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Las barras portaequipajes tiran a la basura casi 400 millones de litros de combustible

SUV y barras de techo; el peor favor al esfuerzo en ahorrar combustible.

Jorge Castro

378.541.200 litros, o redondeando y en magnitudes americanas, 100 millones de galones de combustible se consumen sin sentido al año solo en Norteamérica. La aerodinámica del automóvil es uno de los puntos más críticos a la hora de optimizar el consumo, junto con la fricción sobre el suelo, la eficacia térmica del motor y el peso del conjunto.

Y es que el aire es un muro invisible. Cuando se circula por encima de los 60 kilómetros por hora su curioso comportamiento hace que el rozamiento se incremente al cuadrado de la velocidad. Por ello los fabricantes exhiben con orgullo el coeficiente de penetración (Cx) más bajo posible (por debajo de 0,30, fetén) pero al mismo tiempo lo echan a perder cuando diseñan o hacen posible la adaptación de elementos estéticos o de carga como las barras portaequipajes.

Publicado recientemente en la revista especializada Energy Policy, el estudio ha tenido en cuenta el uso real de los sistemas de carga. La primera fase, ha consultado a usuarios mediante decenas de miles de formularios distribuidos en los foros de internet más notables, en combinación con la plataforma de trabajo colaborativo Amazon Mechanical Turk que ha puesto a otros miles de trabajadores puntuales a confirmar, a pie de carretera, el uso real que se hace de barras, baúles, portabicicletas y demás bacas colocadas en un parque móvil de más 257 millones de vehículos.

La conclusión además de ser demoledora en términos absolutos, pone de manifiesto que el mal uso de esto dispositivos y su progresiva popularización (no hay SUV que no disponga de barras longitudinales a las que añadir de forma económica las malditas barras transversales), desperdiciará más de 1.200 millones de galones de aquí al año 2040. Multiplica la cifra por 4 para redondear la conversión a litros ¡y se acaba el petróleo!

Entre las soluciones, la concienciación por la vía de la multa parece ser la más adecuada. Se baraja la posibilidad de etiquetar de forma complementaria a los vehículos una vez que monten dispositivos de carga sobre el techo, e incluso, recetar a aquellos conductores que directamente las lleven montadas sin darles uso. En opinión del equipo de investigación, “los resultados sugieren que las políticas de ahorro de combustible deberían enfocarse en reducir el número de vehículos que circulan con los portaequipajes vacíos”.

Y es que de nada sirve pelearse contra el viento con diseños que cortan el aire si después nos empeñamos en estropear ese sesudo flujo de aire con un par de hierros atravesados sobre el techo de los que nunca nadie se acuerda.

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