Ruta (económica) por el París más alternativo

Interior de La bellevilloise. Flickr.

Elisa Caballero

París, la ciudad eterna, permanece inalterable al paso del tiempo. Los enamorados y enamoradas de París siguen creciendo y ella se deja querer. Esta ciudad, cuya belleza resplandece en cada esquina y nos hace caminar con una sensación de júbilo constante, tiene un gran inconveniente: sus precios. Es una de las urbes más caras del mundo, símbolo del lujo y el buen gusto. Sin embargo, si se conoce un poco más a fondo, si se callejea por determinados lugares y si se va a los sitios adecuados, también se pude disfrutar de un París diferente, al tiempo que ‘low cost’. A continuación, ofrecemos varias recomendaciones:

La bici, el mejor medio de transporte

Qué mejor manera de desplazarse por París que en bicicleta. Velib’ Paris, un sistema de bicicletas compartidas: hay alrededor de 1200 estaciones repartidas por toda la ciudad y, aunque los parisinos tienen su abono anual, existe la posibilidad de alquilarlas por días. Por 1,70€ podemos tener acceso a todas las bicicletas durante 24 horas. El único requisito es que los desplazamientos no pueden extenderse más de 30 minutos entre una estación y otra, pero podemos coger la bicicleta tantas veces como queramos durante un día.

Templos de la cerveza barata

En la Rue des Écoles encontramos el 2bis Café. Muy cerca de la Sorbona, el ambiente universitario reina entre sus alargadas mesas, lugares perfectos para recrearse en conversaciones delante de cervezas baratas. La pinta cuesta 3€ y tienen una tabla de quesos deliciosa. Recomendamos llegar antes de las 20h si quieres encontrar sitio libre.

Seguimos con cervezas baratas (pintas a 2,5€) en La Couronne de Belleville. El barrio de Belleville, que destaca por su multiculturalidad y diversidad, ha experimentado un proceso de transformación en los últimos años: el aburguesamiento del barrio está atrayendo a nuevos habitantes y establecimientos con la consecuente subida de precios. Este polémico proceso de gentrificación cuenta tanto con detractores como adeptos. Uno de esos lugares de resistencia es La Bellevilloise, fundada en 1877, tras el periodo de La Comuna de París. Fue la primera cooperativa parisina que tenía como objetivo permitir el acceso a la educación política y a la cultura de las clases populares. Los años fueron transformando este espacio y, desde 2005, se ha centrado en ofrecer actividades artísticas independientes y en favorecer la emergencia de grupos jóvenes del distrito. Recomendamos echar un vistazo a su programación y visitar esta “fortaleza de la cultura alternativa”.

Comida tradicional por 10 euros

Para comer, es indispensable pasar por Bouillon Chartier, un restaurante que se ha convertido en leyenda. Llevan más de 100 años sirviendo comida tradicional francesa por 10€ el plato. Rodeado de una atmósfera que permanece inalterable al paso del tiempo y de camareros y camareras muy agradables, este restaurante se convierte en una parada obligatoria para todo aquel que quiera experimentar en primera persona la auténtica vida parisina.

Cerca de la Plaza de la República, se erige otro de los templos de la música alternativa de París. Bautizado con el nombre de los establecimientos de comida, Alimentation Générale abre sus puertas con el espíritu de la tienda de comestibles de la esquina. A la vez pub, sala de conciertos y restaurante, ALG acoge entre sus muros la diversidad y el eclecticismo. Sus conciertos y sesiones son gratuitos, la mayoría, o cuestan 10 € con consumición.

Espacios solidarios y colaborativos

Si nos desplazamos (en bicicleta velib’, claro) a la margen izquierda del río Sena, no podemos dejar de recomendar Les Grands Voisins o La Fábrica de Bienes Comunes. Se trata de un hospital abandonado que el ayuntamiento de París ha cedido al vecindario para que hagan uso de sus espacios. La ambición central de este proyecto es el bien común. Aloja a personas sin hogar, acoge asociaciones y empresas solidarias, favorece la presencia de artesanos y artistas que comparten herramientas y espacios de trabajo, y organiza actividades culturales, deportivas y pedagógicas abiertas a los residentes y turistas. Además, cuenta con un bar-restaurante con precios muy bajos que sirve comida de inspiración africana los miércoles y jueves a mediodía, y que organiza a menudo debates, conciertos y cine-fórum.

Siguiendo en la margen izquierda del río, llegamos al distrito 13, uno de los barrios del París Comunero. Le Temps des Cerises es un restaurante con encanto que funciona como cooperativa, sin jefes y con reparto igualitario de los beneficios. El menú del día cuesta 13€ y merece la pena sentarse en sus mesas e imaginarse en los tiempos revolucionarios de La Comuna.

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