestre un envejecimiento prematuro. Para eso cuentan con el Xenotest, que simula la luz solar y sus efectos en una instalación donde las piezas permanecen 120 días.

Otros fabricantes han creado infraestructuras similares a las de Seat o se disponen a construirlas. Ford pretende terminar a finales de este año en Colonia su Fábrica del Tiempo, en la que aspiran a reproducir otras magnitudes igualmente valiosas para garantizar la calidad de sus productos.

El objetivo es que apretar un simple botón sirva para simular la altitud del Mont Blanc (o incluso superior: hasta 5.200 metros), temperaturas entre -40º y +55º, una humedad del 95% y velocidades de vehículo y viento de hasta 250 kilómetros por hora.

El centro de Ford en Colonia, su sede europea, tendrá el tamaño de un campo de fútbol y albergará dos túneles de viento, un laboratorio de altitud elevada y cuatro cámaras de pruebas con control de temperatura, en tres de las cuales podrán realizarse test de humedad.

Las instalaciones también permitirán calibrar la respuesta de los automóviles de altas prestaciones de la marca en presencia de vientos de alta intensidad, además del efecto que produce en estos vehículos deportivos la propia velocidad que son capaces de desarrollar.

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